Llámalo restricción
Furgón de cola ·
Pedro Sánchez invita a no hablar de un toque de queda tras decretar el toque de quedaAmí me anuncias medio año de estado de alarma con toque de queda incluido, pero terminas con una reflexión semántica y solo retengo lo último. ... Si terminas con una curiosidad sintáctica puedes instaurarme antes la dictadura del proletariado o la monarquía tribalista. Y condenarme a muerte. Ni me entero.
«Podemos ir acuñando una nueva expresión que nada tiene que ver con el toque de queda», dijo ayer Pedro Sánchez tras anunciar, precisamente, el toque de queda. Y yo abrí los ojos como el niño al que le dicen que hay helado. «Es una restricción de movilidad nocturna», continuó el presidente. «Nada que ver con el toque de queda».
Sánchez pidió a los medios «pedagogía». Pues allá voy. Amigo lector: lo que entró ayer en vigor es una excepcional restricción de movilidad nocturna ordenada por el Gobierno, no un toque de queda, que, según la RAE, es la «medida gubernativa que, en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito en las calles durante determinadas horas, generalmente nocturnas».
O sea, lo mismo. El problema es la connotación. El presidente quiere ahorrarles a las personas mayores el susto. No es por él. Es por no exagerar y mantener la calma y el buen ánimo. Como cuando Sánchez propuso la pedagogía de no llamarlo 'trifachito' sino 'asociación episódica de partidos variopintos y votados por queridos compatriotas que se sitúan en mayor o menor medida a la derecha del PSOE'. Ah, no. Eso no pasó. Entonces sí va a ser por él mismo.
Ayer el presidente dijo que la epidemia afecta a todo el mundo, que al Congreso va a ir el ministro Illa, que ahora se encargan las comunidades y que el toque de queda obedece a criterios científicos y además no es un toque de queda.
Es curioso:un líder atrae la responsabilidad y Sánchez tiende a expelerla. Y eso que toque de queda no suena tan mal. Hasta alude a la quietud. En Francia, Inglaterra e Italia se decreta el 'cubrefuegos', voz medieval que viene del toque de campanas que se daba al anochecer para que se apagasen los fuegos de las casas. 'Toque de recolher', dicen los portugueses, tan elegantes. Necesitan para decretarlo el 'estado de calamidade', que es nuestro estado de alarma, solo que dicho con más poesía y, ya se ve, con mucha más precisión.
ERDOGAN
Europa revuelta
Ejemplo práctico de cómo funciona la desestabilización o la pesca en río revuelto. Un profesor francés es asesinado por un ruso de origen checheno en Conflans-Sainte-Honorine, a veinte kilómetros de París. Entre los instigadores del crimen que han sido detenidos, el padre de una de las alumnas de la víctima y un activista islámico, ambos franceses de origen marroquí. Tras el suceso, el presidente francés, Emmanuel Macron, habla de perseguir al islamismo fanatizado «sin estigmatizar a los musulmanes». ¿Y quién responde a eso? Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. ¿Qué tiene que ver Turquía? Nada, pero Erdogan considera que Macron «necesita un tratamiento de salud mental». Antes, el presidente turco había apoyado el boicot de productos franceses. Mientras le daba a Macron lecciones de libertad religiosa, como si fuese más peligroso ser musulmán en París que ser cristiano armenio en Estambul.
COVID-19
La aplicación
Piensas en qué armas tenemos hoy que nos den ventaja sobre una epidemia y la respuesta es inmediata: la tecnología de localización. Sin embargo, la 'app' Radar Covid no despega. Lleva menos de 5 millones de descargas y necesita casi el doble para tener buenos resultados. El presidente insistió ayer: utilicen la 'app'. Sorprende mucho que eso no se diga más, por otros medios, constantemente. El objetivo es difícil, pero no debería ser imposible:la aplicación de Zara está descargada en los teléfonos de más de 10 millones de españoles.
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