Pradales, calma y tensión
Las fricciones en temas clave como el euskera y la inmigración examinan la estabilidad del Gobierno PNV-PSE tras un año de gestión sin agobios
Imanol Pradales celebra su primer año como lehendakari en un momento de fuertes tensiones con el PSE, su socio de Gobierno, que vienen a alterar ... el sosiego del mandato. A pesar del traumático relevo de Iñigo Urkullu como candidato del PNV, Pradales ha imprimido a su mandato la calma, el sentido común y la vocación institucional que caracterizaron la etapa de su antecesor, con énfasis en la defensa de un marco bilateral de relaciones con el Estado, pero sin estridencias ni agobios. Quizá por eso, los vascos consultados por el Deustobarómetro suspenden con un 4,7 los primeros 12 meses del Gabinete que preside -peor nota que el 5,4 del Sociómetro que le valoró como líder en noviembre-, al considerar que no hay grandes cambios con respecto al legado de Urkullu.
El político de Santurtzi se ha volcado en impulsar la renqueante industria con una inversión de 2.000 millones, pública y privada a partes iguales. También en aplacar la conflictividad en Osakidetza, Educación y la Ertzaintza, saldada con menor o mayor acierto por su alto coste. El objetivo es que el esfuerzo en las arcas públicas no solo mejore las plantillas, sino que sirva para atajar la creciente inseguridad y recuperar la calidad en la sanidad y el nivel académico escolar.
Al frente de un Gobierno en coalición con el PSE, la estabilidad ha sido la tónica general entre los socios, siempre con un ojo en cómo la izquierda abertzale avanza por el carril central con llamadas a completar su recorrido ético. Pero la relación no está exenta de fricciones como se ha demostrado en dos asuntos candentes de la legislatura: el peso del euskera y la gestión de la inmigración. Son dos desafíos pendientes para los partidos que sostienen al Ejecutivo, capaces de poner a prueba la solidez del pacto. Y más tras la decisión unilateral del PNV de blindar la exigencia de la lengua vasca en las OPE, una medida que «incumple» el acuerdo de gobierno, según los socialistas.
Por sus implicaciones en la educación y el trabajo en una Euskadi en transformación, el reto lingüístico y el demográfico precisarían del mayor consenso parlamentario posible para protegerlos de refriegas partidistas y facilitar la convivencia. El análisis «exhaustivo» de la contratación pública en los últimos 10 años, anunciado ayer por Pradales en pleno impacto de la corrupción del PSOE, podría elevar la tensión con su socio. Es un gesto oportuno que debe ir hasta el fondo para no quedarse en el mero oportunismo, aunque «no haya indicios» hoy de una 'caja de Pandora'.
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