Respetar la vez

Esa llamada que no se hace causa que nadie aproveche una cita médica perdida

Domingo, 12 de octubre 2025, 00:11

De niño, solía ir con mi abuela Mari al Mercado de La Ribera de Bilbao, al que entonces se le llamaba simplemente la Plaza por ... recuerdo de los tiempos en que no había edificio y la venta se hacía en la plaza, en mesas corridas al aire libre. En los puestos de la Plaza en que se formaba una pequeña concentración de clientes a la espera de que los atendieran, se practicaba el uso de preguntar quién era el último y pasabas a serlo tú, el recién llegado (todavía se hace en algunos). Y también el de la vez. Si te ibas a hacer otra compra en otro puesto mientras quedaban algunas personas por delante de ti, pedías al que iba detrás que te guardara la vez, que volvías enseguida. O si te ibas, cansado de esperar más de lo que habías supuesto, cedías tu vez. Era una sencilla regla de conveniente cumplimiento, ya que no se perdonaba cuando alguien intentaba colarse si regresaba cuando ya había perdido la vez. Recuerdo estupendas y enconadas broncas por esta razón que sin duda ayudaron a formar mi sentido del humor con querencia por el esperpento.

Publicidad

Leí que, según información de Osakidetza, es muy elevado el número diario de personas que no llaman para avisar de que no van a poder acudir a la cita de consulta médica que tienen asignada. Es una reprobable muestra de falta de consideración con el prójimo y de irresponsabilidad con el propio servicio sanitario. Osakidetza intenta paliarlo con avisos recordatorios de las citas por mensaje o llamada, un esfuerzo y tiempo que podría ser empleado en algo más útil si el sentido del civismo de esa gente desconsiderada no fuese tan escaso. Esa llamada que no se hace causa que nadie aproveche esa vez, se pierde. Esa pérdida es importante en las consultas ordinarias de médicos de familia y aún más en las de especialistas, para las que hay demoras de espera que pueden ser de meses. Quizá si los que pasan de llamar pensaran por un momento que aprovechar su turno, su vez, puede ser decisivo en el tratamiento de la dolencia de una persona concreta, que se retrasa por esa dejación, llamaran más. A través del ambulatorio de cada uno atienden enseguida

No es pedir una gran empatía con los demás. Resulta desalentador que tanta gente vaya solo a lo suyo por mera dejadez sin reflexión: que no se les ocurra el perjuicio que ocasionan o no les importe. Me preocupo solo de mis asuntos y nada de los otros me interesa ni ocupa, tiene muchas expresiones. Nos sentimos orgullosos de la sanidad pública gratuita que tenemos en el País Vasco, aunque esté aquejada de serios problemas. Contribuyamos y pongamos de nuestra parte para sostenerla y merecerla.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad