Euskadi registra 112 fallecidos por el calor en tres meses, el 70% con más de 84 años
Osakidetza trasladó a 129 personas a centros sanitarios pero no contabiliza víctimas directas de golpes térmicos
El bochorno no solo provoca incomodidad, erupciones, agotamiento, mareos o deshidratación. Arrebata vidas. Bien directamente a través de los temidos golpes de calor, urgencias vitales ... que requieren de atención médica inmediata, o por culpa de las complicaciones fatales que provoca en personas vulnerables o con patologías previas. Euskadi acumula 112 fallecidos por el calor en los últimos tres meses, entre junio y agosto, de los que el 70% eran ancianos de más de 84 años, según recoge el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), dependiente del Ministerio de Sanidad. El mes más mortífero fue, precisamente, agosto, con 74 fallecidos. Hay que recordar que la ola de calor más intensa de la historia a nivel estatal dejó máximas de 42,5 grados en la capital vizcaína.
El número de víctimas de la exposición a temperaturas extremas prácticamente duplica a los de la temporada anterior, cuando se registraron 62, pero se acerca al de 2023, que dejó 111 muertos, y sigue por debajo de los 135 decesos con los que terminó el verano de 2022. Bizkaia es el territorio más afectado por la morbimortalidad provocada por la canícula. Suma 75 fallecidos los últimos tres meses -frente a los 32 de Álava y los apenas 5 de Gipuzkoa- de los que 47 se registraron solo el pasado mes. Mientras, el verano anterior murieron 26 por causas relacionadas con las altas temperaturas en el territorio y hace tres, 96.
Aunque no consta ningún fallecido de forma directa por un golpe de calor en Euskadi, las altas temperaturas exacerban las principales causas de muerte, incluidas las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, la diabetes y las enfermedades renales, relata el director de Salud Pública del Gobierno vasco, Guillermo Herrero. Desde junio y hasta el 16 de agosto se han realizado «129 traslados de pacientes a centros sanitarios» por mareos, desmayos, fatiga, desorientación y otras complicaciones derivadas del ambiente sofocante, especialmente de personas mayores. Además de las personas de más de 65 años, los lactantes y menores de 4 años, las embarazadas, personas con las patologías mencionadas u obesidad, «en tratamiento con ciertos medicamentos e incluso con trastornos de la memoria», son las más afectadas.
Y es que mientras que un adulto sano puede tolerar una variación de su temperatura interna de aproximadamente tres grados, en estas personas los mecanismos de termorregulación pueden fallar. La duración del calor también influye en la mortalidad, que crece en los episodios de 3 o más días. Aun así, relata Herrero, el umbral en el que las temperaturas se vuelven peligrosas varía en función del viento o de la humedad. No es el mismo en Getxo que en Vitoria, por lo que el Plan de Calor de 2025 del Departamento de Salud, en alianza con Euskalmet, divide Euskadi en cuatro zonas climáticas: en la litoral la alarma roja se activa si se prevén 37 grados o más o se superan simultáneamente los 28 de máxima o 19 de mínima durante cinco días. Siempre, a la población general se le recomienda mantener el hogar fresco, evitar el ejercicio y la exposición al calor dentro de lo posible e hidratarse y consumir ensaladas, verduras y frutas para recuperar las sales minerales.
Más víctimas en el futuro
Los más vulnerables, mientras, deben permanecer vigilados por si presentaran síntomas, en estancias cuya temperatura no supere los 26 grados y refugiarse «al menos dos horas en lugares climatizados, lo que reduce notablemente las consecuencias del exceso de temperatura». Aunque el de 2025 no es por ahora el «peor verano» que haya sufrido Euskadi, el Gobierno vasco es consciente de que el envejecimiento de la población y el aumento de la temperaturas y de la duración de las olas de calor por el cambio climático incrementará las afecciones, así como la mortalidad.
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