Un macroestudio vuelve a poner en entredicho el tacto rectal para la detección del cáncer de próstata
Los especialistas defienden, aún así, la prueba porque consideran que sigue sirviendo para salvar vidas, «por pocas que sean»: «Más vale meter el dedo que meter la pata», dicen
Un macroestudio, que supone el análisis de las pruebas realizadas a más de 85.000 pacientes, ha vuelto a poner en entredicho el uso del ... tacto rectal para la detección del cáncer de próstata. Urólogos de todo el mundo continúan practicando un examen que la ciencia insiste en considerar inútil una y otra vez. El último trabajo que ha llegado a esta conclusión acaba de publicarse en la revista oficial de la Asociación Europea de Urología, 'European Urology Oncology', y sus conclusiones son categóricas. La exploración digital de la próstata no aporta beneficio alguno ni como examen aislado ni como complemento de otros. Pero los especialistas consideran que tienen argumentos de peso para ponerlo en valor. «Más vale meter el dedo que meter la pata», defiende el secretario general de la Asociación Española de Urología, Venancio Chantada Abal.
La próstata es la glándula masculina encargada de segregar los fluidos que conforman el semen y el cáncer es una de las dos grandes enfermedades que puede padecer, sobre todo a partir de los 60 años. Curiosamente, las dos principales pruebas para su detección temprana están en entredicho desde hace más de una década, lo que ha obligado a los especialistas a refinar su utilización mediante el establecimiento de criterios médicos muy precisos. Si no se busca el cáncer prostático a través de una proteína llamada PSA ni se practican tactos rectales, ¿qué herramientas les quedan a los urólogos para detectar a tiempo o verificar el estado de salud de un varón? En realidad, alguna hay. Existe la posibilidad de realizar una ecografía, pero según cuentan, sus resultados, de forma aislada, serían insuficientes para tomar una determinación clínica razonable.
El último trabajo que ha puesto en tela de juicio el valor del tacto rectal es en realidad un metaanálisis que ha combinado datos de ocho grandes estudios internacionales en los que participaron 85.738 pacientes. El estudio, firmado por el Centro Oncológico Integral de Viena, ligado a la Universidad de la ciudad centroeuropea, sugiere que la búsqueda con los dedos corazón e índice de anomalías prostáticas no resulta más eficaz que la prueba del PSA ni sola ni en combinación con ella.
Los urólogos necesitan herramientas
Los autores del informe concluyen, por este motivo, que el tacto rectal «puede no ser tan efectivo como se esperaba en la detección de rutina del cáncer de próstata, especialmente en ausencia de síntomas o signos específicos». El jefe del Departamento de Urología en MedUni Viena, líder del estudio, aseguró tajante que «la validez de este examen no es particularmente impresionante, lo que sugiere que puede no ser necesario realizarlo de forma rutinaria como parte del cribado en ausencia de síntomas o signos clínicos».
Los principales síntomas del cáncer de próstata son, entre otros, la dificultad para orinar, en ocasiones con dolor, incluso ardor; un flujo de orina débil; una micción frecuente, especialmente por la noche: y la sensación de que la vejiga de uno sigue llena por mucho que acuda al baño. El dilema al que se enfrentan los urólogos es que el cáncer de próstata, muy frecuente pero poco mortal, resulta muy complejo de diagnosticar y las pruebas que se usan para verlo no son plenamente eficaces.
«Los urólogos solemos decir que 'más vale meter el dedo que meter la pata'»
Venancio Chantada Abal
Secretario general de la Asociación Española de Urología
La principal de ellas es la detección en sangre de esa proteína PSA (siglas en inglés de Antígeno Prostático Específico), que se altera y se reproduce con mayor facilidad cuando aparece una enfermedad tumoral. Pero ese indicador presenta dos complicaciones. El primero es que su mayor presencia en el torrente sanguíneo puede deberse también a una enfermedad benigna de próstata (prostatitis), un agrandamiento propio de la edad que tiene otro tratamiento específico. La manipulación de la próstata, además, favorece una mayor proliferación de proteínas PSA. Para colmo, el examen ofrece una elevada proporción de falsos positivos, lo que obliga a realizar varias punciones en la próstata del paciente con el consiguiente riesgo de favorecer incontinencia urinaria, fecal e impotencia sexual.
Las manos de un experto
Las carencias de este análisis se intentan suplir con otras dos pruebas. La realización de una ecografía ayuda, pero las imágenes obtenidas con ella tampoco son específicas de cáncer. La tercera es el tacto rectal, que también se usa para la búsqueda de la enfermedad benigna, pero puesto una y otra vez bajo la sombra de la sospecha. «A partir de los 60 años, y especialmente desde los 65, el tacto rectal debe formar parte de las pruebas de rutina de los úrólogos», defiende Chantada Abal. «No lo denostaría ni defendería que se aplique a todo el mundo, pero hay un grupo pequeño de pacientes con cánceres muy agresivos que no producen PSA. Sólo las manos de un urólogo con experiencia pueden servir para detectarlo a tiempo y poder iniciar un tratamiento, en caso de que se considere necesario». detalla el experto. «Aún sirve para salvar vidas», subraya.
Una de las críticas que con frecuencia se vierten en contra de esta práctica es que los dedos del especialista no permiten palpar el conjunto de la próstata. Siempre habrá alguna zona que escape a su control, donde puede anidar el tumor que se busca. «Sólo palpando podemos comprobar su tamaño y consistencia. Explorar la glándula y no encontrar nada puede resultar muy tranquilizador para el paciente, al que, por cierto y lógicamente, siempre se le pregunta si quiere someterse a un tacto rectal. La decisión es suya», subraya el experto de la Asociación Española de Urología.
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