El PNV insiste en el derecho a decidir y el PSE le acusa de «obstaculizar» el Estatuto
Ortuzar se aferra al voto particular de Basaguren para exigir a Sánchez que negocie, aunque asume darse «tiempo» para «ampliar más» el pacto
El derecho a decidir sigue siendo un escollo insalvable a día de hoy para que PNV y PSE, socios de gobierno, acerquen posiciones ... en las cuestiones más espinosas de la reforma del Estatuto, más allá de los 118 artículos -de un total de 146- que han logrado consensuar los expertos designados por jeltzales, socialistas y Elkarrekin Podemos. Un día después de que la comisión redactora registrara en el Parlamento de Vitoria sus propuestas, Andoni Ortuzar e Idoia Mendia comparecieron a la misma hora en sus sedes bilbaínas separados por apenas 700 metros, los que distan entre el número 27 de Alameda Rekalde y Sabin Etxea, en Ibáñez de Bilbao.
Cerca, pero muy lejos aún en lo político: mientras el presidente del EBB deslizó que la próxima legislatura a Pedro Sánchez no le quedará más remedio que mostrarse receptivo a «hablar sobre un cambio de marco territorial», la líder del PSE lamentó que el PNV sea en estos momentos «el único obstáculo» que impide «un pacto mayoritario». «Al PNV le corresponde moverse de una vez. Ya no hay expertos tras los que esconderse», instó, en tono duro, Mendia. «Hay una mayoría en Euskadi que quiere ir más allá que el PSE y tampoco puede quedarse parada», contraatacó Ortuzar.
En realidad, no se estaban respondiendo, pero ambos eran muy conscientes del abismo que les separa, pese a que el líder jeltzale se esforzó en ver la botella medio llena y destacó el «texto troncal» que han logrado pactar Mikel Legarda (propuesto por el PNV), Alberto López Basaguren (por el PSE) y Arantza Elizondo (por Podemos) con «más del 80% de acuerdo».
Pero lo que quedó claro es que, al menos hasta que llegue la hora de la verdad, el PNV no está dispuesto a renunciar al derecho a decidir e insistirá en que el nuevo Estatuto vasco lo contemple, con una u otra formulación. Los jeltzales creen que la nueva situación política en Madrid y las urgencias de Sánchez con el soberanismo catalán pueden obligarle a abrir la manga con el nacionalismo vasco. Lo mismo teme el PSE. «El PNV no se va a contentar con que le digan 'esto no' como a los niños», advirtió.
«Aromas a Quebec»
El presidente del EBB se mostró convencido de que el derecho a decidir cabe en la Constitución tal y como lo han formulado Legarda y Elizondo sin necesidad de reformarla e incluso se aferró a las puntualizaciones jurídicas que introduce en su voto particular López Basaguren -que, por lo demás, rechaza frontalmente la inclusión del derecho a decidir- para forzar a Sánchez a negociar. Ortuzar destacó la mención a una sentencia de 2014 del Constitucional sobre la cuestión catalana y la convicción del reputado federalista sobre la necesidad de dar una «respuesta» adecuada a reivindicaciones sociales sostenidas en el tiempo. «En los textos de los expertos hay aromas de Quebec, Escocia, Flandes; busquemos un acuerdo en el que quepamos una gran mayoría», exhortó. Sin embargo, Ortuzar no tiene prisa. De hecho, abogó por abrir un «período de reflexión» y darse «tiempo» para «ampliar aún más» el pacto, a la espera de la posible reforma del título VIII de la Constitución (el relativo a la organización territorial del Estado) al que abrió la puerta el PSOE y en el que el PNV tiene puestas esperanzas pese a no considerar imprescindible la reforma.
Los socialistas, en cambio, consideran que a lo largo de estos últimos años ellos han realizado un «gran esfuerzo» para buscar puntos de consenso. Pero el PNV, en cambio, «ninguno». Cualquier opción de consenso, dejó claro Mendia, pasa por que los nacionalistas retiren de su propuesta ciertos planteamientos que, a su entender, desbordan la Constitución. «Tendrán que decidir si prefieren seguir adelante con una propuesta que deje a parte de la sociedad fuera y que nos devuelva a caminos de frustración y confrontación», reflexionó. En ese saco metió, por supuesto, el derecho a decidir, «una reivindicación nacionalista para decidir la independencia», pero también la «ambigüedad» a la hora de delimitar las competencias vascas, la cuestión navarra y la consulta habilitante.
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