'Fangología' hispánica
Parlamento ·
Yolanda Díaz define involuntariamente la deriva del Congreso: «A la mierda»
La sesión de control comenzó con una pregunta del líder de la oposición al presidente sobre la gobernabilidad del país que se transformó en un ... interrogatorio sobre la imputación de Begoña Gómez y las novedades al respecto. El presidente contestó con una tirada sobre la ultraderecha, la máquina del fango, el fango en general, el fango en concreto y Palestina, también Palestina. «¿Por qué miente tanto?», contraatacó Feijóo. «En lo que se ha quedado usted», contestó Sánchez, que remató con lo penúltimo de su factoría de eslóganes: «Quieren quebrarme con su fango y van listos». Fue inadmisible en términos 'fangológicos'. El fango ahoga o sepulta, pero no quiebra. Y a estas alturas de inmersión lisérgica en el relato gubernamental cualquiera sabe que, para quebrar a Sánchez, la derecha y la extrema derecha no usarían la máquina del fango sino la ultratrituradora ultra o el fachamartillo hidráulico. Oiganme en Moncloa: incluso la alegoría más frenética requiere una cierta concordancia metafórica.
Lo mejor fue que, tras el cruce inicial, Aitor Esteban le preguntó al Gobierno por la descarbonización, la reindustrialización y las necesidades de potencia eléctrica y pareció directamente un loco. ¿Qué es eso de utilizar una sesión de control para pedir información sobre asuntos reales e importantes que no animan el movimiento perpetuo de las redes y las tertulias? Sospecho que la falta de costumbre situó a la presidenta Armengol a punto de llamar al orden al diputado del PNV y amenazarlo con retirar «potencia eléctrica» del Libro de Sesiones.
Parecía que no se podía empeorar, pero el Congreso es un naufragio. Los temas importantes saltan las Cortes en su camino del Consejo de Ministros a los jardines sin preguntas de Moncloa y las sesiones de control son meras 'performances' que los partidos usan en sus estrategias de campaña. Ayer Yolanda Díaz jaleó con un «a la mierda» muy risueño y servil un golpe de micrófono final del presidente. Luego aseguró que su intención no fue mandar al infierno a la oposición. Bien pudo ser describir con toda exactitud la deriva bochornosa del Parlamento.
Belorado
Okupa reverendísimo
Para solucionar el lío de las monjitas cismáticas, el obispo de guardarropía y los conventos en el limbo material de la compraventa, el Vaticano ha nombrado al obispo Iceta comisario pontificio. Ignoro en qué consiste el cargo, pero ya se ve que tiene peligro. Los comisarios siempre lo tienen. Los de las exposiciones especialmente. Elevado a la categoría comisarial, el obispo Iceta le exige al obispo sedevacantista y a su mano derecha, presunto sacerdote y barman contrastado, que abandonen el monasterio de Belorado. También se tienen que ir las monjas rebeldes, ya que al separarse de Roma deben de separarse también de sus inmuebles y los monasterios según el Derecho Canónico dependen en última instancia de la Santa Sede. ¿Qué pasará ahora? Al ser el autodenominado obispo don Pablo nostálgico de todos los regímenes antiguos, no debe descartarse que transforme el monasterio en el Alcázar y no solo no se rinda sino que utilice a las monjas como proyectiles o material para construir barricadas. A estas alturas del sainete, la salida serena es improbable. Hago desde aquí un llamamiento a los vaticanistas. Necesito que me confirmen si la Guardia Suiza tiene brigada desokupa.
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