Los miedos del 'Superdomingo' electoral
Los expertos advierten de la «confusión» que supondría colocar el 26 de mayo hasta cinco urnas para votar en comicios tan diferentes, algo inédito en España
Si alguien asegura hace un año que el presidente del Gobierno se llamaría Pedro Sánchez y que Pablo Casado sería presidente del PP y jefe ... de la oposición, loco es quizá lo más amable que escucharía. Pero en la España de la moción de censura todo va muy deprisa. El país se ha subido a un carrusel emocional con una gran incógnita por despejar: ¿cuándo se convocarán las elecciones generales? Todo depende de Sánchez, él es el único capaz de accionar el botón nuclear. Mientras el líder socialista deshoja su particular margarita «siempre pensando en el interés general», el globo sonda del 'superdomingo' electoral del 26 de mayo sigue tomando aire a la espera de que el independentismo catalán decida qué hacer si eleva su pulgar o lo dirige a los infiernos. Si al final hay Presupuestos Generales del Estado, la legislatura se alargará hasta mediados de 2020, cumpliendo el calendario previsto. Si no los hay...
Nunca lo ha habido, así que hablar del 'superdomingo' electoral es escribir un folio en blanco. Si al final lo hay, se colocarían hasta cinco urnas en función de la comunidad autónoma. En el País Vasco, por ejemplo, serían para las municipales, forales, europeas y generales (una para el Congreso y otra para el Senado). Por su parte, en Madrid y en otra decena de regiones, se celebrarían locales, autonómicas, generales y comunitarias. Por contra, en Cataluña, Galicia y Andalucía solo habría cuatro ya que llevan sus propios ritmos en los comicios autonómicos. También Euskadi, pero la existencia de las juntas generales hace que puedan coincidir hasta cinco urnas diferentes.
Las claves
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Los antecedentes El 10 de junio de 1987 y el 13 de junio de 1999 fueron lo más parecido a un 'superdomingo' electoral.
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Presión a Pedro Sánchez Casi nadie lo quiere, sobre todo los barones socialistas, que temen sufrir el 'efecto Cataluña'.
Desde la restauración de la democracia, lo más parecido a un 'superdomingo' electoral se produjo el 10 de junio de 1987 y el 13 de junio de 1999. Dos domingos donde la gran mayoría de los españoles introdujeron una papeleta en tres urnas: locales, regionales y europeas. En Euskadi, también hubo tres, pero en lugar de autonómicas hubo forales. ¿Qué pasó aquellos años? En lo referido al País Vasco, lo más llamativo ocurrió en 1999, concretamente en Álava. El PP aprovechó la ola de cambio generada tres años antes por José María Aznar y logró colocar a Alfonso Alonso como alcalde de Vitoria y a Ramón Rabanera como diputado general. En las europeas, el PP revalidó la victoria lograda en 1994. Conclusión, lo nacional importa y mucho.
Al menos era así en la España dominada por el bipartidismo, una era que se fue para no volver jamás. Ahora, hablar de futuribles es lanzar una moneda al aire, como acaba de suceder en Andalucía con la irrupción de la ultraderecha encarnada en Vox. Nadie lo esperaba. Y nadie es nadie, ni ellos. Lo previsible no existe, de ahí que hablar del 'superdomingo' electoral es jugar a la ruleta rusa.
Mandan las generales
¿A quién favorece este batiburrillo de urnas? «No ha ocurrido nunca en la democracia española, es difícil aventurar cuáles serían sus efectos, pero el contexto político actual es sumamente delicado para hacer experimentos de este tipo», asegura María Silvestre, directora del Deustobarómetro. «Generaría más confusión. Es una ocurrencia, el nuevo experimento de una clase política inconsistente que vuelve a evidenciar su falta de maduración. Estamos ante la banalización de la política, de la simplificación de la complejidad», critica Ander Gurrutxaga, catedrático de Sociología de la UPV.
Francisco Llera, director del Euskobarómetro, lo tiene claro: «El proceso electoral quedaría todo él contaminado por el predominio competitivo de las elecciones de primer nivel, que son las generales». Con tantas papeletas, matiza, «no serán muchos los que discriminen los colores de las mismas según a qué urna se dirijan, así como que puedan despreciar la oportunidad de llenarlas todas», asegura el también catedrático de Ciencia Política por la UPV.
Apostar por un 'superdomingo' sería un órdago inédito. Pedro Sánchez se la jugaría a cara o cruz fiándolo todo a que el elector introdujese la misma papeleta en todas las urnas. Hay varios riesgos. Primero, el de la abstención. Si la hay, será para todos los comicios. Y segundo, el 'efecto Cataluña'. Todo quedaría eclipsado por la crisis catalana, de ahí que los barones socialistas de Castilla-La Macha, Asturias o Aragón no quieran un 'superdomingo' ni en pintura.
«En teoría, beneficiaría al PSOE nacional por el efecto arrastre de una mayor implantación territorial, pero si hay castigo a Sánchez, este mismo efecto arrastre perjudicaría a barones y alcaldes socialistas en la España más hostil al 'procés'», explica Ignacio Molina, profesor de Ciencia Política en la UAM e investigador principal del Real Instituto Elcano. También cree que sería bueno para el Partido Popular, pero no así para Vox, porque se impondría el voto útil para populares o Ciudadanos en las elecciones de mayor rango, como las generales o las autonómicas.
La España de la moción de censura está aún en fase de definición, pero a corto plazo, el terreno de juego no deja lugar a dudas. Así lo cree Silvestre, que asegura que «el eje en torno al que se estructurarán las próximas campañas electorales será el del nacionalismo (español y catalán), dejando en un segundo plano el eje izquierda-derecha». «El eje nacionalista –apostilla–, nos lleva a discursos menos racionales, más pasionales o viscerales y provoca el espejismo de una falsa dualidad, donde se difumina la diversidad, la pluralidad y los matices. Y, sin matices, un 'superdomingo' puede tener consecuencias imprevisibles, menos favorables para la izquierda que para la derecha».
Hegemonía del PNV
Para Gurrutxaga, la opción de apostar por el 'superdomingo' tiene cierto sentido si existe un partido hegemónico, de un notable poder. En España, explica, no se da y en Euskadi, aunque el PNV sí lo es, «no le interesa que se celebre». «Cada elección tiene sus particularidades. No es lo mismo elegir a un alcalde que a un diputado general o a un presidente del Gobierno. El proceso es enormemente complejo», señala.
«En Euskadi, los partidos autonomistas serían los más beneficiados y, en particular, el PSE, si vemos la serie que compara el comportamiento electoral de los vascos en elecciones de primer o segundo nivel. Sin embargo, no habría duda de que el ganador sería el PNV en conjunto», pronostica Llera.
De momento, el 'superdomingo' electoral se conjuga en condicional. Todo depende de Pedro Sánchez, solo él puede apretar el temido botón nuclear. ¿Lo hará? Quizá ni él lo sepa.
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