Una mujer y 15 hombres en el organigrama del Athletic femenino. Llamativo, ¿no?
El Washington Post se hacía eco el pasado mes de enero del 'llenazo' en San Mamés con motivo del encuentro de Copa entre el Athletic ... femenino y el Atlético de Madrid: 48.121 personas. Que ganaran las colchoneras quedó en anécdota porque nunca había ido tanta gente a ver un partido de chicas. Ni en toda España ni en toda Europa. Casi tampoco en todo el mundo, con la excepción del Monterrey-Tigres, en México, que reunió a 51.21 aficionados. La respuesta de la afición rojiblanca fue, al margen de merecida por el logro deportivo, llamativa. Y demostró que, en cuestión de afición, a las mujeres del Athletic no se les queda grande San Mamés.
La idea es que eso no sean tan excepcional. Ni el dato de asistencia, ni que jueguen en 'La Catedral' Y parece que desde el Athletic la apuesta está hecha. No son sospechosos los rojiblancos de no promocionar al equipo femenino, sino todo lo contrario. Y, de hecho, hace unos días contábamos en este periódico cómo el club «profesionaliza su estructura femenina». También que el Athletic estudia mezclar chicas y chicos en alevines. Deberían hacerlo.
A propósito de esto de mezclarles se me viene a la cabeza el torneo de futbito infantil que disputaron a finales de agosto los niños y las niñas de un pueblito de León donde estaba pasando unos días de vacaciones. Es un pueblo pequeño donde los equipos de fútbol se forman con chicos y chicas de edades dispares. Porque no hay muchos niños en el pueblo y porque para ellos mezclarse para echar un partido es natural. Como mezclarse para ir en bici o para jugar a lo que sea. En el improvisado graderío del polideportivo estaban los niños demasiado pequeños para jugar y los que ya eran demasiado mayores para el campeonato infantil. Les pasó a los locales como a las chicas del Athletic, que perdieron (el equipo contrario les sacaba, de media, por lo menos una cabeza). Pero la afición respondió igual de bien que aquel día en San Mamés. '¡Alba, Alba!', '¡Diego, Diego!'... y así fueron repasando a voces el nombre de toda la plantilla (los iban rotando para que jugaran todos). Animaban igual a los chicos que a las chicas. Porque nadie estaba viendo a chicos y chicas, estaban viendo a un equipo.
Volviendo al caso del Athletic, precisamente por esa significativa apuesta que han hecho por el equipo de mujeres nos llamaba la atención el otro día que en el organigrama del área femenina hubiera solo una mujer. Una en un equipo de dieciséis personas. Seguro que en unos años habrá más, pero a día de hoy solo hay una. En respuesta a esto más de uno dirá que a los profesionales se les debe elegir por sus méritos, criterio más que justo y que comparto.
Pero ese argumento entonces lo que viene a decir es que no hay mujeres tan preparadas para esos puestos. Puede que en algún caso así sea, quizá en cargos que por sus características sean ocupados por personas que han hecho carrera en el fútbol. En ese caso seguro que había más candidatos que candidatas. Pero ¿ocurría eso en todos los casos? Probablemente no. Por eso resulta llamativo que entre el seguro amplio plantel de aspirantes solo una mujer haya sido incluida en este organigrama.
Que estas cosas no nos llamen la atención es también llamativo. Y sintomático. Imaginen ahora que el organigrama, no ya del Athletic masculino, sino de casi cualquier empresa fuera el siguiente: quince mujeres y un hombre. Llamativo, ¿no? Nos volvían a sacar en portada los del Washington Post.
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