El PP vasco pierde un referente a las puertas de las elecciones
Sémper era uno de los colaboradores de mayor confianza de Alfonso Alonso y un «activo» que aportaba un discurso diferente y atractivo para el electorado vasco
¿En algún momento ha pensado en dejar la política?
- (Silencio) Todos los que estamos en política tenemos que ser conscientes de que ésa ... es una opción (Borja Sémper, EL CORREO. Febrero de 2019).
Borja Sémper empezó a dejar la política el 21 de julio de 2018 en el hotel Auditorium de Madrid. O mejor dicho, la política empezó a dejarle a él. Ese día Pablo Casado se hacía con la presidencia del PP tras derrotar en un congreso extraordinario a Soraya Sáenz de Santamaría y el político guipuzcoano comenzaba a entonar su lento pero inexorable adiós a 25 años de trayectoria.
Como la mayoría de los populares vascos, Sémper apostó en aquel proceso interno por la exvicepresidenta, quien le había reservado un puesto en su dirección nacional. Iba a ser su vicesecretario de Comunicación, el 'número 4' del partido, la cara más mediática de un nuevo PP, heredero de Rajoy pero con aires renovados. El guipuzcoano se veía ya con despacho en Génova y con su vida en Madrid, donde su pareja -la actriz Bárbara Goenaga- desarrolla gran parte de su vida profesional.
Respaldado por su ágil oratoria y una imagen de la que sabe sacar parido, estaba llamado a dar el salto definitivo a la política nacional, a confirmar todo aquello que muchos vaticinaban para él pero que hasta entonces no había sido capaz de lograr. Pero todo su truncó. Aquel fue un duro golpe para Sémper. De la noche a la mañana se descubrió sin futuro en un PP en el que no se reconocía. Guiños a Vox, discurso de enfrentamiento, recentralización... Posiciones muy alejadas de su concepción de la política moderada, de diálogo y entendimiento. De centro. Este martes, en su despedida, lo volvió a confesar. «Me incomoda mucho el clima de confrontación permanente».
Aunque con altibajos, Sémper no ha encontrado su lugar en el PP de Casado. Deja la política por motivos personales. Pero no sólo por eso. Hace un año ya estuvo a punto de decir adiós. Amagó con marcharse cuando se le 'propuso-impuso' ser candidato a la Alcaldía de San Sebastián. No quería regresar a la política municipal -«esa etapa ya la viví hace años», argumentaba a sus más cercanos-, pero Génova necesitaba un buen resultado en las capitales de provincia que salvara el proyecto de Casado, muy tocado tras el batacazo de las generales de abril.
Si entonces hubiera tenido una oferta profesional como la que ahora ha aceptado, se hubiera ido. Pero siguió. Y logró darle la vuelta a su nueva aventura municipal, que le generó un chispazo de ilusión, la que había perdido en la política nacional.
Su campaña electoral, sin logos del partido y centrada en su propia imagen, le reafirmó en la idea que barruntaba desde hace meses de que el PP vasco necesitaba acentuar su perfil propio y desmarcarse de Génova para poder sobrevivir. Tres concejales y 10.200 votos le dieron la razón. Junto a Alonso, articuló el giro estratégico del PP vasco hacia posiciones más foralistas, que se plasmó en la convención de Vitoria de septiembre.
Entonces llegó su rifirrafe con Cayetana Álvarez de Toledo, aquello de que algunas pisaban moqueta mientras aquí ETA les mataba, de nuevo su decepción con algunas decisiones de Casado... Y hace semanas se cruzó la oferta de Ernst & Young y esta vez dijo sí. La ilusión por la política ya no le llenaba. La decisión estaba tomada antes de Navidad, pero se la comunicó a Casado y Alonso tras las vacaciones. «Se ha alegrado mucho por él y su familia. Lo ha entendido. Ha cerrado un ciclo en su vida y abre una nueva etapa», reconocen en el entorno del presidente del PP vasco.
Con la marcha de Sémper, Alonso pierde a uno de sus más cercanos colaboradores, con quien sintonizaba tanto en lo personal como en lo ideológico. Y junto a él, era la cara más visible del partido, un «activo» del que ahora tendrá que prescindir en un momento trascendental, a las puertas de unas elecciones autonómicas en las que se juega buena parte de su capital político y su futuro dentro del PP.
Sémper tenía una identidad propia y distinta incluso dentro del propio PP vasco, que conectaba con una parte considerable del electorado vasco, el más moderado, que le veía como un político atípico, libre y con planteamientos abiertos.
Gipuzkoa mermada
Alonso pierde ahora todo ese capital, lo que le complica en cierta manera el horizonte electoral y vuelve a desviar el foco del partido hacia cuestiones internas cuando debería estar centrado en la cita con las urnas. De cómo digiera este golpe dependerá que el partido pueda consolidar la tenue mejoría que experimentó en las últimas generales o retroceda peligrosamente hasta caer en la irrelevancia.
«Era un referente y nos va a hacer daño», «perdemos nosotros y pierde la política», «es mejor que se hubiera quedado pero nadie es insustituible». En el grupo parlamentario las reacciones eran este martes muy variadas. Todas desde la sorpresa, aunque relativa. Nadie en el partido se alegró por la noticia. Aunque el disgusto fue por barrios. O territorios. Sin duda, el más afectado es Gipuzkoa.
El PP de Gipuzkoa era Borja Sémper, sin nadie en el banquillo con su carisma para sustituirle con garantías. En esta provincia el partido sí que se encuentra muy mermado, con apenas representación institucional y sin ninguna figura que pueda actuar como referente. Una situación de la que el propio Sémper es, en parte, responsable y que no ha sabido dar la vuelta.
Sémper, además, une ahora su nombre a los de María San Gil, Antonio Basagoiti y Arantza Quiroga, destacados dirigentes del PP vasco que en los últimos años han abandonado el partido. Un síntoma de que algo no se está haciendo bien en una organización que, reconocen en la formación, no ha sabido resituarse tras décadas de soportar el acoso y la violencia terrorista.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión