El juez que ha reabierto los bares en Euskadi menosprecia el trabajo de los epidemiólogos

«El epidemiólogo es un médico de cabecera que ha hecho un cursillo. O sea, no nos pongamos... No hay doctorado de esto», lanzó despectivo Luis Garrido el lunes en una tertulia de Radio Popular. Fue el colofón a toda una reflexión en la que el magistrado minusvaloró de forma reiterada la aportación de estos especialistas a la resolución de la crisis del coronavirus. «Que te digan: 'Para que el virus se reduzca tiene usted que quedarse en casa, no hablar con nadie, no ir a ningún acto cultural ni hacer nada de nada...'. Eso se le ocurría a la gente en la Edad Media, incluso antes, en los países árabes», señaló.

Por si no quedaba claro, previamente había puesto un «ejemplo imposible»: «Supongamos que en Bizkaia suben un 2.000% las enfermedades de transmisión sexual. Y llego yo, el gran epidemiólogo de la zona, y digo: 'Muy fácil. Esténse ustedes dos años sin relaciones sexuales y bajará la curva. Hombre, para decir eso no añado ningún valor a mi trabajo. Mi trabajo prácticamente es cero».

El juez tuvo ocasión ayer de rectificar y lo hizo solo a medias. Preguntado por sus declaraciones en el magacín de ETB-2 'Qué me estás contando', concedió que la epidemiología -«y otras ciencias afines»- pueden tener «un valor estadístico para saber la evolución de la pandemia», pero insistió en que las «soluciones» que aportan para reducir la expansión del virus son «semejantes a las que había hace cientos de años». No obstante, más tarde reconoció en la televisión pública que no había estado acertado en sus expresiones.

Antes de esta última polémica, Luis Garrido ya estaba en el foco de las duras críticas del Ejecutivo autonómico, que le acusan a él y a sus compañeros de interferir en la lucha contra la pandemia a raíz de sus últimos portazos judiciales. Y eso a pesar de que su tribunal sí ha avalado algunas restricciones, como la obligación de llevar mascarilla aunque se respete la distancia de seguridad.

Dos son las resoluciones que han desatado la tormenta. En octubre, tumbó la idea de limitar a seis personas como máximo las reuniones en lugares públicos y privados en Euskadi al entender que no tenía soporte jurídico. Aquella resolución, de hecho, fue una de las razones que dieron pie la declaración de un nuevo estado de alarma para poder aplicar la medida con encaje legal. Ese dictamen generó controversia, pero lo que ha terminado de enrarecer las relaciones con el Gobierno vasco ha sido la decisión de anular el cierre de la hostelería en los municipios con las tasas más altas de contagios.

Lejos de relajarse con el paso de las horas, los focos apuntaron todavía con más intensidad a Garrido después de que la Cadena 'Ser' publicase que el magistrado tiene en su perfil de WhatsApp la frase: «No more Lockdown». No más confinamientos. El juez explicó a EL CORREO que la frase no es ningún mensaje, que la puso hace meses y que sólo hace referencia a una canción de Van Morrison, uno de sus artistas favoritos. De hecho, insistió en que su foto de perfil en 'wasap' es del propio músico irlandés tocando el saxofón.

En este contexto, hay una pregunta que muchos se hacen: ¿Quién es este juez? Luis Garrido nació en Palencia hace 57 años. Está casado y tiene una hija de 25 años. Su primer destino, tras aprobar la oposición a la carrera judicial, fue en 1988 en Betanzos (La Coruña). En 1990 llegó a Bilbao. Tuvo oportunidades de pedir el traslado. Pero Bilbao le gustó y decidió quedarse.

En la capital vizcaína, su primera toga se la puso en un juzgado de primera instancia, pero lo cierto es que casi toda su carrera se ha desarrollado en la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, que es precisamente la que tiene como labor controlar el funcionamiento de la administración. Desde hace unos años, es el máximo responsable de esta sala. Y, además, en la actualidad Garrido es uno de los candidatos a sustituir a Juan Luis Ibarra al frente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Está afiliado a la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura (APM).

Más allá de su trayectoria profesional, Garrido en lo político es un hombre «conservador-liberal», según se define él mismo. No de derechas extremas, pero sí de los que defienden a ultranza las «libertades ciudadanas» y de los que piensan que es positivo una menor intervención del Estado en la vida de las personas.

Garrido nunca ha ocultado que es de los que les gusta ir a tomar unas cañas con sus amigos. A parte del derecho, sus dos aficiones más potentes son el cine y la música. Le encanta el cine clásico y películas como 'La jungla de asfalto' de John Huston, 'El hombre que mató a Liberty Valance' o 'Testigo de cargo'. Pero también ve cine actual y series. Se queda con 'Blade Runner' y 'Breaking bad'. Musicalmente se decanta por el jazz y el blues y es un fijo de festivales como el de Vitoria, San Sebastián y Getxo. A Van Morrison le ha visto ocho veces en directo.

Garrido reconoce a los suyos que se aburrió soberanamente en el confinamiento duro de primavera, pero no dudó en cumplirlo como cualquier otro ciudadano. Lo que no es -insisten en su entorno- es de extremos.