Ley de Educación: Más de lo mismo
Cualquier Estado democrático debe fijar mecanismos para que las garantías de derechos particulares no perjudiquen a la sociedad
nagore iturrioz, aitor idigoras y ana pérez
Miércoles, 23 de diciembre 2020, 03:53
Andan revueltas las patronales de centros privados concertados y la Iglesia al sur del Ebro. Son lágrimas de cocodrilo. Son conscientes de que la Lomce ... les otorgó privilegios desmesurados, de que la difusión del modelo educativo liberal postfranquista les coloca en una situación de privilegio y de que la Lomloe no hace más que reafirmar esa base sólida. También saben que la política de 'conciertos educativos' ha fracasado. Casi cuatro décadas después de que se aprobara la LODE podemos extraer una conclusión con escaso margen de debate: los centros privados concertados no tienen lugar en la construcción de una sociedad más justa y equilibrada, son un obstáculo para la cohesión social y no garantizan la igualdad de oportunidades.
Las patronales y la Iglesia al norte del Ebro en cambio, están tranquilas, nadando en la prosperidad. Las bases de sus proyectos excluyentes que el PSOE (PSE y PSN), Eusko Alkartasuna y PNV han ayudado a construir durante décadas son suficientemente sólidas. Lo acaban de confirmar tanto el lehendakari como la presidenta de Nafarroa y sus respectivos consejeros de Educación. En este camino, la izquierda abertzale sigue siendo un fiel compañero de viaje promoviendo la simbiosis entre centros privados.
Todos los partidos políticos están a favor de la escuela pública. Pero también a favor de la privada. Haciendo equilibrios imposibles en el caso de PSOE y EH Bildu y sin tapujos en el caso del PNV, defendiendo, incluso, la financiación pública de los centros que separan al alumnado en función del sexo.
Más allá de la 'identidad' de cada centro privado-concertado, estos conviven perfectamente, se necesitan mutuamente. Los derechos individuales y de elección de centro de algunas familias no tienen límites, aunque vayan en perjuicio de la sociedad. Sobre esta idea pivotan las políticas de concertación universal para los centros privados.
Cualquier Estado democrático debe establecer los mecanismos necesarios para que las garantías de los derechos particulares que puedan ser legítimos no generen disfunciones sociales ni causen perjuicio al conjunto de la sociedad. Porque la sociedad en su conjunto también es sujeto de derechos.
Esta idea es la que todavía no han interiorizado los partidos políticos y muchos agentes educativos. Con la Lomloe también se refuerza el modelo educativo liberal, ya que los derechos individuales de determinados colectivos se imponen sobre los derechos de toda la sociedad, en detrimento de esta última. ¿Nos tenemos que conformar con suprimir algunos privilegios establecidos por la Lomce? ¿Deben tener el mismo tratamiento los centros privados y los públicos? Steilas considera que la Escuela Pública debe ser una escuela para toda la ciudadanía. Esto garantizaría la conciliación de derechos tanto individuales como colectivos, al igual que ocurre en los países más avanzados y cohesionados. Sobre esta idea se han construido amplios consensos en torno a la educación en estos países.
Pasi Sahlberg, partícipe en las reformas educativas finlandesas en la década de los 90, escribió en su libro 'Finish Lessons' que «las personas finlandesas tienen un profundo sentido de la responsabilidad compartida. Además de la importancia de la vida propia, el bienestar de los demás es básico». Finlandia suprimió la educación privada y con ello disminuyeron las desigualdades.
Para terminar, a quienes están defendiendo un modelo educativo liberal, nos gustaría recordarles las siguientes palabras de Joseba Sarrionandia:
«Nuestros derechos no empiezan donde acaban los de los demás.
Nuestros derechos comienzan donde comienzan los de los demás.
Y donde empiezan nuestros derechos empiezan también los de los demás».
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