Senderos al aire libre contra el encierro
Pueblos y ciudades disponen de recorridos que permiten respirar y librarse del agobio del confinamiento perimetral. Senderos con historias que contar accesibles para toda la familia
Sigue la restricción de movimientos en el País Vasco, continúan también nuestros paseos por localidades, para que cada cual elija la permitida y archive en una carpeta de futuribles las que pillan lejos de casa. Aprovechemos aquello de tomar aire ahora que todavía corre la brisa, no sea que después nos toque respirar el viciado ambiente entre cuatro paredes. A veces viajamos a otras provincias y acabamos caminando entre paisajes similares a los nuestros, obviamos lo que espera cerca como si la lejanía puntuara extra en una supuesta selección de destinos atractivos.
Bilbao
Para un bilbaíno amante de la montaña subir al Pagasarri es como acudir al supermercado. Vista la situación, suerte tenemos de contar con esta cima de fácil acceso. Hoy proponemos añadir a sus 673 metros los necesarios hasta el Pastorekorta, esa colina de 596 metros tantas veces visto, al que parece que han peinado raya al medio. Cubrirás 17 kilómetros, distancia estimable en la actual situación. Toma la Avenida de San Adrián y pasa sobre la A-8 por el puente. Elige el arcén de la carretera ascendente, que bordea por la izquierda Iberdrola y sigue medio kilómetro más. En esa misma mano, un paso introduce a terreno verde que evita así la carretera hasta el aparcamiento.
Una vez allí continúa tu ascenso para elegir el camino viejo, más natural. Ya sabes que puedes subir también por la pista, pero ya que vas a hacer pierna... Arriba esperan merenderos y probablemente vacas, acostumbradas a poblar la zona. Disfrutadas las vistas, el Pastorekorta no entraña dificultad, solo una pronunciada cuesta te hará entrar en calor. A poco más de un kilómetro de distancia, la senda hasta la base de la montaña no tiene pérdida. Desciende con tranquilidad por la zona empedrada del Pagasarri, en el mismo sentido en el que llegas al buzón, y sigue el trayecto marcado, ese que parece atusar las ondas de esta cabeza vegetal.
Escoge el tramo recto, no el que bordea la montaña por la izquierda. Las vistas son el premio. Para volver, regresa a la base del Pastorekorta y toma el descenso a mano derecha, un sendero de grava señalizado. En poco más de kilómetro y medio hallarás la intersección en la que, al subir, escogiste el camino viejo. Para variar el regreso, puedes volver por la carretera desde el aparcamiento. La ruta se localiza en Wikiloc.
Vitoria
Nos vamos al Parque de Armentia, situado a solo tres kilómetros al suroeste de la capital alavesa. Un total de 161 hectáreas son las que suma este bosque natural de quejigo que separa la ciudad y los Montes de Vitoria. Su tierra sufrió mucho. Incendios y sobreexplotación la condenaron a un precario estado, hasta que en los años 70 del pasado siglo se impulsó el nacimiento de un parque botánico con especies autóctonas y exóticas. Después, el afán humano por invadir espacios volvió a poner el lugar en riesgo, por eso decidieron incluirlo en la red de parques del Anillo Verde.
Ahora Armentia dispone de una cubierta arbórea natural de 104 hectáreas, más del 70% de su superficie. Los árboles forman un entorno tupido que a ratos se aclara, ornado de brezos, escobizos y enebros. Quejigos duermen en la parte frondosa, acompañados de arces, majuelos, endrinos y zarzamoras. Por la zona discurren jabalíes, ardillas, rapaces y pequeños pájaros como jilgueros, pinzones y petirrojos. El paseo puede hacerse desde la entrada al parque o, tanto a pie o en bici, por el paseo de la Senda, con salida en el parque urbano de la Florida.
Una vez en la entrada, crúzala y continúa por la izquierda hasta una plaza. Toma el itinerario de la derecha hacia la torre de Eskibel. Tienes indicaciones hasta confluir con la Vuelta al Anillo Verde, que comparte tramo. Discurre paralelo a la carretera hasta que el ascenso al edificio se separa, girando a la derecha, para cruzar la carretera y el arroyo Requera. Regresa luego al Anillo Verde hasta un nuevo cruce. Dejas entonces ese camino, que sigue a la izquierda, para ascender por pista ecuestre. En otro cruce vira 180 grados al norte, para volver.
El descenso se hace por el Itinerario de Montes de Vitoria. Solo debes obedecer los hitos hasta la basílica de Armentia. Puedes localizar el plano en la página web www.vitoria-gasteiz.org
Durango
El objetivo es contemplar una antigua nevera; eso y hacer ejercicio, por supuesto. Sal desde la ermita de San Roque. Pasa bajo la circunvalación para subir a mano izquierda y poco después sigue por la senda de esa misma mano hacia el área recreativa de San Rokeburu y al balcón de Durango. Empápate en el lugar de las vistas. Después toma, a la derecha, el camino estrecho al barrio de Bitaño. En el caserío Palazio (XVI-XVII) luce el escudo de la familia Zabala. Pista derecha de nuevo para acercarse al vivero de Dolometa y la casa forestal.
Al llegar a un cruce, gira a la izquierda para admirar la antigua nevera que conservaba hace años la nieve durante el invierno para abastecer a las localidades cercanas. Desde allí, sigue por el segundo cruce a la izquierda hacia Santa Lucía. El barrio de caseríos se ubica en la cara norte del Mugarra. Pasa la barriada y continúa por la pista hasta un cruce. Por la izquierda alcanzas el área recreativa de Landaederra. Por la derecha seguirás hasta el pequeño barrio de Orozketa. Tienes el mapa del recorrido en la página web www.turismodurango.net
Lekeitio
El mar besa las heridas de Lekeitio, los montes levantan su ánimo, ondulantes y cadenciosos. Desde la localidad costera toca primero subir desde el cementerio hasta la elevación de Lumetza, chiquitina, con solo 115 metros. Lo harás a lo largo de un Vía Crucis, saludado en cada curva por cruces, doce en total. Para observar desde el final de este calvario, junto a otros tres símbolos cristianos, el puerto de Lekeitio encarándose al Atlántico. Dicen que allí antiguamente se encendían hogueras para advertir a los marineros, también en la cima del Otoio, objetivo de esta ruta. Así llegaban los pescadores a casa, guiados por el brillo del fuego.
Este tramo sirve para la foto, ahora has de descender y bordear la costa, al principio, hasta hallar el cartel que advierte sobre la subida a la montaña citada, Otoio, primero por una pista de hormigón, después por un sendero. Te esperan 396 metros más que asumibles, con pocos tramos exigentes, el último justo antes de hacer cumbre. Arriba, el arbolado impide las vistas, pero una mesa de orientación ayuda a suponer lo que los árboles ocultan. Si bajas por pista de cemento hacia Ispaster cubrirás 12 kilómetros. Siempre puedes regresar al pueblo por el mismo camino en caso de que no te apetezca alargar la marcha.
Lemoa
¡Apunta! PR-BI.56 'Lemoatxa 1937'. Más ascenso a Gantzabal (363 m.). Un total de 8 kilómetros. Dos horas y media. Y mucha historia. Fecha a recordar: 28 de mayo de 1937. El general Mola, seguido por sus tropas, se asoma a Lemoa desde Amorebieta. Quiere rendir Bilbao. La resistencia vasca se hace pequeña ante la aviación italiana y alemana.
La zona cae pero es recuperada el 3 de junio gracias a los batallones de la VI Brigada Vasca, casi 3.000 hombres ayudados por carros construidos en La Naval de Sestao. Será la última victoria del batallón Euskadiko Gudarostea. Pocos días después los golpistas vuelven a ganar el territorio en el que se lucha hasta el 15 de junio. En este sendero quedaron restos de los combates.
Comienza el paseo a la entrada del pueblo, en el '1936 Urteko Gudarien Parkea', junto a un panel que ayuda a entender lo visitado. Obedece las marcas blancas y amarillas. Descubrirás el cordal occidental de la montaña hasta el área recreativa de San Antolín. Busca la cumbre, las trincheras. Conocerás otro monte, el Aspunta.
Al coronar el Lemoatxa, una hora y media después, vas a encontrar una capilla y una cruz levantadas en honor a las bajas del ejército golpista… a veces la historia tiene estos caprichos. Baja hasta la ermita de San Antolín, rodeada de un bonito paraje. Escogida la izquierda a través del bosque, verás un calero; más tarde, el Ibaizabal y la iglesia de Santa María de Lemoa.