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El seminario en el que buscan fantasmas

Santa María de Cayón (Cantabria) ·

Jueves, 4 de diciembre 2025, 20:09

No es muy viejo. Fue en 1960 cuando se construyó con el sello del arquitecto de Laredo José Manuel Bringas Vega y promovido por el ... Obispado de Santander. El gigantesco edificio de la Iglesia-Seminario Menor de San Luis pudo ser algo importante pero está ahora casi arruinado. Levantado en Argomilla, del término cántabro de Santa María de Cayón, rodeado de campos verdes, maizales y pastizales entre los que viven ganaderos y sus buenas vacas, sostiene aún sus muros en un descomunal e inoportuno contraste con lo que le rodea.

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Se explica esa localización extraña porque alguien donó a la iglesia cántabra una gran parcela llana de 35.000 metros cuadrados y, casualidad, lo hacía justo cuando la diócesis estaba pensando ampliar la capacidad del seminario de Monte Corbán en Santander. No busquen quién dio su fortuna a la iglesia, no lo encontrarán a menos que rebusquen en los inaccesibles archivos religiosos y quizás tampoco.

El seminario de Argomilla se había creado al amparo del Monasterio de Santa Catalina de Monte Corbán, edificado en Santander desde 1406 gracias a una bula papal, terminado a finales del XVIII y calificado en su conjunto desde 2002 como bien de interés cultural. Parece que en los sesenta esperaban muchos estudiantes en Monte Corbán y por eso hicieron en Cayón un edificio descomunal para poder llevarlos allí.

El arquitecto había hecho más seminarios pero en Cayón quiso dar la campanada planeando un mastodonte que pretendía un lenguaje y repertorio formal moderno. El resultado fueron seis plantas en el volumen del pabellón central, de 12 metros de ancho y 100 de longitud, a él se adosan en forma de «espina de pez» los demás pabellones. Hormigón y ladrillo rojizo ponen color a las fachadas. En el centro del lado oeste cobra protagonismo la iglesia, abovedada y toda blanca cuando se pintó, ahora no tanto. Todo era bueno allí: piscina, pista de atletismo, laboratorio... Un seminario ejemplar.

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Pero poco duró la residencia de los seminaristas, disminuida la demanda de la profesión. En 1975 los pocos que quedaban fueron trasladados a Corbán y después utilizaron aquel edificio varias congregaciones religiosas como colegio y residencia temporal, también los estudiantes de EGB de la comarca. Incluso se utilizó aquel mega-edificio como centro de rehabilitación de drogodependientes y hasta llegó a utilizarlo una empresa como escenario para batallas de paintball. Abandonado y olvidado desde 1980 queda ahora como espacio ideal para buscadores de fantasmas. Todo ello si no fructufica el proyecto para copnvertirlo en hotel.

En Corbán y en Argomilla suceden además cosas curiosas. Pero solo se descubren cuando se mira desde el cielo, como los pájaros, y ahora como los satélites o los drones. El Monasterio de Santa María de Corbán esconde la geometría de una esvástica dextrógira de más de ochenta metros de lado. Y la arquitectura del seminario de Santa María de Cayón, casi seguro que sin pretenderlo, nos enseña el perfil de una cámara de fotos gigante, cien metros el respaldo, más de treinta su objetivo. Eso sin poner demasiada imaginación a la mirada.

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