Helvética y moral
Furgón de cola ·
Se aprueba en referéndum la prohibición de usar burka y niqab en el espacio públicoEn Suiza celebraron ayer un referéndum sobre un asunto llamativo: la prohibición de cubrirse el rostro en el espacio público. Es evidente que en el ... pequeño y próspero país debían de tener un gran problema con eso. Imagino que todo el mundo iba por Basilea o Ginebra tapándose la cara con máscaras y antifaces, puede que con las manos. Y, claro, con el rostro cubierto la gente se pegaría unos golpes tremendos. Luego, además, te saluda un encapuchado y tú no sabes si es tu amigo Walter, el gestor bancario de altos patrimonios, o tu amiga Úrsula, la alta funcionaria del COI. Así no se puede vivir. Llegas después a casa pensando que Suiza se hunde y te encuentra a tus hijos suizos con unas fundas de cojín en la cabeza. Como no hay manera de identificarlos, ni siquiera puedes cumplir con tu obligación y culpar de todo al chiquillo que te cae peor.
El resultado del referéndum fue de menos de un 52% a favor de la prohibición. Pero, asombrosamente, su convocatoria no tenía que ver con suizos enmascarados sino con suizos que no quieren que haya musulmanas con velos integrales por la calle. El plebiscito fue cosa de la derecha populista del país y nos recuerda el extraño prestigio de los referéndums. Se convocan siempre desde el poder, pero disimulan por arte de magia su evidente factor coactivo. Pueden ser además instrumentos altamente demagógicos que ocultan una traslación interesada de la responsabilidad. Quizá recuerden algún ejemplo reciente: un país seguro al 51,9% de que debe lanzarse por un abismo desconocido. Siguiendo con porcentajes, en Suiza hay un 5% de inmigración musulmana. Pero son en su mayoría musulmanes europeos. Llegaron de los Balcanes. Así que la Universidad de Lucerna calcula que nadie en Suiza lleva burka y no habrá más de treinta mujeres con niqab. La prohibición de utilizarlo en la calle se transformará para ellas en una prohibición más cruel: la de salir a la calle.
«Va usted a meterse con los suizos, ¿eh?», le decía un amigo a Julio Camba al comienzo de uno de esos artículos que parecen escritos anteayer y tienen más de cien años. Camba contestaba que no, ya que los suizos no existen como tales: son solo una fuerza invisible de atracción para el dinero de los demás.
TVE
Monos en estéreo
A Televisión Española se le colaron en la retransmisión de los Goya por Facebook los comentarios machistas de unos cámaras que cubrían la alfombra roja. Mientras enfocaban actrices, los tipos se comportaban como primates, juzgándolas por sus kilos, sus curvas o sus tatuajes. Fue un escándalo. Pero uno técnico: Televisión Española debería retransmitir las cosas bien. El asunto avanza sin embargo por el lado moral y la cadena expedienta a los trabajadores por sus comentarios, que eran de la peor estofa, pero también privados. El modo en que esta clase de episodios saltan al espacio público es siempre problemático. Sería mejor juzgar a la gente por lo que hace y no por lo que dice. Y echarle un poco de coraje. El PP sabe que Pablo Iglesias no mostraba ningún «semblante psicópata y machista» en aquello que se filtró sobre Mariló Montero. Sencillamente, nadie sobrevive a la publicación de sus mensajes de WhatsApp.
País vasco
Sábado noche
El parte de multas del finde al sector juerguístico es un clásico de la pandemia. Como hasta aquí no llegan aún los franceses, los sancionados son más bien autóctonos. Este fin de semana se han puesto en Euskadi más de doscientas sanciones por infringir el toque de queda y las limitaciones de reunión. En Vitoria pillaron a trece personas de fiesta en la habitación de un hotel. Ojalá fuese una habitación pequeña. En Ondarroa cazaron a ocho personas de botellón en el cementerio. Es la fatiga pandémica del sábado noche, como quien dice.
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