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Coche de Policía Nacional EP

El calvario de una joven de 19 años a la que su exnovio empujó por la ventana en Málaga

La víctima, que ha requerido 390 días para curarse de las lesiones, de las que aún sufre secuelas, se han ido a vivir fuera de España por miedo al procesado, que ha sido condenado a ocho años de cárcel

Juan Cano

Málaga

Lunes, 17 de noviembre 2025, 08:42

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Habían estado juntos tres años. Incluso llegaron a convivir durante un tiempo. Pero ella decidió poner fin a la relación cuando descubrió en Instagram una infidelidad de su novio, que ha sido condenado a ocho años de cárcel por intentar matarla empujándola por la ventana.

La sentencia describe el calvario de una chica que aún padece graves secuelas por las lesiones sufridas, que tardaron 390 días en estabilizarse. Presenta un cuadro depresivo de estrés postraumático y ha tenido que irse de España para alejarse de las «presiones» del procesado de las «llamadas amenazantes» de la madre de éste, según declaró en el juicio.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 12 de febrero de 2022 en Málaga capital, sólo cuatro días después de la ruptura de la relación sentimental. Según manifestó la víctima en el juzgado, descubrió la infidelidad porque le prestó el teléfono a su novio y él se dejó abierta su cuenta de Instagram.

La noche de autos, ambos mantuvieron una conversación a través de redes sociales para retomar la relación, pero no se pusieron de acuerdo. La joven salió esa noche de marcha y coincidió con el procesado en una zona de botellón. Cuando ella se marchó a casa junto a una amiga, él se ofreció a acompañarlas.

Tras dejar en el portal a la otra joven, el acusado convenció a su exnovia para que se quedara a dormir en su casa, ya que era muy tarde, hacía frío y estaban muy lejos de la casa de la hermana de ella, adonde la chica se dirigía. Ella accedió.

Una vez dentro, el procesado cerró la puerta de su habitación con un dispositivo de seguridad. Ambos comenzaron a hablar sobre su relación y los motivos de su ruptura, lo que derivó en una fuerte discusión entre ellos.

Según declara probado la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, el acusado, «movido por la intención de mantener su dominio sobre la víctima y de atentar sobre su integridad corporal», le propinó «varios puñetazos en la cara».

La chica cogió su bolso y su chaqueta con la intención de marcharse, tratando de abrir el pestillo de la cerradura, pero el joven le advirtió de que no se iba a ir «hasta la mañana siguiente» y que se quitara «la ropa y los zapatos».

Ella accedió para que no le pegara más e incluso le pidió perdón y le dio un beso en la boca para conseguir escapar, al que él respondió dándole un mordisco en la lengua al tiempo que le decía que era una «puta y una guarra» que «estaba con todos », siempre según el fallo, que aún no es firme.

Ante la insistencia de ella, que sólo quería marcharse de la vivienda, el procesado la agarró por el pelo. Cuando vio que la joven intentaba coger el móvil para hacer una llamada, se lo quitó de las manos, lo tiró y la empujó a ella contra el suelo.

El acusado empezó a hacerle reproches e incluso la responsabilizó de las lesiones que tenía en la mano por los golpes que le estaba propinando. Ante esta situación, la chica no vio otra escapatoria que asomarse por la ventana para pedir auxilio: «¡Ayuda, que me tira, que me mata!».

El procesado tiró de ella hacia el interior de la habitación, bajó la persiana y continuó dándole patadas y golpes a la vez que seguía insultándola. La víctima huyó hacia otra ventana del inmueble y, agarrándose al marco, volvió a gritar pidiendo auxilio.

Una mujer que se encontraba en el piso de enfrente, y que declaró como testigo en el juicio, le dijo que había visto que estaba en apuros y que ya había avisado a la policía, que venía en camino. Escuchó ruido y voces, pero no llegó a ver lo que estaba sucediendo.

El tribunal considera probado que en ese momento, cuando la víctima tenía medio cuerpo fuera de la ventana, el acusado le propinó un empujón en la parte media de la espalda, «levantándola por las caderas y cayendo la misma de cabeza por la ventana hacia la calle», que estaba a unos seis metros de altura. La chica giró en el aire e impactó de costado contra el pavimento.

La joven sufrió hematomas múltiples en la cara, tumefacción en la pirámide nasal y frontal derecha, fractura de radio distal y multifragmentaria de la muñeca derecha, fractura de rama pélvica, fractura y arrancamiento del escafoides del pie derecho, y fracturas varias en el pie izquierdo.

La víctima tuvo que pasar una temporada en el hospital, donde fue sometida a varias intervenciones quirúrgicas. Precisó 390 días de estabilización de las lesiones, que le han dejado secuelas por perjuicio estético moderado, muñeca dolorosa, artrosis postraumática de cadera, artrodesis tarso-metatarsianos y trastorno depresivo.

Versiones y amenazas

El acusado, de 22 años, de origen colombiano y en situación irregular en España, negó los hechos de los que se le acusa. Su defensa argumentó que no había prueba alguna de que él la empujara al vacío y aludió a los cambios de versión de la perjudicada.

La joven explicó en el juicio que su primera versión a los sanitarios y a la policía fue que ella se había tirado por la ventana porque únicamente quería escapar de su exnovio, al que calificó de problemático, agresivo y violento.

Sin embargo, cuando se vio arropada por su familia, contó lo que realmente había ocurrido, versión que mantuvo tanto en el juzgado de instrucción como en el plenario. El tribunal consideró coherente su testimonio y le dio credibilidad.

La chica declaró en el juicio que había recibido llamadas ocultas del acusado desde la cárcel en las que le pedía que cambiara su declaración, y también llamadas «amenazantes» de la madre de él, lo que la empujó a irse a vivir fuera de España por miedo.

Por todo lo anterior -cuenta 'Diario Sur'-, la Sección Octava de la Audiencia Provincial ha impuesto al acusado una condena de ocho años de cárcel por homicidio en grado de tentativa, una multa por vejaciones y una orden de alejamiento de 1.000 metros durante 10 años. También la obliga a pagarle una indemnización de 146.760 euros por las lesiones.

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