Un campus para pequeños programadores
Estudios con futuro. Una iniciativa tecnológica acerca a una treintena de menores de 9 a 14 años a un trabajo cada vez más demandado
asier quintana
Viernes, 15 de julio 2022, 01:32
«Quiero ser programador». Con sólo 9 años, Teo tiene claro su futuro: trabajar de lo mismo que su padre. De lo que no está ... tan seguro es de si se convertirá en un experto en construir coches o aviones. Su aita es ingeniero de software y él se muere por aprender todo lo que sabe. «Haré la carrera cuando sea mayor, pero antes tengo que saber utilizar los códigos y programas». Teo es uno de los treinta chavales de entre 9 y 14 años que ayer visitaron la fábrica de ITP en Zamudio. Desde principios de julio participan en las actividades de programación del campus organizado por Code.org y la empresa aeronáutica.
Los videojuegos 'Minecraft' o 'Angry Birds' fueron los protagonistas. «Uno de los ejercicios consistía en que el pájaro llegase mediante códigos hasta el lugar donde se encontraba el enemigo», explicaba Jesús De la Pisa, coordinador de la iniciativa. «Son juegos que sirven para que esto les enganche desde el principio», añadía el técnico, que ve en este taller una oportunidad para aquellos niños que no saben lo que es el oficio de programador y para los que quieren saber más. «Es una manera de enseñar a los más pequeños de una manera divertida un trabajo que cada vez es más demandado». La tareas, según el coordinador, son «como sudokus», pero con códigos de programación.
«Es una manera de enseñar un trabajo a los más pequeños que cada vez es más demandado»
Jesús De la Pisa
Coordinador del campus
En Zamudio los chavales tuvieron la oportunidad de descubrir cómo funciona un avión. Mediante bromas y juegos, como el de lanzar aeroplanos de papel y folios con dibujos, los pequeños aprendieron una lección sobre la ley de Bernoulli, esta vez con el analista de la empresa aeronáutica Borja Anguiano como profesor. «Estas jornadas son una buena manera de que los niños vean el trabajo desde dentro y así atraerles a un oficio que cada vez se pide más», exponía.
Las potencias, la velocidad y hasta lo que le pasaría a un avión si un pájaro entrase en los motores fueron algunos de los aspectos que el experto explicó bajo la mirada atónita de los participantes en el campus. «Entonces, si un pájaro entra en un motor, sigue funcionando, ¿no?», preguntó uno de los críos. Y Anguiano respondió que los motores no se rompen por un pájaro gracias a la programación. «Para que todo funcione bien son importantes los códigos», indicó.
«Quiero hacer la carrera de programación, pero antes tengo que saber usar los programas»
Teo (9 años)
Participante del campus
Seguros de lo que quieren
Como Teo, fueron muchos los participantes en el campus deseosos de saber qué se puede hacer con unos códigos y un ordenador. «Se ve muicha diferencia entre aquellos a los que les gusta el trabajo de programación y a los que no, pero todos se lo pasan bien», celebraba el coordinador.
Oihane y Ane están disfrutando en el taller, aunque tienen muy claro qué quieren ser de mayor. «Quiero ser médico», dijo Oihane. «Sé que voy a tener que estudiar mucho, pero lo voy a lograr», aseguraba la niña, de 13 años. Su amiga, en cambio, prefiere ver de momento películas y series. «Me gusta lo que hemos hecho, pero no quiero trabajar de esto», confesaba. No como Lucas, al que le apasiona la ciencia y quiere ser astrofísico. «Me está encantando lo que hacemos, pero prefiero la ciencia y el espacio», admitía.
LA CIFRA
30Niños y niñas estuvieron en la fábrica de ITP de Zamudio aprendiendo sobre programación y aviones
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