La crisis generada por Garzón abre una fractura entre Sánchez y Díaz y tensiona al Gobierno

El clima que existe en estos momentos entre los dos socios del Ejecutivo se evidenció ayer de forma clara. No hubo grandes desautorizaciones, ni Sánchez planteó la salida de Garzón del Consejo de Ministros ni Díaz respondió de forma airada. Pero los mensajes fueron claros.

La primera andanada la lanzó el propio presidente del Gobierno. Poco antes de reunirse en Ferraz con los miembros de su equipo encargados de elaborar la reforma laboral, Sánchez pidió «menos decibelios» en torno al funcionamiento del Ejecutivo con Unidas Podemos. El presidente del Gobierno, que sorteó la posibilidad de una destitución durante la entrevista que concedió en la Ser, llegó a repetir hasta en tres ocasiones que se trataba de una «polémica» que lamentaba «muchísimo» porque «no se correspondía» con lo que está haciendo su Ejecutivo por ese sector. También hizo hincapié en las iniciativas impulsadas por el Ministro de Agricultura, Luis Planas, como la ley de cadena alimentaria, los decretos para ordenar las granjas del sector porcino y avícola y el que se prepara ahora para el vacuno y el de la leche.

Las palabras de Sánchez daban continuidad a las descalificaciones lanzadas durante los últimos días por diversos barones socialistas, entre ellos Javier Lambán y Emiliano García-Page. La ministra de Defensa, Margarita Robles, exigió a Garzón a finales de la semana pasada «cultura institucional».

Unas críticas veladas al ministro de Consumo que no han gustado nada en Unidas Podemos. En la coalición morada creen que los socialistas están actuando con «deslealtad» y que lo que tendrían que hacer es responder a los «bulos» que, subrayan, está lanzando la extrema derecha. El propio Garzón reconoció la semana pasada que sus palabras en 'The Guardian' habían provocado que Sánchez y Díaz tuviesen que hablar por teléfono para tratar de sosegar los ánimos.

Ayer, la ministra de Trabajo, en un mensaje dirigido implícitamente a Sánchez y al ala socialista, pidió «cuidar la coalición» y recalcó que Alberto Garzón se ha limitado a «corroborar» lo que contienen los documentos pactados por el Gobierno, la apuesta por la «ganadería extensiva», la opuesta a la «intensiva» de las macrogranjas. «Seamos cuidadosos con nuestras palabras», pidió Díaz.

La relativa diplomacia con la que se movió la ministra no oculta el malestar profundo que hay en Unidas Podemos. El portavoz de los morados, Pablo Sierra, denunció la actitud de sus socios de gobierno y la tildó de «decepcionante». El exvicepresidente Pablo Iglesias, tampoco ayudó a apagar el incendio. Tachó de «gravísimo» que Sánchez asuma una «mentira» para «golpear también» a Garzón en lugar de respaldarle.