Los cinco interrogantes vascos del 10-N
La nueva cita con las urnas afecta a la vida interna de los partidos, a la negociación de los Presupuestos y a las transferencias
david guadilla
Jueves, 19 de septiembre 2019, 01:08
El terremoto con epicentro en Madrid que han provocado los principales partidos al ser incapaces de formar gobierno y abocar a unas nuevas elecciones se ... sentirá en Euskadi en los próximos meses. A varios niveles. Por ejemplo, dificultará la elaboración de los Presupuestos de 2020, agitará la vida interna de los partidos y avivará la guerra entre las diferentes formaciones por ver quién se lleva la parte sustancial del electorado a escasos meses de las autonómicas.
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Elaboración de las listas
Para empezar, las formaciones deberán activar una vez más sus respectivos procesos internos para la elaboración de las listas electorales. Dado que los anteriores comicios fueron en abril no se esperan grandes novedades. Salvo en el PP. El cabeza de lista por Álava fue Javier Maroto, hoy senador autonómico por Castilla y León. No hay sustituto claro. Entre los nombres que suenan están los de Javier de Andrés e Iñaki Oyarzábal. En Bizkaia y Gipuzkoa, los nombres de Bea Fanjul e Iñigo Arcauz, cabezas de lista el 28-A, son cuestionados por parte del PP vasco. En el PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PSE el proceso discurre de manera más tranquila, pero aun así estarán obligados a poner en marcha su propia maquinaria organizativa y enfrentarse a una nueva campaña, con sus mítines, entrevistas, reparto de propaganda...
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'Euskadi Suma'
La elaboración de las listas no será el único problema al que se deba enfrentar el PP de Alfonso Alonso en las próximas semanas. El otro será cómo gestionar la posible creación de 'España Suma' y su filial vasca. La puesta en marcha de una alianza que aglutine en Euskadi a los populares, Ciudadanos e incluso a Vox está en el aire. La participación del partido de Santiago Abascal es más que improbable, pero la entente entre el PP y Cs no hay que descartarla.
Se trata de una cuestión que los de Alfonso Alonso tratan con cautela. El presidente de los populares vascos no la rechaza -de hecho ya hizo una oferta similar a los naranjas hace unos meses-, pero con menos entusiasmo que se hace desde Génova. En esos matices es donde se puede avivar el conflicto entre los populares vascos, empeñados en reforzar su propio perfil, y la dirección nacional. Unas desavenencias que se intentaron suavizar durante la convención celebrada el pasado fin de semana en Vitoria pero que pueden volver a florecer en cualquier momento.
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La pugna PSE y Podemos
La cita del 10-N servirá para medir en Euskadi si el fracaso de las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias afecta al PSE y a Elkarrekin Podemos. Los socialistas vascos lograron en abril ganar terreno respecto a citas anteriores. En gran parte, por el efecto movilizador, el tirón de Sánchez y el miedo a un Gobierno «de las tres derechas». Lograron cuatro diputados y recuperaron la plaza de primera fuerza no nacionalista de izquierdas por delante de Podemos. La gran incógnita es si el fiasco de las negociaciones en Madrid habrá vuelto a desencantar a parte del electorado que volvió a votarles el 28-A.
En una situación similar se encuentra Elkarrekin Podemos. Aunque fueron superados por los socialistas, los de Lander Martínez aguantaron el tipo. Habrá que ver a cuál de las dos formaciones castiga más el electorado vasco por lo sucedido en estos dos meses.
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Hegemonía nacionalista
La batalla en el eje de la izquierda no será la única. PNV y EH Bildu volverán a protagonizar una intensa pelea en el campo nacionalista. Los jeltzales lograron mantener una posición hegemónica, pero la coalición soberanista ha demostrado en estos meses que está dispuesta a participar en el juego de ver cuál es «el partido que mejor defiende los intereses vascos en Madrid». Bildu quiere aparecer en el Congreso como una formación con la que se puede acordar y que está dispuesta a facilitar un gobierno de izquierdas. Su guión más posibilista. Todo dependerá de cuáles sean los resultados que salgan de las urnas y de si los votos del PNV y EH Bildu son necesarios para que Sánchez pueda ser presidente.
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Las Cuentas de Urkullu
La celebración de las elecciones afectará de lleno a Euskadi por dos motivos básicos. Por un lado, todo el acuerdo de transferencias pactado entre los gobiernos central y vasco a finales del año pasado seguirá paralizado y también se pueden ralentizar aún más las obras del TAV. Por otro, hará que las negociaciones para aprobar los Presupuestos se demoren hasta después del 10-N. El Gobierno de Urkullu sigue sin tener los apoyos necesarios en el Parlamento y no se descarta que el lehendakari adelante las elecciones a la primavera del año que viene.
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