Último LABI
Furgón de cola ·
El lehendakari anuncia el fin de la emergencia sanitaria y de las restriccionesTuvo algo de último parte de guerra la intervención de ayer del lehendakari. Se anunció en ella el esperado fin de la práctica totalidad de ... las restricciones y el inicio de «una nueva etapa». Un asesor con sentido del humor podía haber propuesto un discurso breve y con sonsonete histórico: «En el día de hoy, endémico y acorralado el covid, ha alcanzado el Plan Bizi Berri IV sus últimos objetivos sanitarios. La emergencia ha terminado». A continuación, claro, el asesor habría sido despedido, puede que incluso ajusticiado. Pero qué sería la vida sin esos buenos ratos.
Cinco olas pandémicas y dos emergencias sanitarias después, el lehendakari inauguró ayer un «tiempo de esperanza». Cuántas veces pensamos en este momento. Pues aquí está. También dijo Urkullu que toca el «relanzamiento de Euskadi». Yo imagino que a continuación no dio detalles sobre la normalidad que llega a los bares (adiós aforos, adiós mesas raras, adiós extrañísimos protocolos) para que los vascos no le tomen la palabra y se relancen estrictamente sobre las barras. El jueves ya se podrá volver a beber de pie y en grupo, lanzando billetes sobre el velador del modo tumultuario y sagrado en el que nos enseñaron a hacerlo nuestros padres.
Por lo demás, el lehendakari no rehuyó la autocrítica y reconoció que la respuesta vasca a la pandemia ha estado al nivel de los países más avanzados del mundo. En «el grupo de cabeza del mundo», detalló, en cuanto a la vacunación. Que en ese grupo están también Cantabria o La Rioja, por citar solo a los vecinos, Urkullu no lo dijo, no fuese a pensar alguien que el repaso a Francia y Noruega no se lo estamos pegando en solitario. Al mismo tiempo, el lehendakari se anotó «menos medidas limitativas que en nuestro entorno», por ejemplo en la hostelería, obviando el detalle de que en febrero los bares se los reabrió más bien un juez. Son la clase de autoelogios que conviene hacer siempre delante de los periodistas, por aquello de que te pregunten después. Ayer, sin embargo, el lehendakari despidió la emergencia sanitaria sin preguntas de la prensa. Frente a él estaban los miembros del LABI. Urkullu les agradeció el trabajo de estos meses. Y el LABI se desactivó con un gran aplauso. Que se dieron ellos mismos.
El apagón
Facebook, Instagram y WhatsApp sufrieron el lunes un apagón global de seis horas. Se calcula que el fallo afectó a la mitad de la población mundial y que el episodio le ha hecho perder a Mark Zuckerberg una de esas fortunas inconcebibles. Al mismo tiempo, ha habido ciudadanos que, tras el susto inicial, terminaron ganando unas horas sin mensajes ni alertas y reconocieron una forma de placidez simple y extinta. No servirá de nada, claro. Zuckerberg tiene que recuperarse y en Menlo Park liberarán de inmediato alguna clase de señuelo algorítmico que consiga secuestrar la atención del personal con más intensidad. «Enciende, sintoniza, déjate llevar», propugnaba Timothy Leary antes de aquel lejano Verano del Amor. No deja de ser curioso que la revolución emancipadora y contracultural imponga hoy y aquí, en el Invierno de la Furia, un lema bastante inverso: apaga, desconecta, retoma el control.
FRANCIA
Os hará libres
330.000 menores víctimas de abuso sexual en la órbita de la Iglesia francesa desde 1950. Es una cifra aterradora y habla por sí sola. Así que mejor hablar de quién ha conseguido fijarla: una comisión independiente presidida por un alto funcionario que durante dos años y medio ha recabado testimonios e investigado con pleno acceso a la información oficial, judicial y periodística, pero también a los archivos de la Iglesia. No va a poder esquivarlo la Iglesia española. Las buenas palabras y los golpes de pecho ya solo serán creíbles si cristalizan en algo así.
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