GPS

Viajamos a Gante y Malinas: una ruta llena de belleza

Asombran sus calles por sus fachadas y el arte que adorna las iglesias, auténticos museos con entrada gratuita

Jueves, 28 de agosto 2025

Si alguien escucha hablar de la ruta de los Maestros Flamencos en Flandes y piensa en aburridas obras de arte, se estará equivocando. La región ... belga es cuna de patrimonio, sí, la fama se la ganaron entre los siglos XV y XVII artistas como Jan van Eyck, Pieter Bruegel el Viejo, Peter Paul Rubens o Antoon van Dyck, entre otros, que dominaron la escena de Europa occidental. Pero en el recorrido encontrará el viajero también arquitectura, historia del pasado y un encantador presente repleto de calles pintorescas y pacíficos rincones, excusa perfecta para conocer destinos en Bélgica.

Publicidad

El vuelo directo de Bilbao a Bruselas subsana esa primera equivocación. Gusten o no pintura y escultura, sorprenderá, entrar en los templos que acogen maravillas creadas por estos autores, caminar por las calles que habitaron. Apostaríamos sin dudarlo a que gustará. La conjunción de belleza artística y arquitectónica con ambiente en calles y cafeterías no falla. Para no complicarse con un viaje extenso, nos ceñiremos a dos destinos: Malinas y Gante.

Escultura de Margarita de Austria ante la Torre y la Catedral de San Rumoldo. Flaviu Boerescu

Malinas, Mechelen en neerlandés, es un gran descubrimiento. Solo 24 kilómetros separan esta preciosa localidad de Bruselas, trenes desde el aeropuerto acercan en 15 minutos. Margarita de Austria la convirtió en capital de los Países Bajos en el siglo XVI. Por ubicar en el árbol genealógico, era la hermana de Felipe 'El Hermoso', tía del futuro emperador Carlos V, a quien crió junto a los otros tres sobrinos, hijos de Juana, nietos de los Reyes Católicos, que pasaron la infancia bajo su protección. Ejerció como gobernadora allí entre 1507 y su muerte en 1530, por eso es fácil escuchar hablar de ella, incluso hay un mural, del artista Gielen, con la doña al volante de un deportivo. A los 11 años la habían prometido al delfín de Francia, futuro Carlos VIII, quien rechazó la unión. A los 16 la casaron con Juan de Aragón y Castilla. Dicen que se enamoraron y que practicaban en exceso su amor, ya me entienden, por eso, el esposo murió a los seis meses, aunque en realidad se lo llevó la tuberculosis. Después la casarían con Filiberto II, duque de Saboya, que falleció tres años más tarde. Hasta que con 24 años se vistió de viuda y dijo basta. Floreció una Corte repleta de arte y ciencia.

Malinas ya no luce el título de capital política, pero se enorgullece de ser considerada la capital del carillón, que provoca el sonar de campanas. Hace un siglo, fundaron la primera escuela del mundo dedicada al instrumento medieval. La ciudad suma seis, dos en la Torre de San Rumoldo. Cada lunes, a las 20:00 horas, esa torre acoge conciertos, repiques con las 49 campanas.

Publicidad

Escultura del popular Opsinjoorke en uno de los parques de Malinas. Massimo Parisi

Pasear por las callejas de su centro histórico es hacerlo a través de los siglos. Entre bicicletas que sus dueños decoran con flores, bajo estandartes que dibujan elementos simbólicos. Todo es tan agradable a la vista que incluso pintan murales en los transformadores de luz. Los viejos almacenes de la orilla del río Dyle se han convertido en despampanantes apartamentos, pasear por el camino flotante provoca envidia. Antaño, en las fachadas laterales de los edificios junto al agua se construían plataformas que hacían de baño, uno asomaba el pompis y se dejaba llevar (no encuentro mejor manera de explicarlo). Los llamaban secretos, extraño nombre teniendo en cuenta que estaban a la vista de todos. Pero es que los malineses son gente curiosa. Una de sus figuras populares es el Opsinjoorke, un borracho acostumbrado a pegar a su mujer al que en cada fiesta, desde 1647, se mantea como castigo. Una pequeña estatua junto al Ayuntamiento lo presenta a los recién llegados.

Preciosos púlpitos de madera

Adorará el turista la gran Plaza Mayor, la mayoría de edificios datan del siglo XVIII, aunque queden del XV y XVI. En el pasado albergaban mesones y en el presente acogen cafeterías, así que tanto no ha cambiado su función. Desde estilo renacentista a rococó. Destacan sin esfuerzo la Torre y la Catedral de San Rumoldo. La primera, Patrimonio de la Humanidad, sobre 97 metros, aunque debía haber medido 167 ya que confiaban en convertirla en la más alta de Europa del siglo XV. Sucedió aquello de que uno propone y Dios dispone, no hubo dinero para coronarla.

Publicidad

En la Gran Plaza Mayor conviven terrazas y edificios históricos. Ekaterina Belova

Dentro del templo aguarda una de las obras más importantes de los Maestros Flamencos en la ciudad, 'La muerte de Jesús' de Antonio Van Dyck. También el trabajo de Michiel Coxcie, pintor de la corte de Felipe II, 'Muerte de San Sebastián'. Ya fuera, sorprenden los Ayuntamientos, hay varios, levantados en diversas épocas, el Schepenhuis acoge la Oficina de Información, es uno de los más antiguos de Flandes.

Los templos de la región parecen museos con entrada gratis. Nada más cruzar sus puertas, los ojos se van sin remedio hacia los majestuosos púlpitos de madera, imposible no quedar atrapado por sus dimensiones y belleza escultórica. Cada iglesia alberga varios tesoros. La barroca basílica Nuestra Señora de Hanswijk acoge junto a su cúpula, una de las primeras de Flandes, dos grandes relieves de Faydherbe. Hasta los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial creían que estaban hechos en gres, material demasiado pesado, por lo que el ingenioso autor aplicó yeso. Arquitecto de la iglesia, además de escultor, destacó como alumno favorito de Rubens y firmó también el púlpito. Dicen que cuando el sacerdote se quejó de una Eva modelada sin demasiada ropa, él respondió: «La próxima vez la haré con sotana».

Publicidad

En la iglesia de Nuestra Señora sobre el Dyle, es la 'Pesca Milagrosa' de Rubens quien cobra vida. Solo a sus manos, no a su taller, se atribuye el retablo 'La adoración de los Reyes Magos' en la de San Juan. Las tropas de Napoleón se lo llevaron, fue devuelto en 1818, salvo dos partes expuestas en Marsella. La luz del cuadro surge del niño Jesús; se cree que los otros dos niños son hijo y sobrino del autor.

Detalle de 'La adoración de los Reyes Magos'

En Santa Verónica, un precioso tríptico de Gaspar de Crayer representa a San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Una pantalla táctil permite observar todos los lados y detalles de la obra. En Santa Catalina, donde fue bautizado el abuelo de Beethoven, destacan la bóveda de madera y la creación de Pieter Valck. En la Iglesia de San Alexio y Santa Catalina, perteneciente al beaterio grande, las beguinas contrataron a prestigiosos artistas y arquitectos para plasmar a las santas por quienes sentían devoción.

Publicidad

Lo de las beguinas y sus beaterios dibuja una historia interesante. La ciudad tenía dos, el pequeño, oasis de paz del siglo XIII en el corazón de la urbe, y el grande, a las afueras, ambos Patrimonio de la Humanidad. Nacieron tras las cruzadas, el número de viudas, huérfanas y solteras creció. Ingresar en un convento era destino de nobles y adineradas, por eso las mujeres empezaron a agruparse, para colaborar en el sustento. No hacían votos espirituales, pero debían obediencia y castidad. Así conseguían independencia, por eso las acusaron a veces de herejes o brujas.

A partir del siglo XVII se especializaron en el encaje de bolillos para ganarse el sustento. Su trabajo adquirió mucha fama, lo demandaba la corte inglesa y francesa. Recomendamos pasear por esas calles. Fijar la vista en el suelo por el resto de la ciudad. Los círculos dibujados sobre piedra gris simbolizan gotas de agua, eso significa que por allí, antes, pasaba el río. Atravesar Klapgat, el 'rincón para charlar', donde se quedaban a cotillear quienes antes habían rezado en templos cercanos. Y aprovechar el terraceo, en esta ciudad muy viva.

Noticia Patrocinada

La ciudad de las tres torres

Menos de una hora de tren separa Malinas del siguiente destino, Gante. La urbe se enriqueció gracias al grano transportado por el río Lys, cada embarcación entregaba un cuarto de su carga. Por eso los muelles de Graslei y Korenlei muestran magníficos edificios. También vivió de la lana, y después del lino. En el XIX se convertiría en la primera ciudad industrial de los Países Bajos. Por eso su arquitectura cambió y pasó del estilo medieval a la demolición de unas 900 casas para ampliar un centro hasta entonces abarrotado y abrir el espacio, mostrando así su poder.

Vista de Kornmarkt desde el Puente de San Miguel. Destacan las torres del edificio de Correos, el Campanario de Gante, la Iglesia de San Nicolás y la Catedral de San Bavón. Kirk Fisher

Quedó el campanario, símbolo de poderío antaño. Desde allí se avisaba, cuando no había otra manera de hacerlo, de todo, regulaba la vida. En cada lado del reloj hay un vigilante, recuerdan a los guardias que protegían esta torre vigía donde se mantenían los documentos importantes de la ciudad. También hay un dragón, la veleta, que nunca duerme y vigila. En el siglo XVI, durante las fiestas, se quemaron globos y se creó la ilusión de que escupía fuego.

Publicidad

Ojos bien entrenados podrán deducir la edad de los edificios por su material: la piedra caliza a partir del siglo XI, la arenisca del XV, los ladrillos del XVI. Gante es una ciudad orgullosa donde prendían levantamientos. Carlos V castigó a los habitantes tras uno, obligándoles a pasear por las calles con una soga al cuello, por eso portan con gusto el mote de 'stroppendragers' (portadores de la soga). Otro ejemplo sucedió en 1949. El Castillo de los condes de Flandes fue ocupado, medio en broma, por estudiantes que protestaban contra la subida del precio de la cerveza. El edificio es casi el único ejemplo de castillo medieval que queda en Flandes con sistema de fortificación prácticamente intacto.

Castillo de los Condes de Gante. Adobe Stock

Antes de acceder a la catedral, conviene dar unos pasos hasta Achtersikkel, oasis en medio del epicentro turístico, justo al lado de la plaza Sint-Baafsplein. Lo reconocerá el visitante por su torre redonda del siglo XIV. Será un gusto estudiar en él, ahora que es el Conservatorio de Música, debe inspirar a sus alumnos tanto como inspiró a sus ricos propietarios. Ya dentro del templo, la recomendación es gastarse el dinero no solo para conocer una de las obras más aplaudidas de lo hermanos Van Eyck, el retablo 'La Adoración del Cordero Místico', sino la experiencia de realidad virtual que lo explica, da sentido a lo que luego admiras.

Publicidad

El trabajo lo comenzó Hubert, pero acabaría Jan. Curiosidad: se trata de la obra de arte más robada. Se la llevaron los franceses, la devolvió el duque de Wellington. Un año después, seis paneles se vendieron a un marchante de arte y acabaron en manos del rey de Prusia. Tras la Primera Guerra Mundial, Alemania los devolvió.

retablo 'La Adoración del Cordero Místico' de los hermanos Van Eyck.

Durante la Segunda Guerra Mundial terminó en la mina de sal de Altaussee, en Austria, junto a otros tesoros robados por los nazis. Se salvó de la orden de Hitler, quien había mandado explotar el lugar. Volvió a la catedral. Robaron varios paneles en 1934 por los que pidieron rescate. Las autoridades se negaron a pagarlo, el ladrón devolvió el de Juan Bautista, pero nunca regresaron los jueces justos. Un trajín tremendo, tan interesante como el retablo pintado en 1432.

Publicidad

Jan era un genio detallista, trabajaba como pintor en la corte de Felipe de Borgoña, y gracias a sus viajes descubrió animales y plantas que después plasmó en el paisaje del retablo. Más de 70 especies pueden hallarse en la pintura, es tal la precisión que, por ejemplo, en el zafiro del anillo de uno de los protagonistas se refleja la ventana de la capilla. ¡Alucinante! Solo esta obra merecería un reportaje, así que disfrutad la Catedral de San Bavón, además incluye un Rubens.

Estampa típica de uno de los canales de Gante. Adobe Stock

Ya que estamos con los Maestros Flamencos, en la iglesia de San Miguel se encuentra 'La resurrección de Lázaro' de Otto Venius, maestro de Rubens. Un Van Dick, el 'Cristo en la cruz', que encargaron a Rubens, quien no tenía tiempo de hacerlo y se lo cedió a su amigo. Incluso un Ribera, 'San Francisco'. En la iglesia de Santiago quedarán obras de Coxcie, quien, por cierto, copió el Cordero Místico para Felipe II.

Queda recorrer la ciudad fijándose en las casas. Pasar por la Oficina de Turismo, antiguo mercado de pescado con fachada barroca presidida por Neptuno a cuyos lados aguardan las personificaciones de los dos ríos de la ciudad, el Escalda y el Lys. Acercarse a los beaterios. Sentarse en alguno de los pintorescos restaurantes con comidas del mundo en el barrio de Oudburg y Patershol. Observar el ayuntamiento, hecho a pedazos, según llegaba el dinero. Cruzar por la calle Werregarenstraat, repleta de grafitis, hacer una foto desde el puente Hoofdbrug. Y entender por qué a esta preciosa urbe la llaman la ciudad de las tres torres.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad