Jonan Fernández cierra un capítulo de su polémica trayectoria política
Deja Convivencia y Víctimas, donde ha suscitado recelos entre partidos y asociaciones, pero Urkullu le mantiene en su núcleo duro
«¿Cree que ha sido un error elegir a Jonan Fernández?», le espetó en 2013 un periodista en Madrid a Iñigo Urkullu después de que ... el lehendakari mantuviera una reunión con el entonces presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy. «No creo que tenga que hacer ningún acto de contrición o autocrítica», zanjó.
Ese episodio dice mucho de la polémica que rodeó el nombramiento de Fernández como secretario para la Paz y la Convivencia, primero, y de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, después. Y de la defensa a ultranza que Urkullu ha llevado a cabo de su decisión contra viento y marea. Jonan Fernández Erdozia (Tolosa, 1962) dejará de ocuparse de la gestión postETA y de todo lo relacionado con las víctimas, tras una vida dedicada a estos menesteres. Toda una sorpresa. Eso sí, no abandonará el Gobierno vasco. El lehendakari le mantendrá en su núcleo duro. A su vera, en el departamento de Presidencia.
Pese a no haber ocupado un cargo de primer nivel en el organigrama de Lakua, lo cierto es que su nombre se ha escuchado incluso más que el de algunos consejeros. Y es que la polémica ha sido una constante en su trayectoria como -por resumir- secretario para la Convivencia. Empezando por las turbulencias que azotaron su aterrizaje en el Ejecutivo autónomo. ¿Jonan Fernández responsable de Víctimas de Convivencia? Todos tenemos un pasado, y el suyo pesaba. Tras ser concejal de HB en Tolosa entre 1987 y 1991, su trayectoria estuvo ligada a dos plataformas. Fue portavoz de la agrupación ecologista Lurraldea, conocida por la polémica que rodeó la construcción de la autovía de Leizaran, objetivo de ETA. Pero lo que le dio una mayor notoriedad fue su pasado como coordinador de Elkarri. Fue cuando, con una izquierda abertzale que no renegaba del uso de la violencia, empezó a explorar una vía para buscar el final de la banda. Esta última etapa al frente del colectivo -duró catorce años- le granjeó importantes contactos. Fernández llegó a integrar el «comité de sabios» que asesoraba a Juan José Ibarretxe e, incluso, fue el propio exlehendakari el que inauguró en 2006 Baketik, el Centro por la Paz de Arantzazu -promovido por los franciscanos-, último destino del tolosarra antes de llegar al Gobierno de Urkullu.
Los partidos, salvo Bildu, criticaron su designación y la AVT rompió relaciones con el Gobierno vasco
Falta de sintonía
Lo suyo no fue de alfombra roja. Su designación suscitó el rechazo frontal de buena parte de los partidos -solo EH Bildu puso en valor la elección- y de varios colectivos de víctimas. La AVT, mayoritaria a nivel estatal, llegó incluso a romper relaciones con el Ejecutivo vasco. El deshielo, aunque con altibajos, se produjo en buena parte gracias a la confianza de las víctimas en Urkullu. Tres han sido, a grandes rasgos, los momentos más críticos de su trayectoria en Lakua. Primero, el cese de Txema Urkijo. Mano derecha de Maixabel Lasa y uno de los referentes del Gobierno vasco en defensa de las víctimas en la época más dura del terrorismo, su falta de sintonía con Fernández era evidente. Y Urkullu se decantó por el segundo. En su lugar, el secretario para la Convivencia colocó a Aintzane Ezenarro -hoy directora de Gogora-, exparlamentaria de Aralar a la que conocía de su etapa en Elkarri y con la que le unían años de amistad.
Las otras polémicas fueron dos de sus proyectos estrella: el Plan de Paz -en su primer mandato-, y la unidad didáctica 'Herenegun!' -de su última etapa-, con la que llevar a las aulas la historia de la violencia y el terrorismo en Euskadi. En ambos casos se le acusó de inclinar la balanza hacia postulados más cercanos a la izquierda abertzale y de no ser contundente con ETA. Tuvo que dar un paso atrás y rehacer los borradores, e incluso algunos de los materiales planteados ya como definitivos, para recoger las aportaciones de partidos y asociaciones en aras de un mayor consenso.
El cese de Txema Urkijo, el Plan de Paz y 'Herengun!' fueron tres de sus momentos más críticos
historial
Verificadores y refugiados
También consiguió Fernández enfadar al PSE, socio del Ejecutivo, con el plan de acercamientos de presos de ETA que defendió el pasado año. Su apuesta pasó por solicitar a Pedro Sánchez un traslado en bloque de los reclusos de la banda a cárceles cercanas a Euskadi sin que previamente renieguen de su pasado terrorista. Los socialistas no tardaron en desmarcarse del mismo. Y curiosamente, EH Bildu tildó la iniciativa de «partidista».
Pero hay personas que se crecen ante las adversidades. Y Jonan Fernández es una de ellas. La conexión con el lehendakari ha ido reforzando su peso en el Gobierno vasco con nuevas responsabilidades. Ambos apoyaron el papel de los llamados verificadores del desarme de ETA y viajaron al Vaticano para tratar sobre el final de la banda. En sus manos han recaído, además cuestiones como la acogida de refugiados, la libertad religiosa y la lucha contra el adoctrinamiento yihadista.
Con ETA ya disuelta y con el instituto Gogora como instrumento para impulsar la memoria, Iñigo Urkullu considera que es hora de que Jonan Fernández cambie de cometido. Y cierre con ello un capítulo de su trayectoria política. Pero no se irá muy lejos, seguirá en Lehendakaritza.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión