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Antonio Paniagua
Jueves, 7 de marzo 2019, 00:17
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Quizá porque sus padres, profundamente religiosos, le prohibieron de pequeño ver la televisión, ir al cine y escuchar la radio, a Ken Follett no le quedó más remedio que inventar historias en vez de verlas como telespectador o escucharlas como radioyente. Esa severidad familiar ...
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