Invadir Noruega
Las conversaciones de paz entre Israel y Hamás comienzan la semana en que se falla el Nobel de la Paz
Parecía imposible, pero sucederá hoy en El Cairo: representantes del Gobierno de Netanyahu y de Hamás sentándose a negociar de un modo que sí puede ... tener consecuencias. Lo hacen respaldados por los países árabes y presionados por Estados Unidos. Presionados por las redes sociales: así se hace ahora la diplomacia de precisión. Donald Trump tuiteó ayer exigiendo a gritos la inmediatez del alto el fuego en Gaza y el intercambio de rehenes y prisioneros.
No se sabe dónde estamos, pero se diría el mejor lugar en el que ha estado Oriente Medio desde el 7 de octubre de 2023. La posibilidad de que se detenga la guerra compite con la evidencia de que el plan de paz de Estados Unidos es inconcreto e improbable. Pero cogerle el paso al mundo es hoy esperar lo inesperado. Por ejemplo, que Trump insista en incendiar su propio país mientras apuesta por aplacar fuegos foráneos y que, de todos ellos, termine apaciguando el más complejo.
También parecía imposible que esta semana la fecha clave no fuese el segundo aniversario del 7-O, sino el viernes porque se falla el Nobel de la Paz. Trump ansía la distinción porque la tiene Obama y porque probablemente imagina que incluye un enorme trofeo como el de la Superbowl. «Todo el mundo dice que debería ganarlo», soltó en la Asamblea General de la ONU. A los militares a los que reunió en Virginia hace unos días les dijo que la guerra entre Israel y Hamás iba a ser la octava que resolvía personalmente. «Nadie ha hecho eso nunca».
Con todas las apuestas en contra, Trump es el primer aspirante al Nobel de la Paz que, en caso de no ganarlo, puede declararles la guerra a Suecia y a Noruega. Otra cosa que puede hacer es concentrar su energía disparatada en el año próximo y arreglar personalmente lo de China y Taiwán y el cambio climático. Hay quien piensa que la posibilidad de un Donald Trump laureado es imposible, pero no lo será si la genuflexión ante el Gran Adolescente termina imponiéndose como método de funcionamiento del mundo. Cristopher Hitchens situaba el prestigioso galardón entre las fuerzas adulatorias de eso que Saul Bellow llamaba «Compañía de Pavimentos Buenas Intenciones», aludiendo al material del que como se sabe está alfombrado el infierno.
TAV
Enchufados
El trazado de hormigón de la línea del TAV comienza al parecer a electrificarse. O, al menos, el contrato para hacerlo se ha adjudicado. Imagino que es un pequeño paso para Adif pero un gran paso, etc. Hace diecinueve años que en el País Vasco comenzaron las obras del tren de alta velocidad. Éramos todos unos niños. Y el TAV, angelito, era una i griega. ¿Se acuerdan? La 'Y' vasca. Había que volarla con explosivos. Qué tiempos aquellos. Se nos dijo entonces que el tren estaría funcionando en 2014. Ahora se nos dice que tal vez en 2030. A ver si hay suerte. Con quince años de retraso, en Transportes anuncian el electrificado de los tramos existentes, pero hay que imaginarse también ese ministerio. El ministro actual parece dedicar toda su energía vital a la agitación y propaganda en Twitter. Y a la gente que trabajó con su antecesor no es difícil imaginarla abrazándose a sí misma e intentando superar la neurosis de guerra por el lado de los sobres y las sobrinas. En cuanto a las instituciones locales, aún no sabemos si el TAV lo queremos por Vitoria o por Ezkio. Ya se decidirá. Hay tiempo. La perfección de la aporía vasca no es desde luego pequeña: eso que sigue viniendo tan despacio hacia aquí es la alta velocidad.
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