Miedo móvil
El Mobile se cancela por una situación que es de fuerza mayor pero no se ve por ningún lado
Todo habría ido mejor si las empresas del sector del telefonito hubiesen avisado de que no acudían al Mobile como avisó E.B. White de ... que no pensaba sumarse a un colectivo de artistas a favor de Eisenhower. «Gracias por su carta invitándome a unirme al Comité de las Artes y las Ciencias», respondió el escritor telegráficamente. «Debo declinar, por razones secretas».
Cierto que lo del Mobile es algo distinto, más serio y complicado. Pero quizá apelando a las razones secretas no se habría organizado con el coronavirus un lío que tiene algo de abstracción fantasmal y va a causar sin embargo un daño enorme y concretísimo.
Ayer, en el acto en el que se explicó la cancelación de la gran feria tecnológica, John Hoffman, el mandamás del congreso, habló una y otra vez de una «situación de fuerza mayor». No hablaba del mundo real, sino del mundo paralelo de los contratos y las indemnizaciones. Porque dónde puede estar la causa de fuerza mayor en el mundo real es algo que tampoco se sabe. En España, en Europa y en la mayor parte del planeta la gente no deja de viajar, reunirse, darse la mano y trabajar. Si está el Sporting de Wuhan, o como se llame, entrenándose en Málaga. Eso explica que ayer la alcaldesa de Barcelona y la delegada del Gobierno escuchasen a Hoffman como si fuese en realidad Von Hoffmansthal y estuviese leyendo uno de sus cuentos sombríos. Ada Colau y Teresa Cunillera dijeron después que era todo una lástima, pero que en Barcelona no hay ninguna alerta sanitaria. La delegada del Gobierno habló de una «epidemia de miedo».
Y ni siquiera eso se entiende. Lo del miedo. Porque el coronavirus es sin duda un asunto preocupante, pero es también el menor de los peligros que afronta la salud de cualquier individuo que abandona su hogar, su entorno, su rutina, y acude a un congreso profesional en Barcelona, esa ciudad con playa y un local hostelero por cada ciento cincuenta habitantes. Cómo vamos a creer que el coronavirus amilana a quienes tantas veces hemos visto afrontar, con ejemplar entereza, los peligros de la intoxicación, la confusión, la ataxia, la crisis hepática, la midriasis, la taquicardia, el chancro o la clamidia. Que son los verdaderos enemigos del congresista.
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