Estos días hemos oído, por boca de Miguel Tellado, portavoz del Partido Popular en el Congreso, la propuesta de desplegar buques de la Armada para ... defender nuestras fronteras. La petición, a primera vista, suena bastante belicosa; sin embargo, a renglón seguido, Tellado ha añadido que habría que impedir que los cayucos que ponen en riesgo la vida de las personas que van en ellos salgan al mar. Esa inquietud por la vida de los migrantes entronca, qué duda cabe, con la acción humanitaria. Sucede que desconcierta que ambas concepciones, tan dispares, cabalguen a lomos de un mismo párrafo. En todo caso, creo que esa especie de esquizofrenia está muy presente en la sociedad: un día lloramos por el niño Aylan, y al siguiente, fiscalizamos las ayudas sociales. El problema de la emigración es, desde luego, enormemente complicado; lo que debería ser más fácil es asumir que dentro de unos determinados discursos no caben otros.
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