Fin de cuentas
El consejero Azpiazu niega que el terrorismo de ETA tuviese incidencia en la economía vasca
Ayer le preguntaron al consejero de Economía por el problema económico que generó ETA, especialmente en lo tocante a la inversión. Y Pedro Azpiazu, tras ... dejar claro que el terrorismo fue un drama humano, aseguró que el terrorismo no tuvo «incidencia alguna» en la economía vasca. La economía es un asunto misterioso. Parece que a la de un país puede no afectarle que se asesine y extorsione a empresarios, que se atente contra las infraestructuras, que se asocie tu nombre al terror o que se le pongan bombas a empresas que al día siguiente buscan otro lugar donde instalarse.
En los últimos años hemos conocido varios trabajos realizados por investigadores e instituciones de prestigio que intentaban concretar el daño económico causado por el terrorismo, desde los costes directos a la pérdida relativa de PIB, pasando por la incidencia en el tejido empresarial, el daño al sector turístico o la pérdida de talento emprendedor. Algunos como el volumen 'La bolsa y la vida' coordinado por Josu Ugarte son especialmente rigurosos. Hasta donde yo sé, ninguno resolvía así el capítulo de conclusiones: «Nada, ni la más mínima incidencia. A otra cosa».
De hecho, tampoco concluía nada parecido el mismo Pedro Azpiazu cuando, tras el alto el fuego de 2006, celebraba en un artículo la desaparición de un «obstáculo que parecía insalvable», se mostraba «plenamente de acuerdo» en que lo que parecía ser el fin del terrorismo constituiría «la mejor inversión de Euskadi» y recordaba que la inversión, precisamente la inversión, estaba «estrechamente unida» a las expectativas de paz y normalización.
Sin embargo, en aquel artículo ya había un 'sin embargo'. El por entonces diputado anotaba que «pese a todo» la economía vasca gozaba de buena salud. Imagino que esa es la tesis que el consejero sostiene en el tiempo. No tanto que no pasase nada como que la economía resistió lo que pasó. Ayudó sin duda el régimen fiscal propio, que todavía cristaliza en una manera propia de razonar, al tiempo hiriente y defensiva. Se han referido al menos dos ocasiones en las que el lehendakari Ibarretxe visitó al superviviente de un atentado recordándole que en el País Vasco se vivía muy bien, puede que incluso señalándole a la víctima los datos, buenísimos, del PIB.
Abusos
Los más débiles
La Diócesis de Bilbao ha sido la primera del país en realizar una ceremonia religiosa dedicada a reconocer el dolor de las víctimas de abusos sexuales. Que el lugar elegido haya sido la catedral, el oficiante el obispo y la ceremonia haya estado abierta a quien quisiera asistir, transmite un mensaje infrecuente en la Iglesia española. Tampoco es frecuente la claridad con la que habló ayer el obispo Segura. Definió los abusos como «actos de pura maldad». Y se refirió así a los agresores: «Probablemente no hay vida más absurda que la de quien, supuestamente entregado a la causa noble del Evangelio, se esconde tras los hábitos para destrozar a las personas más débiles». Ese es el tono. Debería tenerlo en cuenta el portavoz de la Conferencia Episcopal. Lo siguiente tal vez sería recordar que tampoco pasa nada por mostrar la determinación ejemplar antes en las instancias civiles que en las espirituales.
TikTok
Todo en llamas
Mientras arde París y Carlos III pospone su visita porque a los franceses hay un momento en que el cuerpo les pide regicidio, el Gobierno de Francia prohíbe que sus funcionarios tengan aplicaciones como TikTok o Candy Crush en sus dispositivos de trabajo. Pasó antes en Estados Unidos y en Reino Unido. El ocio adictivo es la puerta del espionaje y nuestra época es francamente extraña: los 'influencers' posan en París frente a las barricadas en llamas. Y Nadia Calviño se estrenó ilusionadísima en TikTok en el momento justo: hace dos meses.
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