The Cherry Boppers al completo, con la vocalista Patricia Reckless. A la izquierda, de pie, Xixo Yantani, percusionista del grupo. Juan Dopico / The Cherry Boppers

The Cherry Boppers y Travellin' Brothers, 20 locos años de música negra

The Cherry Boppers y Travellin' Brothers celebran dos décadas en 2024 agitando Euskadi a ritmo de jazz-funk-soul y blues. Su historia está repleta de alegrías y alguna que otra pena

Sábado, 23 de diciembre 2023, 01:09

Ahí les tienen, en fotos 'vintage' y con su imagen actual. No han cambiado tanto pese al tiempo transcurrido, alguna cana y un par de ... arrugas más, pero la ilusión intacta. Ambas bandas, bien conocidas en Euskadi, cumplen veinte años en 2024, y si ya es difícil sobrevivir como trío o cuarteto, es aún más meritorio siendo dos combos, grupos multitudinarios. Pero aquí están The Cherry Boppers y Travellin' Brothers, que celebrarán su aniversario con sendas giras, los primeros presentando además su nuevo disco de jazz-funk-soul, y los segundos, para festejar toda una historia repleta de blues.

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The Cherry Boppers son nueve personajes, cada uno con un enigmático alias, y tienen caliente su quinto disco de estudio. Para la ocasión, este grupo fundamentalmente instrumental ha sumado la voz de Patricia Reckless –que podría traducirse como 'temeraria'–, perfectamente integrada en el espíritu negro de los Boppers, pues lleva ocho años conformando el dúo Bohemian Soul. Unidos, el mes pasado iniciaron en Orduña una gira para presentar 'The Cherry Boppers Meet Patricia Reckless', con paradas como la del próximo día 30 en Billares Barria de Romo y el 3 de febrero en el Kafe Antzokia de Bilbao.

Integran la banda Txefo K-Billy (batería), Xixo Yantani (percusión), Rambo The Street King (guitarra), Guru Teje (bajo), Mihail Goldfingers (saxo y flauta), Art LaRock (trombón), Raimund Dietzen (órgano) y Ursas Martinicius (trompeta). Entre ellos hay profesores de música, alguno del Conservatorio, técnicos de sonido, un DJ y un par con trabajos alejados del mundillo musical. Pero... ¿de dónde salen tales nombres?

Vamos con la anécdota de Xixo Yantani (Bilbao, 1977), músico de los Boppers y profesor de batería en la academia Muzzik: «En mi caso, cuando yo tenía un año, vino una tía mía de Sudamérica con la canción 'Chicho Barrilete', y como yo era un bebé gordito me la cantaba todo el rato, Chicho por aquí, Chicho por allá. Me empezaron a llamar así en el colegio y ya para toda la vida. La gente no sabe que me llamo Mario Llantada, apellido de las Encartaciones. Cuando fui a ver a Paco de Lucía, tocaba el percusionista Tino di Geraldo, pero investigué y se llamaba Antonio Rodríguez o algo así (en realidad es Faustino Fernández Fernández), así que decidí cambiarlo por algo más internacional, como Yantani. Recuerdo que una familia de Chile que se apellidaba así contactó conmigo por Facebook porque quería reunir a todos sus miembros, jajaja». El saxo Mihail Goldfingers es por Mikel y 'dedos de oro', y el guitarrista Rambo the Street King, «porque ya de pequeño le gustaban las armas, los cuchillos, y era como muy de calle...».

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La pasión de Xixo Yantani por Antonio Machín llegó hasta el punto de querer comprar la casa del cantante en Cuba. No lo hizo.

El grupo, que disfruta «difundiendo los maravillosos ritmos negros de décadas pasadas, la profundidad del jazz, la elegancia del soul y el sudoroso baile del funk», ha dado cerca de 500 conciertos por Europa desde 2004, momento en que Yantani y Txefo K-Billy dieron forma a la semilla que habían plantado en la escuela, intercambiando discos de The Doors. Los Boppers han participado en los festivales de jazz de San Sebastián y Edimburgo y aparecieron en el programa de Buenafuente y los Conciertos de Radio 3 en La 2. «Aquellos fueron muy buenos años, 2009 y 2010. Estábamos todo el día trabajando en el grupo. Tocamos muchísimo. Actuamos en fiestas de Bilbao en la Plaza Nueva, y en la Trinidad en el festival de Jazz de San Sebastián, momentos muy emocionantes, todos juntos haciendo música, muy jóvenes, con mucho tiempo e ilusión», añora el músico. Aquí están con Buenafuente.

De sus nueve componentes actuales, hay varios que permanecen desde el principio, como Yantani. Muy reconocible gracias a su melena y a su fórmula vital, que combina originalidad, chispa, 'hiperactividad' y pasión por su trabajo, es decir, la música. Así es desde niño, desde que montó un grupete en el colegio de Santutxu donde estudió y dio su primer concierto, con 13 años y sin su característico pelo largo, cortado porque sus padres creyeron que así frenarían un poco su intensidad musical en beneficio de las notas. Porque pese a haberse licenciado en Filosofía, su paso por Primaria fue traumático: «En el colegio no entendían a alguien que se salía tanto de la norma». Pero ya se sabe lo que ocurre con las prohibiciones y los críos...

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«Para mí la música era una de mis ambiciones, siempre la música, compartía discos con mis compañeros y cuando iba al pueblo de la familia, en Ávila, había una banda y siempre estaba en los ensayos, cogía la raqueta y hacía como que tocaba y cantaba, y los palos de los cohetes de las fiestas me servían de baquetas. Pensaba que nunca podría dedicarme a tocar. Me aprendía las canciones de las casetes...». El disco más importante de su vida también lo escuchó mil veces en una de esas cintas: Antonio Machín y sus angelitos negros, las gardenias y aquel corazón loco. Tanto le impactó que años después viajó a Cuba para conocer de primera mano los ritmos afroamericanos, la semilla del son como hizo Santiago Auserón para convertirse en Juan Perro, y antes que él Ry Cooder, reuniendo y recuperando a todos los grandes y olvidados artistas de la isla, a los que dio lustre en el celebrado 'Buenavista Social Club'. Hasta tal punto llegaba la pasión de Yantani por Machín que a punto estuvo de comprar la casa del cantante en Sagua la Grande (justo en 2024 se cumplen 120 años de su nacimiento).

Así eran los Cherry Boppers en sus inicios.

- ¿Cómo cocinan los Cherry Boppers sus temas?

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– A fuego lento, de manera muy artesanal. Uno trae un riff de guitarra, otro un cacho de canción cantada y grabada con el móvil o ya más profesional en casa, con arreglos. Luego llegas al local y te cambian todo, 'yo haría esto' y 'yo esto otro'. Le vamos dando entre todos nuestro toquecillo. Siempre que haya bajo, batería y congas, que la percusión esté funcionando, hay un buen colchón. Y luego ya buscamos las armonías del estilo. Cuantos más somos, más ideas hay y más difícil es componer, porque lo que le gusta a uno no le gusta al otro. Pero cuando ya hemos decidido lo que a todos nos gusta, estamos súper contentos, es mágico.

- Dice que aprendió mucha música en los autos de choque, en aquel tiempo con los Chichos y los Chunguitos, Pata Negra... ¿Crees que los chavales de hoy pueden también beneficiarse de lo que se oye en las barracas?

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- Es difícil esa pregunta. Parece que en la música cualquier tiempo pasado fue mejor. Siempre lo que hemos vivido nos parece que tenía más futuro que lo que escuchan las nuevas generaciones. Pero nuestros antiguos también criticaban lo nuestro. Los viejos flamencos ponían a caldo a los nuevos. Entonces es difícil saber. A muchos de nuestros padres les parecería una mierda el rock radical vasco. No tenemos capacidad de ver lo que va a pasar en la música. Pero sí creo que la música en algún momento tuvo que ver más con la necesidad de contar algo, historias, que antiguamente las cosas no eran tan mercantilistas. Me parece que estamos invadidos por la idea de que todo tiene que valer para algo y todo tiene que servir para generar dinero. Y estamos condicionados a la hora de hacer música. Hacemos música para tener éxito, no para contar cosas.

- ¿Y siendo una banda instrumental, por qué han decidido reclutar a una cantante para su nuevo disco?

– La esencia del grupo es esa, aunque siempre hemos hecho participaciones con cantantes. Hemos decidido dar un poco más de fuerza a los conciertos, porque a veces con el rollo instrumental hay sitios donde cuesta encajar, se demanda la voz y la verdad es que da color a un concierto de hora y media. Salimos nosotros, tocamos los temas nuestros y, de repente, aparece la cantante con una voz increíble, refresca muchísimo. El concierto es más vendible y poderoso. Y luego, el resto: todos los ritmos de congas y baterías, un poco de psicodelia en los riffs de guitarra, los vientos... Pues hay que renovarse y hacer cosas sin perder tu esencia de sonido. Y la voz de Patricia es de esas que te llevan a sitios lejanos, como si estuvieras soñando.

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El viaje de Travelin' Brothers

Son también unos cuantos: Jon Careaga (voz), Aitor Cañibano (guitarra), su hermano Eneko (bajo y contrabajo), Isi Redondo (batería), Alain Sancho (saxofón), Mikel Azpiroz (teclados) y las coristas Inés Goñi y Noa Egiguren. Cumplen igualmente 20 años, y tras terminar la gira de su último disco, el décimo ('Coming Home'), iniciarán en marzo la de aniversario. Recuerda la historia del grupo Aitor, guitarrista.

Travellin' Brothers, en la actualidad. Alex Rodríguez Cruz

– ¿Qué momento elegiría de estas dos décadas?

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– Por suerte nos ha ido bien y hemos vivido grandes momentos en conciertos, viajes, el estudio, en compartir escenario con leyendas... En 2015 ganamos el European Blues Challenge, que nos abrió muchas puertas, y llegamos a la final en el International Blues Challenge en Memphis, la única banda no americana. Nuestras giras europeas, o la de China y las de Estados Unidos... Grabar un disco en Nashville fue increíble. ¡Y llenar el Arriaga! Para una banda como nosotros son cosas que parecían imposibles, pero ahí están…

La vida, sin embargo, también les ha golpeado duramente: «Por desgracia creo que en eso somos campeones del mundo sin quererlo, y hemos sacado fuerzas para seguir adelante, el haber estado unidos y ser una familia ha sido la clave de nuestro 'éxito', y lo pongo entre comillas porque no somos 'mainstream' ni famosos, pero lo que hemos conseguido lo considero un gran éxito», dice Aitor. Uno de esos momentos durísimos sin duda fue el fallecimiento de su sobrino, Unax Cañibano, hijo de su hermano Eneko, el bajista del grupo. Después de años luchando contra una enfermedad, el joven moría a los 18 años. La banda dio un más que emotivo concierto al día siguiente dentro del Bilbao Blues Festival, en el verano de 2022. Participaron Fito Cabrales y Mikel Erentxun; precisamente el vídeo de 'En algún lugar', que interpretó allí el ex Duncan Dhu, acaba de lanzarse como parte del aniversario.

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– ¿Cómo nació el grupo?

– A finales de 2003 mi hermano Eneko y yo con nuestro primo Jon estábamos intentando tocar blues, y en ese camino fuimos reclutando a nuevos hermanos, primero Ander, luego Isi y al fin Alain. Así hasta hoy, con el unico cambio de Ander por Mikel Azpiroz en 2016.

La banda, en una foto de 2011. Alex Rodríguez Cruz

– ¿Cuál ha sido la mayor dificultad para durar 20 años?

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– Ha sido a la vez nuestra mejor virtud: el tener que ser muy pacientes y trabajadores para crecer muy paso a paso, pero siempre hacia adelante y consiguiendo cosas muy poco a poco, lo que nos ha permitido disfrutar mucho por este largo camino de 20 años, degustando cada momento y cada pequeño logro.

Anunciarán las fechas de la gira en sus redes sociales: «Estamos grabando dos canciones especiales por el cumpleaños. Una, junto a grandes invitados a nivel nacional (uno de ellos, Fito), y la otra con artistas internacionales, con todos ellos y ellas hemos compartido escenario. Es lo que más felices nos hace, tenemos muchos y buenos amigos por todo el mundo, nos sentimos una banda muy querida y respetada por nuestros compañeros, y es un honor y un privilegio tenerlos en esta grabación que creemos gustará mucho.

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