Notting Hill, fundido a negro contra el turismo
Tras las huellas de Julia Roberts ·
Vecinos del barrio londinense ensombrecen la fachada de sus casas a fin de repeler el goteo de viajeros que se hacen fotos ante sus coloridas propiedadesDe Donostia a Génova, de Barcelona a Lisboa, de Palma de Mallorca a Londres… Las protestas contra el turismo de masas saltan de ciudad en ... ciudad con acelerada frecuencia. Las movilizaciones apuntan al mismo objetivo, aunque las tácticas de choque cambian en cada escenario. En la capital donostiarra, manifestantes se echaron a la calle días atrás exigiendo «parar la turistificación», los genoveses orquestaron un bullicio ensordecedor arrastrando maletas por calles adoquinadas y en la urbe portuguesa marcharon con el santo patrón de Padua rebautizado como 'san Antonio el Desalojado'.
En Notting Hill, el pintoresco distrito del oeste de la capital británica, algunos vecinos han decidido oscurecer las fachadas de sus atractivas viviendas. Están hartos de 'influencers' y grupos de viajeros que se fotografían frente a sus casonas de cuatro o cinco pisos, de las más caras y llamativas de la zona. Los turistas llegan en pelotón día tras día, verano e invierno, atraídos por la paleta de colores pastel, la gama de tonos brillantes y los juegos decorativos desplegados en el exterior de cada solar.
Muchos buscan localizaciones con reminiscencias de 'Notting Hill', la comedia que Julia Roberts y Hugh Grant rodaron en Portobello Road y otras calles en torno al famoso mercadillo londinense. Se plantan delante de la mítica puerta azul donde vivía el protagonista, frente al escaparate de la librería que regentaba o en jardines supuestamente conectados con la romántica película. Poco importa que el recuerdo sea real o ficticio. Otros viajeros posan ante residencias privadas simplemente porque son «muy coloridas», según explica un joven antes de hacerse un selfi. Eso sí, la mayoría carga al hombro una bolsa de algodón de la marca 'The Notting Hill Shopping Bag', insignia comercial promocionada en las redes sociales.
Un trío de propietarios ha tomado medidas drásticas a fin de frenar el incesante peregrinaje de intrusos y acabar con la plaga humana que invade sus espacios privados. Han repintado de negro el exterior de sus viviendas, eliminando a brochazos la capa morada o rosa que cubría los marcos de los ventanales y el ladrillo de las fachadas. Ahora intentan persuadir a otros inquilinos de la manzana a secundar su estrategia de «tonos más neutros» que puedan repeler el «molesto turismo de redes sociales». «Nuestra sección de la calle se ha convertido en un lugar cada vez más popular para los turistas de las redes sociales, (que vienen) atraídos por los brillantes colores de nuestras casas», escriben al resto de la comunidad en una carta filtrada a los medios.
¡Basta ya!
Se quejan en la misiva de «las constantes multitudes, el ruido, la basura y la falta de privacidad» y advierten que la situación está impactando negativamente en sus «vidas cotidianas». Porque, al parecer, no todos los visitantes se contentan con sacarse una o varias fotos con el colorido fondo urbano, sino que comen y dejan residuos en los escalones de las viviendas o invaden tramos de acera para cambiarse de vestuario y grabar vídeos con distintos 'looks' y posados. Otros se acercan en grupo, siguiendo a un guía, e intercambian impresiones con voces estridentes que traspasan muros.
Los turistas llegan en pelotón día tras día, verano e invierno, atraídos por la paleta de colores pastel y tonos brillantes
Los combatientes propietarios han hecho suyo el lema de que en la unión está la fuerza. Y piden voluntarios para actuar de «forma colectiva» a fin de ensombrecer las fachadas de sus millonarias residencias, intuyendo que el negro desluce en la pantalla del móvil o la tableta. «Quizá podamos recuperar algo de paz y privacidad en nuestra comunidad», sugieren. Por lo pronto, están sujetando cordones, cintas elásticas o cadenas a través del primer peldaño a nivel de la calle para ahuyentar a los desconocidos. Además, una señal recuerda al paseante que está entrando en una 'Zona tranquila'. 'Respete a los vecinos', añade el letrero en brillantes letras rojas.
La famosa puerta azul de 'Notting Hill' está señalizada en mapas electrónicos. La ubican en el 280 de Westbourne Park Road, casi en la esquina con Portobello Road. El solar existe, pero la puerta es una réplica de madera que ha recuperado el tono azulado después de que inquilinos anteriores la pintaran de rojo. La original se vendió en 1999, por unos 6.000 euros, en una subasta con fines benéficos. Curiosos y aficionados al cine siguen retratándose en este enclave de ensueño y emblema social del distrito.
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