Los mejores planes culturales para este fin de semana

Esta producción de Pabellón 6 y Makiescenica estrenada en 2018 vuelve en su recta final a la sala de Zorrozaurre, donde todo empezó. Una buena oportunidad para no perderse este brillante retrato de José Pérez Ocaña, con sus matices y con el alarde de color que él aplicaba a sus cuadros. El artista sevillano se convirtió en un símbolo del activismo gay y de las ansias de libertad de los años 70. Quizá la imagen más recordada es la de sus paseos por las ramblas con vestido floreado y abanico, junto a sus inseparables Camilo y Nazario. El autor y protagonista de la obra, Unai Izquierdo, se propuso ir más allá del personaje y captar su esencia, su fragilidad, a través de un relato ficcionado que dirige María Goiricelaya. Supo que lo habían conseguido cuando, el día del estreno en el Arriaga, el hermano mellizo del pintor se acercó a felicitarles.

Desde entonces 'Ocaña' ha tenido mucha vida en los escenarios. Fue profeta en la tierra del protagonista, Sevilla, donde ganó el festival Cultura con Orgullo. Incluso elogiaron el acento andaluz del reparto, en el que también figuran Itziar Lazkano, Mikel Losada y Diego Pérez. Interpretan a la madre del protagonista, que no aceptaba su homosexualidad, a su amigo Camilo y a su gran amor. Ocaña tuvo una vida intensa que acabó de forma trágica a los 36 años. Sufrió represión, fue maltratado y encarcelado, pero cultivó el arte de la provocación y se empeñó en hacer cosas diferentes. Quien no lo conozca, o se haya quedado con un retrato en blanco y negro, puede verlo tal como era, probablemente por última vez, hasta el domingo.

La Compañía Joven de Pabellón 6 mira de frente a la pandemia que nos ha cambiado la vida en sus primeras producciones. Lo hizo Graciela Dóniz con 'En Standby' y también Iñigo Cobo con 'Todo saldrá bien', que vuelve a su sede. El autor, que forjó su mirada en el cine y es director del festival de Santurtzi, se fija en «la letra pequeña» de la Historia. A través de las vivencias de jóvenes anónimos, y con un supermercado como escenario principal, recrea siete días del año que tanto marcó nuestras vidas, desde la celebración del pase del Athletic a la final de Copa en marzo, en vísperas del confinamiento, hasta la vuelta al colegio en septiembre.

La trama aborda temas como el poder, el futuro y el sexo en tiempos de pandemia con una mirada fresca que trata de esquivar los tópicos. Arnatz Puertas –actor fetiche de Iñigo Cobo– Leire Ormazabal, Alazne Astorga, Nagore Cenizo-Arroyo, Aitor Echarte e Itxaso Gil dan vida a esta mezcla de «realidad y ficción, hechos con anécdotas y mentiras con verdades». Como ellos advierten, «si alguien te dice que todo saldrá bien, no le creas».

Mario, camionero, se dirige a Portugal rumiando una noticia que no quiere compartir con nadie: tiene cáncer de pulmón y le quedan unos meses de vida. De camino al pueblo natal de su padre, se cruza con Ander, que hace autostop para participar en un concurso amateur de fados en Ayamonte. A la altura de Salamanca, quedan atrapados una noche entera en el camión por culpa de una nevada.

Así empieza 'Fadoak entzuten zituen gizona', una «comedia negra sobre la masculinidad» escrita por Txarli Andrade que traslada al escenario la trama de una 'road movie' en euskera. Le dan vida Ane Gabarain, Iñigo Aranbarri y Kepa Errasti, bajo la dirección de Getari Etxegarai.

Alex trabaja en una sauna gay. Oskar, profesor de instituto, es visitante habitual y Jesús acude por primera vez una Nochebuena en la que se supone que debería estar cerrada. Así se plantea el «triángulo rosa» de 'Lurrun minez', la obra con la que Galder Pérez ganó el premio al mejor guion en euskera en los premios de teatro breve Café bar Bilbao de 2018. Lo que empieza como una fiesta termina en enfrentamiento dialéctico. Una reflexión sobre las relaciones de poder con deseos, frustraciones y humor entre vapores, por la nos guían las interpretaciones de Gaizka Chamizo, Jon Koldo Vázquez y Pelayo Serrano bajo la dirección de Olatz Gorrotxategi.

Las obras de Tennessee Williams siempre dejan huella y 'De repente, el último verano' es quizá la más inquietante. En la historia de la muerte de Sebastian, protagonista ausente, y los secretos que guarda su familia se basa 'Verano de cristal', que cierra este fin de semana la temporada de La Calde, el escenario de la compañía Haceria en su nueva sede de La Terminal.

El ambiente íntimo de esta sala juega a favor de una obra dirigida por Richard Sahagún, que se estrenó en 2017 y ha sido bien acogida por crítica y público. Los espectadores viven en primer plano la tensión que se respira en las conversaciones, los intentos de una dama de la alta sociedad por ocultar una verdad desgarradora. La función descansa en un sólido reparto formado por Paule Barcenilla, Luis Hernández, Nuria Valiente, Izaskun Barroso, Irati Herreros, Nagore Landeta y Yeray Urizar.

Coinciden esta semana en escenarios de Bilbao dos propuestas que ponen el cuerpo y la ciudad, espacio urbano y arquitectura, a dialogar. Una es múltiple: es la programación del festival Lekuz leku, que normalmente lleva a distintos puntos de la ciudad –suele ser al Paseo de Abandoibarra– distintos espectáculos de danza; ahora se queda limitado a la terraza mirador de la sala La Fundición, pero el contenido es el mismo. Otra ocupa el auditorio de Azkuna Zentroa.

Esta tarde, en el centro de Bilbao, Mikel del Valle, que se formó en danza clásica con Ion Beitia y Carmen Roche y después en contemporánea becado en el Centro Andaluz de Danza, presenta 'Arquitectos del Aire'en el marco de la temporada de artes escénicas de Azkuna Zentroa. El movimiento como lenguaje arquitectónico, que ocupa el espacio, y al mismo tiempo la arquitectura como orden y jerarquización del espacio de la ciudad. De ese paralelismo se nutre, o es lo que explora, esta coreografía que quiere reflexionar sobre el patrimonio industrial desde el movimiento en uno de los iconos de ese patrimonio.

Esta tarde también se proyectan en La Fundición dos audiovisuales sobre danza en tiempos de confinamiento. Son dos muestras casi opuestas de la respuesta que los bailarines dieron a tanto tiempo sin bailar (para los demás, se entiende). 'Paradis' reúne a muchos profesionales de la danza en distintos puntos de teatros de la Comunidad Valenciana y 'Microdanzas confinadas', sin embargo, enseña lo que estuvo haciendo Matxalen Bilbao en su casa.

El programa de Lekuz leku trae además, como siempre, piezas en directo. Cuatro el viernes y cuatro el sábado, a partir de las siete de la tarde. Son producciones adaptadas al espacio urbano o pensadas directamente para ello, de Euskadi y de otras comunidades; diferentes formas de entender lo contemporáneo en todos sus sentidos.

Los estampados textiles de Rosa Parma se convierten en objetos escultóricos con un discurso feminista.

Las prendas de vestir hablan de nosotros y, posiblemente, ninguna sea tan elocuente como la camiseta, sobre todo durante la juventud, cuando la identidad, las emociones y formas cambiantes de pensamiento, bullen en una particular marmita. Rosa Parma lleva doce años estampándolas y la Galería La Taller cierra temporada con una exposición realmente especial porque resalta la plasticidad de este elemento cotidiano y establece sutiles conexiones con el feminismo y la historia del arte.

La artista convierte la ropa en soporte para un discurso que alude a aquellos movimientos como las Riot Grrrl, que reclamaban desde el desafío punk su lugar en la escena cultural, pero también descubrir los estímulos que la artista encuentra en Nueva York, la ciudad donde actualmente reside. Los lemas de la sociedad de consumo también se trasmiten a través de las camisetas, un soporte desde el que se puede denunciar y proyectar aspiraciones y motivos de orgullo.

El espectador se encuentra ante un trabajo en el filo, que se nutre del diseño pero que no renuncia a la esfera de la plástica. Parma convierte las piezas en objetos tridimensionales y las sitúa en la pared, como si se tratara de cápsulas de la memoria en la que han quedado atrapadas una parte de nuestro armario y de nuestra evolución como individuos.

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