Futuro y gambas
Lemoiz ·
El Gobierno vasco recibe los terrenos de la central de LemoizA un mes de las elecciones, cualquier suceso es susceptible de transformarse en epopeya. Ayer el PNV en Madrid avisó de pronto de que tenían ... algo urgente que comunicar. «Se ha pactado la 'grosse koalition' con Aitor Esteban presidiendo el Gobierno de España y llevando al país a una armonía y una prosperidad nunca vistas», pensé yo, forzándome a ser realista.
Me equivoqué. Lo que Aitor Esteban anunció es que el Gobierno central traspasa al Gobierno vasco los terrenos de la central de Lemoiz. Tampoco está mal, pero igual no es para andar dando semejantes sustos. En viernes, además.
Se trataba por supuesto de ahuecar un poco las plumas de la influencia en Madrid. De hacerlo pasando por alto el detalle de que esta cesión de terrenos en concreto la pactó el PNV hace más de tres años con el gobierno de Rajoy, el mismo gobierno que el PNV dejó caer en junio del año pasado tras asegurarse, eso sí, de que el presidente entrante asumía los compromisos del presidente extinto. ¿Pero cómo no va a influir el PNV en Madrid si quita y pone presidentes?
Otra cosa es que con tanto trajín se termine liando un poco todo. El pasado junio Arantxa Tapia reconocía que la tardanza en la transmisión de los terrenos había espantando a algunos inversores interesados en la idea del Gobierno vasco para Lemoiz: una piscifactoría.
De ese proyecto tuvimos noticia dos años antes. Entonces llegó a especificarse que lo que podría darse muy bien en la piscifactoría futura serían gambas y langostinos. También salmones y rodaballos. Aquello en un primer momento llamó mucho la atención, pero no tardó en convertirse en la clase de proyecto del que cualquiera con alma se enamora. Por la idea del marisco posnuclear, claro. Pero también porque, si el futuro pluscuamperfecto no existe en términos gramaticales, sí lo hace en términos filosóficos y es siempre un tiempo que está por llegar y en el que las gambas tienen un enorme protagonismo.
El problema es que cuando se tenía la idea, y quizá los inversores, no se tenían los terrenos. Ahora se tienen los terrenos, pero no sabemos si se mantiene el sueño de las gambas, si la inversión resiste o si el Gobierno trabaja con ideas aún mejores. Salió ayer tan rápido Aitor Esteban que no ha dado tiempo a demasiadas aclaraciones. Un viernes al mediodía. Imagínense.
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