Olas de calor, golpe de realidad
El cambio climático es un golpe de realidad que obliga a introducir severas correcciones en nuestro modo de vida para adaptarnos a un calentamiento global ... que, lamentablemente, parece imparable y acaba de saldarse con el junio más cálido desde que hay estadísticas. Los ajustes deberían ser dobles. Por un lado, soluciones sobre la descarbonización para no cejar en el empeño mundial de frenar las temperaturas, un fenómeno que provoca olas de calor cada vez de mayor gravedad y en progresión creciente. Solo en Euskadi podrían estar detrás de la muerte de 26 personas el mes pasado -380 en el conjunto de España-. Su capacidad letal es razón más que suficiente para que administraciones y empresas extremen los controles, en lo que sería el segundo paquete de medidas contra la crisis del clima: la prevención de daños. Es palpable la necesidad de adecuar los protocolos en ámbitos laborales, escolares y sanitarios para evitar exposiciones a tórridos registros, y preparar nuestros municipios para alertas cada vez más rojas. Las islas de calor, en ocasiones meros brindis al sol, la planificación urbana y la reforestación frente a tanto hormigón son algunas mejoras pendientes.
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