Las orcas atacan por primera vez dos veleros en las costas vascas y crean momentos de pánico

Hasta ahora, estas acciones por parte de orcas se habían limitado al Estrecho del Gibraltar, donde distintos grupos de esta especie se habían instalado dada la facilidad para encontrar comida, en especial, atunes. Desde 2020, estos animales han hundido siete veleros y han interactuado cientos de veces con otras embarcaciones. En ocasiones, sin causar grandes daños, pero también se han dado casos de rotura del timón, lo que ha dejado los barcos a la deriva, teniendo que ser rescatados.

El grupo de orcas que ha protagonizado los dos ataques en aguas vascas ya había sido visto en los últimos días por pescadores que zarpaban lejos de la costa en busca de bonitos. El primero de los encuentros lo sufrió un velero francés a dos millas al norte de Deba. Según el mensaje de socorro recibido el lunes por el centro de mando de Salvamento Marítimo de Bilbao, un grupo de cetáceos había embestido el casco de su embarcación y le había destrozado la pala del timón. Además, los golpes habían abierto una vía de agua en la quilla. El buque de rescate 'Salvamar Orión', de veinte metros de eslora, zarpó en su ayuda desde Pasaia. Al llegar a la altura del barco galo comprobaron que no había heridos ni había riesgo de hundimiento, pero decidieron remolcarlo hasta Getaria. A las 17.37 consiguieron entrar en el puerto guipuzcoano sin problemas.

El segundo encuentro con las orcas tuvo lugar ayer martes a ocho millas al norte de Cabo Villano, en aguas vizcaínas. El velero 'María', de diez metros de eslora, fue alcanzado por una pareja de esta especie alrededor de las diez de la mañana. En un primer momento, los tripulantes siguieron las recomendaciones habituales de seguridad, que proponen detener la navegación para que la orca cese su persecución y deje de 'jugar' con la embarcación. Sin embargo, dado que los dos cetáceos no dejaban de embestirla decidieron conectar el motor de nuevo y huir a toda máquina en dirección a la costa.

Los daños en el timón habían sido leves, por lo que el patrón consiguió gobernar el barco y llegar por sus propios medios al puerto de Getxo. Allí solicitó que lo subieran al muelle para comprobar la avería. En ese momento vieron como la parte inferior de la pala había sido arrancada. Según testigos, los navegantes relataron que habían vivido momentos de pánico. «Hemos pasado un miedo terrible», confesaron a las personas que se encontraban en el muelle.

Los dos ataques a veleros en las costas vascas se producen en una situación paradójica. Las interacciones entre estos animales y los barcos han descendido de forma significativa en el Estrecho. El número de ataques de orcas ha bajado un 43% entre enero y mayo de este año respecto a las cifras registradas desde 2021. En este 2025 se han contabilizado 25 de estas interacciones, exactamente la mitad que en 2024 y muchas menos que el máximo de 61 alcanzado en 2023. Estos datos fueron recopilados por Orca Atlántica, una de las organizaciones de referencia en el estudio de este grupo de cetáceos.

Según los expertos, el descenso de los contactos entre estos animales y los barcos se debe a que, tras las diferentes alertas, los navegantes han comenzado a tomar medidas de precaución y a evitar las zonas próximas a Cádiz en las que los mamíferos son más activos.

Pero, a comienzos de este mes, los investigadores de Orca Atlántica detectaron que estos cetáceos se han separado en dos grupos. Uno seguía en el Estrecho mientras que el segundo se encontraba en el Cantábrico. Por qué se produjo este cambio es una incógnita.

También se desconoce si entre los ejemplares que se han desplazado al norte se encuentran las gladis blancas, el nombre con el que se ha bautizado a los que han protagonizado la mayoría de los ataques. Estos animales iniciaron las colisiones con barcos durante la pandemia y han continuado con ellos cuando sus compañeros han dejado de hacerlo. Según los expertos, algún tipo de experiencia traumática es lo que les lleva a intentar detener los barcos con los que se cruzan.