El mal menor
Habiendo escuchado ayer en el Parlamento a Sánchez en las intenciones que ha etiquetado de Programa de Gobierno, a Casado y Sánchez en un vergonzoso ... y preocupante rifirrafe (¿vuelven las dos Españas?), y la primera frase de Abascal, y vistas las cosas desde Euskadi, me reafirmo en lo que escribí en estas páginas hace un par de meses: mi opción por el Gobierno PSOE-UP frente al de las derechas, PP-Vox y Ciudadanos y otros. No que apruebe muchas de las cosas que ha desgranado Sánchez en sus propuestas. Así la publificación y estatalización a ultranza y el olvido (?) gigantesco de toda iniciativa social en educación, sanidad, dependencia, economía y finanzas, ONG, espiritualidad etc., limitándose, y con mil remilgos, al mundo de la empresa. Pero ante los dos principales conflictos políticos (insisto que políticos) que tiene actualmente España, opto por la solución que propugna Sánchez. Reconoce que hay sentimientos de pertenencia diversos en el Estado español, lo que exige diálogos institucionalizados. Particularmente la Mesa de diálogo bilateral entre el Gobierno de España y el Govern de Catalunya, porque en Catalunya, y en ninguna otra autonomía, radica, hoy, el mayor problema político en España.
También apruebo cuando critica la judicialización de la política. Martin Pallin, magistrado emérito del Tribunal Supremo, escribía ayer en un artículo que la monarquía española es parlamentaria y no debe ser «una monarquía regida por los jueces», menos aún por un órgano administrativo como la Junta Electoral Central.
La única, y bienvenida, mención a Euskadi ha sido para decir que se abordarán las transferencias pendientes, cuando destacados dirigentes del PP en Madrid y no digamos los de VOX y Ciudadanos, propugnan su eliminación o limitación. Además, ha abogado por «una España descentralizada y federal en una Europa federal y unida», idea que comparto plenamente.
Me complace que este Gobierno PSOE-UP cuente con el apoyo del PNV y la abstención de Bildu, quien da un paso más (como Unidas Podemos) en la integración crítica (bienvenida sea) en vez de la sola protesta antisistema, donde no se construye nada. Pero mientras el PNV busca para Euskadi que vaya completando sus competencias hasta casi convertirse en un Estado confederal en España (aún queda trabajo por delante), buscando abrirse paso en Europa (dura, pero transcendental labor), Bildu todavía fantasea con el decimonónico Estado soberano, ya fenecido. Como sostienen el PP, VOX y Ciudadanos. Son partidos que miran al pasado y no al futuro.
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