Ruta verde en Urdaibai: el paseo del Guggenheim
Arte y Naturaleza. Recorrido por la espectacular ruta verde que conectará las futuras dos sedes del museo para descubrir el valor histórico y ecológico del paisaje habitado de esta área protegida
IRATXE ASTUI
Jueves, 24 de junio 2021, 02:26
Urdaibai, esa joya única de Euskadi que ocupa 22.000 hectáreas en torno a la desembocadura del río Oka, siempre nos pone en marcha. Desplegar ... su mapa de más de 24 kilómetros de itinerarios peatonales nos traslada de un vistazo a un extraordinario y bello espacio, de rica y variada diversidad, en el que el paisaje habitado nos habla también desde su silencio. Por algo la UNESCO decidió en 1984 incorporarlo a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera. Por si fuera poco también está declarada como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y exhibe uno de los humedales mejor conservados del sur de Europa.
El Museo Guggenheim tiene previsto extender su sede hasta este espectacular entorno, en el que un día cualquiera se pueden avistar desde la orilla de su marisma hasta 70 especies de aves diferentes. Urdaibai es naturaleza, fauna, flora, sosiego y respiro, pero también historia, arte, gastronomía y gentes. Un recorrido de cinco kilómetros, entre el Astillero de Murueta y la antigua empresa Dalia de Gernika, en donde el Guggenheim proyecta establecer sus futuras dos nuevas sedes, nos adentra hasta los pies del estuario, que vertebra esta área natural.
Murueta/Gernika-Lummo
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Dónde Busturialdea. Desde el Astillero de Murueta hasta la antigua fábrica Dalia de Gernika-Lumo. La ruta, de cinco kilómetros, se puede realizar todo el año. Información en turismo.euskadi.eus y turismourdaibai.com
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Información turismo.euskadi.eus
Nuestro paseo comienza precisamente en Murueta, la pequeña localidad rural enclavada en el corazón del área protegida, hasta donde nos podemos aproximar en transporte público. Su diminuto casco urbano concentra, además del Ayuntamiento y el frontón, la iglesia parroquial de Santa María; un edificio neoclásico del S. XIX, trazado por el arquitecto Antonio de Goycoechea.
Desde la plaza de Eleixalde ascendemos por el barrio Goierri hasta alcanzar el cruce con el núcleo vecino de Larrabe. En ese punto nos sorprende un parque botánico en el que conviven numerosas especies arbóreas a las que acompañan carteles en los que se pueden leer nombres como el del arce real, sauce, acebo, castaño, melojo, encina, peral silvestre y algún madroño, entre otras innumerables especies.
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El espacio nos informa también de forma didáctica sobre el patrimonio geológico que atesora Urdaibai, con enormes piezas que nos permiten apreciar, también a través del tacto, la rugosidad de las rocas propias del entorno y que en algunos casos, como la peculiar caliza 'Rojo Ereño', han sido comercializadas desde hace miles de años en diferentes partes el mundo.
En su descenso, el camino se abre al espectacular parque de la Tejera de Murueta, cuyo origen se remonta a la antigua producción de cerámica existente en la zona durante la época medieval. «Se constituyó en 1982 y fue la primera fábrica de Urdaibai», informa un panel instalado junto a la construcción, que aún mantiene alta su chimenea de 32 metros. 'La Estrella', nombre con el que fue bautizada la Tejera, es también un buen ejemplo de cómo la actividad humana se ha fundido siempre con el entorno natural en Urdaibai.
Sin salir de ese marco, cinco embarcaderos asoman por encima del estuario. Desde cualquiera de ellos, podemos señalar al Astillero de Murueta, otro grande de la industria naval de Euskadi, además de la campiña atlántica que rodea a los caseríos y el telón de fondo ambientado de los intensos colores de la cambiante marisma.
En Urdaibai, cada seis horas y media, la marea se propaga como una onda, desde la costa hacia el interior del estuario, a lo largo de 12 kilómetros. Así, el paisaje cambia radicalmente. Sin duda, un deleite para los sentidos.
Durante el recorrido, en el borde de la marisma, encontramos también el Molino de Maiukitza, que estuvo en funcionamiento hasta 1893 accionado por la energía hidráulica. «No conserva su maquinaria, pero sigue siendo uno de los inmuebles más representativos de la molinería mareal vasca», aseguran los expertos.
El agradable sendero que recorre por el borde de la ría dirige nuestros pasos aguas arriba con la sensación de estar siendo observados por la infinidad de aves y fauna silvestre asociada a los carrizales. Por ahí anda camuflada también la ranita de San Antonio (Hyla arbórea) a la que gusta frecuentar zonas de vegetación densa, próximas al agua, aunque es durante la caída del día cuando más se hace sentir. En los fondos y taludes del río Oka vive también «la única población reproductora de la libélula Oxygastra curtisii que se conoce en la Comunidad Autónoma Vasca», alertan desde el Patronato de la Reserva de Urdaibai para concienciarnos sobre su protección.
Progresamos por el camino y a medida que vamos avanzando en dirección sur nos dan la bienvenida tamarindos, fresnos, sauces y algunas especies exóticas ordenadas en hileras a lo largo de ambos márgenes del corte de la ría. Las aves juguetean en el agua a nuestro paso y estamos a punto de alcanzar el estuario superior de la ría del Oka. «Las actividades y creencias humanas en torno a este lugar nos han dejado una importante herencia cultural y memoria acumulada en los ecosistemas. Los caseríos, las ermitas, los yacimientos arqueológicos o los molinos de madera son algunos elementos de este patrimonio», resalta un panel informativo instalado en el camino.
Observación de aves
Las salidas al campo se entienden mejor acompañadas de la voz de los expertos y en ese sentido, Urdaibai cuenta con los mejores especialistas. En la torre Madariaga de Busturia se encuentra el centro de interpretación Ekoetxea, que ofrece a sus visitantes además de una interesante exposición, un amplio programa de actividades. Imprescindible es también la entrada al museo vivo de la naturaleza de Urdaibai Bird Center, en Gautegiz Arteaga. Esta 'terminal', situada frente a la laguna de Orueta, organiza todos los sábados salidas para conocer y observar por primera vez a las águilas pescadoras que están criando en el área protegida.
La riqueza ecológica de Urdaibai se respira otra vez durante este trayecto que discurre por una pasarela de madera. La variedad de ambientes, desde los carrizales hasta los canales meandriformes de la ría albergan una gran biodiversidad. «Esto hace que en el estuario queden representados todos los eslabones del ciclo de la vida», subrayan desde el Patronato de Urdaibai.
Forua nos invita a salirnos del camino para visitar los restos de su poblado romano, mientras que un puente de madera que atraviesa a la ría nos descubre otros caminos peatonales en dirección a Kortezubi y Barrutibaso. Desde ese punto apenas quedan dos kilómetros para entrar en la histórica villa de Gernika por un sendero llano y agradable con el sonido de fondo de la ría.
Dejamos atrás el complejo deportivo de Urbieta y a lo lejos divisamos el puente de Renteria, Si alzamos la vista podemos observar el rótulo de la vieja fábrica Cubiertos Dalia. Hemos alcanzado nuestra meta por un entorno que conviene cuidar para garantizar nuestra calidad de vida.
En tren
El tren es otra emocionante opción de adentrarse de lleno en el corazón de Urdaibai sin que para ello tengamos que calzarnos las botas. Una vez que alcanzamos la villa histórica de Gernika, la compañía Euskotren nos brinda la oportunidad de realizar el mismo recorrido, aunque esta vez en sentido contrario, siguiendo el trazado de la ría hasta la costa – Mundaka, Bermeo– y desde la postura relajada que nos permite el asiento de un vagón. El singular viaje, de una duración de poco más de veinte minutos, no deja a ningún viajero indiferente si pone la vista a través de la ventanilla. El tren nos descubre un auténtico paraíso natural de arenales, marismas que esconden una enorme diversidad y pastos junto a caseríos centenarios como telón de fondo.
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