Casado reprocha que no haya una moción de censura contra Urkullu por corrupción
El PP vasco pide la dimisión del lehendakari por «mentir» y «permitir los chiringuitos» de los jeltzales en Álava
El PP aún se duele de la moción de censura contra Mariano Rajoy impulsada por Pedro Sánchez con el argumento de que los jueces habían condenado al partido por beneficiarse de las prácticas ilegales de la trama 'Gürtel'. Aquella sentencia sirvió para ahormar una mayoría contra los populares de la que formó parte el PNV. Socialistas y jeltzales han sido golpeados ahora por la corrupción -'caso ERE' y 'De Miguel'-, pero, según los populares, la repercusión y crítica social que han generado no responde a la gravedad de los hechos.
Fue ayer el propio Pablo Casado quien manifestó ese malestar. Habló de la «doble vara de medir» que se aplica a los casos de corrupción en función del partido y de la «ideología» al que afecte. El líder del PP denunció la «asimetría» que se da en España, porque a su partido y «al centro derecha en general» se le reclaman ciertas «exigencias» que al resto de formaciones se les pasa por alto. «El PNV ha recibido unas condenas gravísimas (...). Pero mientras a Rajoy se le pidió la dimisión, a Urkullu nadie le exige responsabilidades», apuntó. En ese sentido, lanzó una crítica al resto de partidos vascos por no estar «hilvanando» ya una moción de censura contra el lehendakari, que en el momento que sucedieron los hechos era presidente del EBB.
Al mismo tiempo que en Madrid Casado hacía estas declaraciones, Iñaki Oyarzábal reclamaba en Vitoria la dimisión inmediata del lehendakari por «mentir» y por ser negligente y «permitir prácticas corruptas». «Si fuera coherente, tendría que marcharse», afirmó. Además, calificó como «vergüenza» la actitud del PSE, socio del PNV, tras la sentencia y la ausencia de críticas contra los jeltzales. «Son sus monaguillos».
«Red clientelar»
El líder del PP alavés acusó a Urkullu y a Andoni Ortuzar de «mentir» en sus comparecencias del martes por limitar las «fechorías» de los condenados a actuaciones particulares que nada tuvieron que ver con el partido. «Mienten», repitió en varias ocasiones. «Lo que aquí había era una trama de corrupción en el seno del PNV en la que estaban implicados prácticamente la totalidad del aparato y la dirección. Crearon una red clientelar de apoyo a sus siglas».
Según el PP, la sentencia confirma un «modus operandi» del aparato del PNV en Álava, que durante años montó «chiringuitos» para «cobrar comisiones» a cambio de contrataciones y recalificaciones ilegales para «beneficio» del partido. Una «práctica habitual» que Oyarzábal deslizó podría haberse dado en Bizkaia y Gipuzkoa.
Y si en la sentencia los jueces no condenan al PNV como «beneficiario» de las malas prácticas de Alfredo de Miguel y el resto de condenados es porque jurídicamente no se podía. «Si el fallo no le cita es porque en el momento de los hechos no estaba prevista la responsabilidad penal de las personas físicas ni el delito de financiación ilegal de los partidos. La ley se cambió en 2010. Hoy, el PNV no sólo estaría imputado, también condenado», dijo Oyarzábal.
La sospecha de los populares, así lo dejó entrever el dirigente conservador, es que el dinero que la trama 'De Miguel' logró recaudar de forma ilegal sirvió para financiar al PNV en Álava. En concreto, señaló la compra de la actual sede de los jeltzales en Vitoria -un edificio en plena plaza de la Virgen Blanca-. «¿Dónde está el dinero? Los condenados dicen que no se lo llevaron a casa, así que ¿dónde está? El PNV de Álava tiene que dar aún muchas explicaciones», denunció.