Aumenta el consumo de tranquilizantes con y sin receta entre los estudiantes vascos
El Instituto Deusto de Drogodependencias constata un ligero descenso en el uso de alcohol, tabaco, cannabis y otros estupefacientes, aunque «siguen en niveles muy altos»
El consumo de hipnosedantes entre los estudiantes de enseñanzas secundarias vascos ha crecido durante la pandemia. La encuesta que cada cinco años elabora el Instituto Deusto de Drogodependencias, en colaboración con el Departamento de Salud del Gobierno vasco, revela que un 7% de los adolescentes que completaron los cuestionarios –realizados entre octubre de 2021 y abril de 2022– aseguraron haber tomado psicofármacos con receta en el último año –en 2017 eran un 5,2%– y un 3,3% haberse automedicado con este tipo de sustancias –hace cinco años eran un 2%–.
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El director del centro de estudios, Álvaro Moro, ha explicado que en esta «foto fija» tendría «sentido» la «relación» de este incremento con la crisis sanitaria. «Estos mismos resultados los obtuvo la encuesta ESTUDES (del Ministerio de Sanidad) hace un año y preguntaron en lo peor de la pandemia», ha indicado. Aunque no se atreve a «hablar de causalidad», sí que considera que hay «aspectos y vivencias» como la pérdida de familiares, la enfermedad y «la propia falta de socialización» que han hecho que el uso de este tipo de sustancia haya aumentado.
El experto ha insistido en que, en el caso de quienes recurren a «tranquilizantes, sedantes o somníferos» con receta, está claro que «hay una dispensación médica, que está muy controlada por parte de los médicos de familia y pediatras; no es una dispensación a la ligera». Los que no tienen prescripción, entiende Moro que «disponen de esos medicamentos en su domicilio familiar o que los comparten entre compañeros, especialmente compañeras, porque son las chicas las que más consumen».
Un 9,2% de las jóvenes encuestadas utiliza estos fármacos de manera 'legal', frente al 4,5% de los varones. Las que recurren a los hipnosedantes sin consultar con un facultativo ascienden al 5,3%, mientas que los chicos que hacen lo mismo son un 2,5%. Consideran los investigadores que estas sustancias no las usan «de forma lúdica», sino para minimizar «la ansiedad, conseguir calma, apaciguar determinados malestares...».
Otro dato significativo que ha proporcionado esta última edición de Drogas y Escuela, que se realiza desde el curso 1981-1982, es que los consumos de drogas legales e ilegales descienden desde los máximos históricos, que se alcanzaron en 2006. En cualquier caso, ha puntualizado Moro, «siguen en niveles muy altos», y ha puesto como ejemplo que «el 32% de los jóvenes de 16 años han sufrido una intoxicación etílica en el último mes», un dato a todas luces «preocupante».
Las sustancias con potencial adictivo más utilizadas, como en entregas anteriores de la encuesta, son las que los mayores de edad puedan adquirir de forma lícita: alcohol y tabaco. La proporción de estudiantes que aseguran haber bebido en el último año asciende al 54,6% –en el anterior informe eran un 59,1%– mientras que los que han fumado en el mismo período son un 28,6% –hace cinco años, un 32,1%–.
Lonjas y ocio nocturno cerrados
El cannabis es la primera droga ilegal, con una prevalencia del 17,4%. En el anterior informe, el dato superaba el 25,5%. El resto de sustancias presentan consumos mucho las reducidos. La cocaína se queda en un 2,2% y su consumo en el último mes (1,2%) es casi seis veces menor que hace 15 años; las anfetaminas las han ingerido el 1,8% en el último año; el éxtasis un 2,2%; los inhalables el 1,4%; y el resto de las estupefacientes estudiados se sitúan por debajo del 1%.
La directora de Salud Pública y Adicciones, Itziar Larizgoitia, ha incidido en que, en otras encuestas realizadas a nivel estatal, se aprecia que «el consumo de alcohol, tabaco y hachís» en Euskadi es «uno de los más altos del Estado». «Estamos hablando de menores; son consumos muy elevados», ha alertado. La representante del Gobierno vasco también ha matizado que, si bien «es verdad que la tendencia es decreciente», es necesario esperar a ver si continúa en el tiempo porque la encuesta, en la que participaron más de 6.000 jóvenes de entre 12 y 22 años, se realizó «en un momento especial en la vida de todos». De hecho, ha precisado Moro, cuando comenzaron a completarse los cuestionarios, «las lonjas juveniles y el ocio nocturno estaban clausurados».