«A Borja Sémper le alabo el buen gusto»
«Procuro ignorarme, si piensas demasiado en ti mismo acabas dándole tu sueldo al psiquiatra»
Ayer cumplió 65 años y terminó su última película. Pero él prefiere celebrar el centenario del nacimiento de su gran amigo Bebo Valdés con un 'box set' de homenaje que incluye álbumes de 'Calle 54', temas inéditos, un documental, un libro y hasta una caja diseñada por Mariscal. «Para él era importante que su música perdurara».
- También le importaba mucho ser buena persona, dicen.
- Sí, Bebo era un ser angélico. Siempre que veía a alguien pidiendo en la calle le echaba monedas sin mirarle y sin pararse. No quería que nadie le diera las gracias.
- ¿Se le ha pegado algo?
- Él era una lección continua de modestia y de profesionalidad, un hombre de palabra al que yo le tenía que obligar a firmar contratos, porque cuando creía en alguien era hasta la muerte. Si algo se me ha pegado, solo puede ser bueno.
- 'Bebo de Cuba'... ¿Sigue usted bebiendo de Cuba?
- Para nada. Le tengo mucho amor a la cultura cubana, pero no es un lugar en el que yo viviría. En eso estoy con Bebo al cien por cien.
- Sé que ha criticado tanto al Che como a Kissinger. ¿En España se siente víctima del sectarismo?
- No me apetece hablar de las trincheras porque yo trabajo para la belleza. Sigo la política lo justo. No me apasiona. Es más, me aburre.
- Ya, pero como acabamos de estrenar Gobierno...
- Sí, vamos a ver qué tal. Lo que no me gusta es que hayamos tenido que esperar un año.
- ¿Cómo se ha tomado la renuncia de Borja Sémper?
- Le alabo el buen gusto. Eso quiere decir que hay gente decente en todas partes. Y también gente indecente en todas partes. Hay que saberlo siempre. No se puede ser sectario.
- ¿Con su hermano David mantiene una rivalidad freudiana?
- Por mi parte no. Soy un fan absoluto de mi hermano. Es el tipo más inteligente que conozco. Los otros que conocía que podían rivalizar con él han muerto.
- Por cierto, ayer cumplió 65 años.
- Solo he celebrado un cumpleaños en mi vida, los 50. Sabía que me iban a hacer una fiesta sorpresa y quise boicotearla para asegurarme de que no hubiera ni una sola persona que yo no quisiera que estuviera allí.
- ¿Tiene la sensación de que aún le queda por dar lo mejor?
- Sabe qué pasa, que yo no pienso en mí. Ni en lo que he hecho ni en lo que voy a hacer, ni en si fue bueno o malo. Esto lo escucho mucho en gente más joven. Hay una generación muy narcisista; están pensando todo el rato en ellos mismos. Pero es más divertido ignorarse. Si piensas demasiado en ti mismo, al final acabas dándole tu sueldo al psiquiatra.
- Su nueva película, 'El olvido que seremos', suena un tanto crepuscular.
- Está basada en el libro de Héctor Abad que lleva ese título. Es el libro que más he regalado en mi vida. Y de repente me llaman para ofrecerme el proyecto. Me quedé de piedra y me sentí halagado. Pero les dije que de eso no se podía hacer una película. Sin embargo, aquí me tiene. Justo ahora la termino y estoy muy contento.
- ¿Le preocupa, como a Bebo, que se siga viendo su cine cuando ya no esté en este mundo?
- Eso me importaba más cuando era joven. De joven uno siempre quiere hacer películas clásicas, que sobrevivan... De mayor ya te das cuenta de que nada es inmortal.
- ¿Fascinado con los nuevos xenobots?
- Solo si sirven para curar enfermedades. Me llena de alegría que seamos el país con más donantes y trasplantes.
- ¿Siente que le han levantado ya el castigo por no ser 'buen español'?
- No siento nada sobre eso. Me deja un gran vacío. Hay gente a la que le gusta mucho especular con la nada. Hay gente que hasta se emociona con la nada. Son los novios de la nada.