«Estamos contentos y emocionados después de dos cursos duros y de mucha tensión»

Las aulas de este centro del campus de Leioa mostraban una nueva imagen, que sorprendía después de tantos meses de estrictas medidas de distancia entre alumnos. Los estudiantes ocupaban las mesas sin dejar huecos entre ellos y muchos trabajaban en grupo, muy cerca unos de otros. «Nos hace mucha ilusión estar todos juntos en clase. Hasta nos impresiona ver tanta gente», comentaban tres jóvenes estudiantes de segundo curso de Trabajo Social, Julen Manzano, Lidia Gómez y Arantza Uranga.

Los responsables de la facultad de Educación llevaban dos semanas de preparativos para acoger desde este lunes, y a la vez, a sus 2.200 estudiantes. Los comedores, hasta ahora convertidos en aulas, han recuperado su función, como los talleres y laboratorios. Pero el centro no baja la guardia. «Mantenemos las principales medidas, mascarilla, ventilación y limpieza», añadía el decano. «Lo primero que he hecho al iniciar la clase ha sido recordar que no se quiten la mascarilla, y que es fundamental que mantengan las medidas de higiene», comentaba Gurutze Ezkurdia, docente y exdecana del centro. «Los profesores estamos muy contentos», decía. Sus alumnos de primer curso del grado de Primaria compartían esta ilusión. «Teníamos muchas ganas de dar todas las clases en la facultad. En casa, con la enseñanza a distancia, te pierdes muchas cosas», comentaba Nagore, que celebraba que este lunes era un día de encuentros: «¡Pero si muchos compañeros ni nos conocíamos todavía!».

El decano resaltaba que se dejan atrás dos cursos muy complicados. «Lo más difícil ha sido aplicar medidas de seguridad que desconoces, el control de casos, los confinamientos de docentes y alumnos...», valoraba, satisfecho de haber logrado «con la colaboración y esfuerzo de todo el centro», que «la docencia no se haya interrumpido» ni en el peor de los embates de la pandemia, su principal preocupación.

En la Universidad de Deusto también se vivía la jornada con alegría. «Nos hace ilusión porque para trabajar determinadas competencias y poder escuchar y debatir, la presencialidad ayuda muchísimo. Ellos están contentos, por fin se ven las caras y pueden trabajar juntos. Hoy para todos nosotros es como si fuera el primer día de clase, pese a llevar dos semanas de curso», explicaba Massimo Cermelli, profesor de Economía española y mundial del grupo de primero del grado de Administración y Dirección de Empresa (ADE), frente a la mirada atenta de sus 70 alumnos. Llevaban desde el 14 de septiembre enganchados a la carrera a través de la plataforma Google Meet y divididos en dos grupos. «Por fin trabajamos todos juntos en un único espacio. Hoy sois noticia, volvemos a lo que era la vida en 2020», les animó el profesor.

María Martínez, de Sestao, sentada en la segunda fila, estaba entusiasmada. «De manera virtual era todo más frío. En casa, estudiando con la pantalla, te despistas más. Aquí puedes hablar y preguntar. Además, el primer año de Universidad te apetece conocer a gente nueva en persona», subrayaba esta joven de 17 años. Otro estudiante, Luis Porrua Urrutia, apoyaba este argumento. «Al final, con las clases 'online' es más difícil hacerse al hábito de estudio. En el aula atiendes mejor que desde casa y luego aquí tienes las instalaciones para hacer deporte o irte a la biblioteca. Estoy deseando hacer amigos y socializar. Estamos acostumbrados a unas cosas y que te cambien todo tan de repente como hizo la pandemia es un desastre», reflexionaba. «Me hace ilusión poder venir cada día a clase porque significa que la pandemia va por buen camino», comentaba satisfecha otra de las alumnas del grupo, Blanca Marín.