Otra oportunidad perdida
Editorial ·
El debate de la 'ley Celaá' confirma que ni el Gobierno ni la oposición sintonizan con las preocupaciones reales de la comunidad educativael correo
Sábado, 14 de noviembre 2020, 00:32
El proyecto de Ley orgánica de Modificación de la LOE, que quedará como 'ley Celaá', salió ayer de la comisión del Congreso más o menos ... tal como entró, incluida la sonada variación que relegaría la lengua castellana a muy segundo plano en las comunidades que cuentan con «lengua propia». El registro del proyecto y su debate parlamentario han coincidido con el momento más inoportuno para una discusión franca dentro de la comunidad educativa y entre ésta y los poderes ejecutivo y legislativo. Entró en Cortes a la semana siguiente del estado de alarma de marzo. Durante la primera ola y la segunda de la epidemia, familias, docentes y alumnos se han visto abrumados por la urgencia de que las clases siguieran y de asegurar la salud de estudiantes y profesorado, así como de sus respectivos convivientes. De modo que no resultaría exagerado señalar que el texto y su tramitación se han visto encapsulados en una burbuja política a la búsqueda de una inmunidad particular que contradice la naturaleza del asunto: ofrecer al país un marco legal consensuado para que los protagonistas directos del hecho educativo -alumnado, docentes, madres y padres o tutores- se encuentren con el resto de la sociedad y de las instituciones para procurar el progreso común en igualdad de nuestros menores.
Otra oportunidad perdida en la que el Gobierno PSOE-Unidas Podemos prioriza la impronta de su marca y su complicidad con el independentismo sobre los avances que presenta el articulado, y la oposición elude cualquier compromiso de fondo sobre el futuro del sistema educativo español. Nada menos que mil enmiendas al proyecto rechazadas o desdibujadas en medio de la confrontación. Es posible que los legisladores de una y otra bancada hayan llegado a creer que la educación depende única o fundamentalmente de la 'ley Celaá', cuando en realidad depende de la dotación presupuestaria que provea de recursos docentes y materiales al sistema.
En España no se enseña bien ni se enseñará mejor por lo que dicten las normas educativas, sino porque haya miles y miles de profesionales motivados en el empeño de que todas las niñas y todos los niños puedan explorar el máximo de oportunidades. Y millones de madres y padres animándoles a hacerse mayores desde la sabiduría que da el amor. Gobierno y grupos parlamentarios deberían someterse a una cura de humildad para situarse a la altura de la comunidad educativa y sus prioridades reales.
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