Vidas calcinadas
Valencia ·
El conserje del edificio fue puerta por puerta dando voces hasta donde pudoComo si todas las torres de pisos calcinadas se pareciesen a su manera, las imágenes del edificio incendiado en el barrio de Campanar de Valencia ... recuerdan a la silueta carbonizada de la torre Grenfell de Londres. Aseguran los expertos que se trata de dos fuegos similares. Ambos se propagaron a gran velocidad por unas fachadas demasiado combustibles que favorecieron el efecto chimenea. El viento ayudó. Los bomberos se jugaron el tipo. El desastre fue enorme. En Londres murieron setenta personas. En Valencia hay nueve víctimas mortales y ya no se buscan más desaparecidos. Ese balance se terminará de ajustar de un modo inevitable y dramático: iluminando las vidas calcinadas y comprobando que son nuestra propia vida reflejada en un espejo. Ayer supimos que entre las víctimas del fuego hay una pareja con un niño de tres años y un bebé de quince días. Se refugiaron en un baño intentando protegerse de las llamas. Enviaron a sus familias sus últimos mensajes de WhatsApp.
¿Qué salvarías en un incendio? La pregunta recurrente en los cuestionarios ingeniosos se vuelve insoportable. Cuando el humo entra bajo la puerta, la gente no es original e intenta salvar la vida. La propia y la de los demás. En los primeros momentos del incendio de Valencia, el conserje del edificio fue puerta por puerta dando voces y sacando a los vecinos de sus casas. Hasta que llegaron los bomberos y le obligaron a ponerse a salvo. Ayer el hombre se acordaba de los que no pudieron salir porque los héroes son así.
Nuestra sociedad es por su parte la más apocada de la historia y necesita poder creer al instante que toda tragedia es un error. Por eso, con el edificio de Valencia en llamas ya se sabía que la culpa de todo la tenía el poliuretano y el 'boom' inmobiliario. Aun así, la Policía Científica accedió ayer al edificio en busca de respuestas algo más sólidas. Algo tan cotidiano como un fallo eléctrico en un frigorífico desencadenó el horror en la Torre Grenfell. Pronto sabremos lo que ocurrió en Valencia, ciudad que en unos días se enfrenta como en una broma macabra a una cita sagrada con el fuego.
'Caso Koldo'
Mordidas en el aire
El levantamiento del secreto de sumario en el 'caso Koldo' funcionó ayer como un cañón de confeti. De pronto no era el amor lo que estaba en el aire, sino los pinchazos telefónicos, las alusiones, las transferencias y los inmuebles a nombre de terceros. Comienza un carrusel que hemos visto girar muchas veces y cuya música incluye esta vez una fórmula patética a exprimir sin rubor: «Cuando más gente moría…». La oposición aspira a desgastar al Gobierno por el lado de la limpieza, que es el principal capital que le queda a Pedro Sánchez en términos de credibilidad. Si cuando se destapó el escándalo los analistas de la órbita gubernamental coincidieron en el doble diagnóstico («feo» y «mala pinta»), ayer María Jesús Montero pareció anticipar que van a dejar caer a Ábalos, con todo lo que eso implica. Sucedió en un foro en Cádiz, cuando le preguntaron si el exministro debe dejar su escaño. «Yo sé lo que yo haría», respondió la vicepresidenta. «Dejaría el escaño», concluyó el moderador. «Usted sabe lo que yo haría», remató Montero, que es una de esas personas, lo aprendimos en su etapa de portavoz, en las que la sinceridad resulta inversamente proporcional al número de palabras empleadas.
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