Las instituciones vascas recuperan los terrenos de la central de Lemoiz
La transferencia del Ejecutivo de Sánchez agiliza los planes de su reconversión, para la que se estudia abrir una piscifactoría
xabier garmendia
Viernes, 11 de octubre 2019
Estrictamente es un mero cambio de manos en la propiedad de un fantasmagórico esqueleto de cemento y sus alrededores al borde del Cantábrico. ... Pero la transferencia del Gobierno central a las instituciones vascas de los terrenos de la fallida central nuclear de Lemoiz es un paso que va más allá. Supone, sobre todo, el pistoletazo de salida definitivo para aprovechar unas instalaciones de 55.000 metros cuadrados abandonadas desde hace 35 años por la creciente presión terrorista de ETA. El traspaso, que se hará efectivo en los próximos días con su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), abre la puerta a nuevas oportunidades de actividad y empleo como la apertura de una piscifactoría, el proyecto en el que viene trabajando el Ejecutivo de Iñigo Urkullu desde hace ya dos años, aunque todavía no se ha concretado.
La cesión de los terrenos, en realidad, no era más que una cuestión de tiempo. Así se comprometió a hacerlo el Gobierno central en mayo de 2017, cuando el PNV incluyó este asunto en la negociación presupuestaria con el entonces gabinete de Mariano Rajoy. Pero primero los trámites administrativos y después la incertidumbre política, con unas elecciones generales anticipadas de por medio, postergaron su ejecución. Un periplo de casi dos años y medio que por momentos ha generado importantes incógnitas sobre la viabilidad de cualquier proyecto económico. De hecho, dos de los tres inversores interesados en la anunciada piscifactoría -uno británico y otro francoespañol- se echaron atrás por las sucesivas demoras en la transferencia. Solo otro grupo noruego se mantiene a la espera.
Aquellas fugas dispararon todas las alarmas, pero ahora la decisión del Ministerio para la Transición Ecológica contribuye a blindar la reconversión del complejo y agilizar los movimientos. El anuncio, en cambio, no lo hizo este viernes la ministra del ramo, Teresa Ribera, ni ningún otro representante del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Ni siquiera el Gobierno vasco, la Diputación o el Ayuntamiento de Lemoiz. En plena precampaña, a menos de un mes de las elecciones generales, el PNV convocó de urgencia a los medios de comunicación en Sabin Etxea para informar sobre la decisión. «Otra crucecita más a esas cuestiones que el PNV acordó y que se van cumpliendo sucesivamente», se jactó sobre la influencia jeltzale en Madrid el portavoz en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban.
Inversión millonaria
La celeridad en el anuncio fue tal que fuentes del Departamento de Desarrollo Económico, impulsor de la transformación de la central, admitían este viernes desconocer los términos exactos del traspaso. En todo caso, se congratulaban por un movimiento que desbloquea el futuro de las instalaciones. En concreto, Lakua aspira a convertirlas en una piscifactoría de última generación capaz de producir 11.000 toneladas anuales. Según sus previsiones, el centro generaría entre 350 y 550 puestos de trabajo en función del tamaño de la infraestuctura. Ello también podría disparar la inversión necesaria, que oscila entre los 43 y los 113 millones de euros.
En cualquier caso, los planes para la central no están ni mucho menos cerrados. Tras varios años esperando la cesión de los terrenos, es ahora cuando Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco deben ratificar su apuesta por el proyecto, para cuya ejecución harían falta cuatro años como mínimo. El otro actor que adquiere mayor protagonismo es el grupo noruego que mostró su interés desde un comienzo y no se levantó de la mesa a pesar de las curvas en el camino. Las tomas de agua del mar y las dimensiones de la infraestructura podrían acercar la producción de salmón 'made in Lemoiz'.
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