«La propuesta de Urkullu tiene poca viabilidad, hay que trabajar alternativas»

- ¿Es posible reinterpretar la Constitución sin reformarla?

- La interpretación le corresponde en primer lugar al legislador y es controlada por el Tribunal Constitucional. Es la lectura del TC la que determina qué es constitucional y qué no. Salirse de ese esquema, que está absolutamente consolidado en la historia de los sistemas democráticos en los que hay distribución territorial del poder, no es en absoluto realista.

- ¿Son viables las propuestas del lehendakari?

- Lo que se planteaba en el plan Ibarretxe y lo que ha propuesto Urkullu sobre el modelo territorial tienen poca viabilidad. Hay dos alternativas, una es persistir con el discurso por mantener la imagen de un partido pero sin ninguna viabilidad por parte de la propuesta, o trabajar alternativas viables teniendo claro cuáles son los objetivos.

- ¿Cuáles son esas alternativas?

- Hay un margen de maniobra importante si un porcentaje de magistrados del Tribunal Constitucional son a propuesta de las comunidades autónomas. Para eso es necesaria una articulación adecuada del Senado y una actuación coherente con esa idea por parte de los partidos. La primera vez que se ensayó el PP propuso en todos los territorios que tenía mayoría absoluta a los dos mismos magistrados, a pesar de que no tenían ninguna vinculación con esas autonomías. Eso es desvirtuar el espíritu de la norma.

- ¿No se ha reconocido ya que España es un país plurinacional?

- Todos hemos convenido que cuando la Constitución habla de nacionalidades, regiones, diferentes pueblos, sus lenguas y culturas se está reconociendo el carácter plurinacional de España. El país es tan poco homogéneo como cada uno de sus territorios. Euskadi es plural y no todo el que habita se siente nacional vasco. Los nacionalistas españoles, vascos o catalanes tienen el mismo concepto de nación. Solo discrepan en quién es el sujeto titular. Eso, afortunadamente, en Europa está superado.

- ¿La Constitución requiere una profunda modificación en cuanto al modelo territorial?

- En 1978 España no había sido capaz de despejar una serie de incógnitas históricas, como si los territorios debían ser comunidades o si tenían que tener la misma autonomía. Por primera vez hemos tenido más de 40 años de autonomía política, algo absolutamente inédito. Ahora nos encontramos con una Constitución en la regulación del sistema autonómico que ha quedado esquelética y sus normas son inhábiles. El sistema necesita una importante y profunda reforma que articule en la Carta Magna el gobierno del conjunto del sistema y el ámbito que corresponde a los autogobiernos territoriales. Eso, o falta o está muy limitado.

- ¿Son posibles estos cambios sin un pacto de Estado entre el PSOE y el PP?

- El gran problema del sistema político español es que los únicos que tienen iniciativa política son los nacionalismos territoriales. Hay parálisis absoluta en los dos grandes partidos. Estaremos siempre debatiendo de las propuestas nacionalistas sin ningún plan de por dónde debe ir el sistema autonómico.

- ¿El futuro del Estatuto pasa por su actualización?

- El Estatuto necesita actualizarse siempre y cuando se acepte una condición de partida. Y es analizar qué es lo que ese texto puede regular. Si pretendemos, como ocurrió en Cataluña, que el Estatuto pueda ser el instrumento de interpretación de la Constitución, en un sentido o en otro, esa vía está abocada al fracaso. No puede incidir en la distribución de competencias con el Estado. Tendría que plantearse dentro de los límites que ya tiene.

- ¿El autogobierno vasco requiere mayor protección?

- Los sistemas federales nos enseñan que cuando son acertados, como en el caso autonómico español, necesitan un continuo proceso de adaptación y detalle. No nos tenemos que asustar por la tensión entre el Ejecutivo central y los territorios, ni por realizar continuas reformas si salvaguardamos los fundamentos del sistema. En España se dramatiza en exceso cualquier conflicto y hay terror político a afrontar las reformas. Necesitamos una Carta Magna con mayor desarrollo y acierto sobre el modelo territorial.