Esperanza
Si el tiempo acompaña y el calor no aprieta, es posible que la temporada sea buena de codornices, porque entrar han entrado, y muchas. Ahora ... bien, como es lógico, el hábitat y la altitud son vitales para que aguanten en las zonas con tradición codornicera. ¡Falta hacía, con la que les está cayendo a los cazadores por todos lados!
Esta curiosa gallinácea, una de las pocas migradoras de su especie, llega durante los comienzos de la primavera aprovechando los vientos favorables para atravesar el estrecho y dejarse caer en las playas de Cádiz. De hecho, lo hacen aquellas con profundas raíces migradoras y marineras, debido al gran esfuerzo que les supone un vue lo de 17 kilómetros. Por desgracia, son abatidas en Marruecos con toda clase de artes ilícitas sin el menor escrúpulo. Afortunadamente, la Real Federación Española de Caza (RFEC) y Artemisan, en colaboración con las federaciones de caza, se han movido al respecto con un estudio denominado CUTURNIX para cuantificar sus poblaciones y denunciar el libertinaje que impera en África. Que yo sepa, nadie más ha movido un dedo.
Otro de los factores que afectan a esta ave son los pesticidas de tipo organoclorado -prohibidos en Europa- que se utilizan en África para controlar las plagas de langostas que asolan muchos cultivos. Este año, posiblemente hayan arribado en la península del orden de 4.000.000 de ejemplares, cifra importante si las puestas son generosas. La proporción de hembras que nos visitan es de una por cada cuatro machos. Hecho que supone para los que están sin emparejar tener que deambular por todas partes.
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