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Las familias recién llegadas a Euskadi con el curso escolar en marcha no deciden el colegio en el que matriculan a sus hijos. Es la comisión de escolarización quien lo decide, en función de las plazas libres existentes. Se trata de un órgano colegiado compuesto por miembros del Departamento de Educación (los delegados territoriales, Inspección...).
«Todos los viernes nos llega un correo electrónico de la comisión en el que se nos comunica si nos han asignado nuevos alumnos, su origen y el curso en el que se tienen que integrar», explica la directora de un centro concertado.
El primer paso es convocar a la familia a una reunión, a ser posible dentro de la semana siguiente. «La familia recién llegada tendrá las primeras impresiones del centro escolar a través de su equipo directivo. En consecuencia, hay que dar mucha importancia a esos contactos iniciales», señala el plan de acogida elaborado por el Departamento de Educación. «Se hará la reunión en un entorno acogedor, ya que el objetivo es sentar las bases para conocerse mutuamente, apoyarse y trabajar conjuntamente».
En ese encuentro, se le entrega a la familia un documento «escrito en la lengua familiar» en la que se le aporta información básica del sistema educativo y los datos de contacto del centro. También contiene información de servicio como los horarios, el calendario escolar, el plan de estudios, la metodología académica, información sobre becas y ayudas, actividades extraescolares, servicios sociales...
En la cita también se acuerda con los progenitores la forma en la que se realizará la matrícula de su hijo. El criterio es que se escolarice con niños de su edad, independientemente de su nivel académico porque «ayuda a tener expectativas altas en lo tocante al rendimiento escolar» y «facilita la socialización y la asimilación de la lengua vehicular», señala el documento de Educación. Para ello, la dirección del centro valorará qué aula es la más adecuada para el menor en función de los huecos libres, si hay más alumnado extranjero o si ya cuenta con programas de refuerzo lingüístico, entre otros factores.
Y luego llega el primer día de clase. El tutor del nuevo alumno se coordina con la dirección del centro y el resto de profesores para acoger debidamente al menor. El tutor lo presenta al resto de compañeros de clase y «destacará los aspectos positivos del alumno: lo que sabe hacer, las lenguas que habla… Con respeto y equidad». También se organizan «actividades sencillas para presentar a sus compañeros sus lugares de origen, con dos objetivos: conocer a los compañeros de aula y practicar saludos y despedidas en la lengua propia».
A partir de ahí, los docentes elaboran un plan de intervención individual para el nuevo estudiante, se planifican las sesiones de refuerzo lingüístico y, en caso necesario, se le adapta el material curricular. Las tareas y contenidos se programan teniendo en cuenta sus conocimientos lingüísticos y su nivel académico y se realiza una supervisión y una evaluación del plan de acogida.
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