La ciudad medieval de la Toscana llena de rascacielos medievales

Es la típica estampa medieval italiana. San Gimignano luce como pocas localidades. Espera a solo 54 kilómetros de Florencia, y no es complicado encontrarse con una boda, por eso que decíamos de la estampa perfecta. Cuenta, en no demasiado espacio, con mucho que ver y un perímetro del segundo círculo de murallas que recorrer para disfrutar las vistas sobre las colinas y el valle de Elsa, encontrar torres Mediceas (XV-XVI) y las principales puertas de acceso a la ciudad, entre ellas Porta San Giovanni, al sur, y Porta delle Fonti. Cuenta la leyenda de esta última que, allá por el siglo VI, cuando hordas bárbaras amenazaban el lugar, sus habitantes rezaron a San Geminiano y apareció allí milagrosamente después de su muerte, salvando a la ciudad.

Dentro, el Arco dei Becci e Cugnanesi conduce a la preciosa Piazza della Cisterna. En el centro hay un pozo de 1273. Allí el mundo parece detenerse, más aún, echar atrás. Viejos edificios y torres comparten espacio. A la derecha, enamora el Palazzo Tortoli (XIV); la torre recortada de la familia Pucci (XIX y XX); la antigua residencia de los Cetti y Bracceri; el Palazzo Ridolfi; el Pellari y el Ardinghelli... es un no parar. A la izquierda queda el Palazzo Lupi con la Torre del Diavolo, pues dicen que, tras un viaje, el dueño la encontró más alta y culpó al demonio.

Entre el Duomo y el Palacio Comunal se encuentra la rampa que accede a la Piazza Pecori, cuna de la Logia de la Anunciación, también denominada Logia del Baptisterio por la famosa pila bautismal de Giovanni di Cecco, grabada con preciosas escenas. El Palacio de la Propositura, de perfectos ventanales con parteluces. Y el Museo de Arte Sacro.

El Palacio Chigi-Useppi y el antiguo Palacio del Podestà, cuya Torre Rognosa, servía como prisión, se levanta en la Piazza del Duomo, frente a la iglesia principal.De ladrillo arriba, piedra abajo, en su pared inferior se encuentra un fresco de Sodoma (1513) y la entrada al teatro de la ciudad, dei Leggieri. La Plaza del Duomo incluye su Palazzo Comunale junto a la Basílica Colegiata de Santa María de la Asunción. En el edificio de enfrente habrá que narrar una historia de conflictos, pues allí se encuentra el palacio que perteneció a la familia gibelina Salvucci, que odiaba a los güelfos Ardinghellis, quienes vivían en la plaza contigua de las 'torres gemelas'. Dicen que los Salvucci decidieron trampear los Estatutos Comunales de 1255, donde se imponía menor altura a las otras torres respecto a la del Podestá. ¿Cómo? Superpuestas eran claramente más altas.

¿Que si hay más plazas?, claro. La Plaza de las Flores se abre a la izquierda del Duomo. Curiosamente, es triangular, y se adentra en la Rocca. Cuenta con casas simples pero elegantes, y dos torres gemelas. A la izquierda, la rodean el campanario y el muro lateral de la Colegiata, con restos de ventanas góticas cerradas para poder completar los frescos del Nuevo Testamento.

Desde la Piazza del Duomo, cruzando la de las Flores, a la derecha de la iglesia se puede ascender hacia la Rocca di Montestaffoli, antaño castillo del Astolfo, después convento dominico, más tarde, fortaleza construida por los florentinos en 1353, cuando la ciudad se sometió a Florencia para que la ayudara ante ataques de Siena o problemas internos. Solo una de las torres está abierta al público, regala vistas magníficas del centro histórico.

San Gimignano está también plagado de fuentes medievales, búscalas mientras paseas con calma por sus callejas observando los detalles. Antes de salir por la Puerta de San Mateo, rematada por doble arco, ojival y rebajado, y rodeada por seis pequeños arcos, ve a la derecha por la estrecha Via Cellolese hasta la Piazza Sant'Agostino, donde la iglesia de San Pietro aguarda junto al Convento de los Frailes Agustinos. La primera es uno de los templos más antiguos del lugar (XII).

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