Sanidad abre la puerta a que los vacunados con AstraZeneca elijan el suero de la segunda dosis

El departamento capitaneado por Carolina Darias mantuvo en un primer momento que la decisión adoptada por la Comisión de Salud el martes era firme. A todos esos profesionales se les completaría la pauta con Pfizer. Una decisión controvertida. Va en contra del criterio de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y de varias sociedades científicas. Sin embargo, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Francia o Suecia ya aplican esta medida. La ministra ni siquiera sometió la propuesta a votación, sabedora del rechazo de varias autonomías.

Pero, cuando parecía que el tema se había cerrado, Darias abrió una nueva puerta, y por ella dio paso, de nuevo, a la incertidumbre. Planteó supeditar a la valoración del Comité de Bioética la posibilidad de que los menores de 60 años ya vacunados con AstraZeneca puedan elegir el preparado de la segunda dosis: Pfizer o el suero británico. Nuevo lío.

Esta decisión supone una traba más en la planificación de la campaña de las comunidades. Según pudo saber este diario de fuentes acreditadas, este miércoles en la Interterritorial no se les trasladó ningún plazo sobre cuándo llegará la resolución del Comité de Bioética. La ministra, en rueda de prensa, aseguró que la solución se tomará «en breve». Una vez se adopte, agregó, se podrá comenzar a citar a estos trabajadores para completarles la inmunización.

No solo parece que el estudio 'CombiVacs', encargado por Sanidad con una muestra muy reducida de 676 voluntarios, no ha servido para resolver el embrollo con AstraZeneca, sino que ahora el Ministerio abre una posibilidad que no ha ofrecido en toda la campaña: la opción de los ciudadanos a elegir la vacuna. Hasta ahora habían sido las autoridades sanitarias, a través de la Estrategia de Vacunación, las que indicaban el suero idóneo para cada colectivo y grupo de edad. Este miércoles, el propio Ministerio puso la primera piedra para cambiar esta norma.

Ya sea con Pfizer o con AstraZeneca con lo que se completa la pauta a estos profesionales, lo que es seguro es que la campaña se enfrenta ahora a otro problema. Faltan dosis. Osakidetza no cuenta a día de hoy con unidades del preparado británico suficientes para ofrecerlas a esos 83.300 empleados esenciales, de los que 50.000 deberían recibir el segundo pinchazo antes de que acabe mayo. Euskadi guarda 17.205 inyectables de AstraZeneca y está a la espera de saber qué partida recibe de las 261.000 que llegarán a España esta semana. Con esta fórmula sí que está previsto completar la pauta desde mediados de junio a los 175.000 sexagenarios vascos a los que también se ha vacunado con este suero.

La alternativa con Pfizer también traerá consecuencias. Según explicó Sagardui, obligaría a Osakidetza a destinar durante «dos semanas» la práctica totalidad de los lotes entrantes de este fármaco a completar la pauta de los empleados esenciales, sin dejar de lado a aquellos vacunados con Pfizer a los que durante esos quince días les toca el segundo pinchazo. Esto implicará que, durante este periodo, en Euskadi «prácticamente no se pondrían primeras dosis» de la fórmula en la que se apoya la estrategia de inmunización en Europa.

La principal derivada será una ralentización de la campaña. Se garantizará que todas estas personas completen al fin el ciclo vacunal. Y eso es muy positivo. Sin embargo, se retrasará durante esas semanas el llegar con una primera dosis a un mayor número de personas. Ni empleando las 10.800 unidades de Pfizer que aún se guardan en la cada vez más reducida reserva estratégica vasca se salvaría este problema. Se complica así la previsión de comenzar a pinchar a menores de 49 a mediados de junio. Una solución a este problema sería que Sanidad aumentase las partidas Pfizer que envía a Euskadi y que ha recortado en dos ocasiones en menos de un mes. Este miércoles el Ministerio no planteó esta posibilidad.