De capa caída
El 'streaming', la mayor conciencia en la materia y la presión legal están detrás del descenso en el consumo ilegal de contenidos
El pirateo en internet y sus secuelas o efectos en el consumo ilegal de música, cine y televisión están de capa caída. La noticia no ... puede ser más positiva para los derechos de autor, los creadores y el conjunto de la industria cultural. Según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, el consumo de contenidos pirateados en el Viejo Continente ha bajado un 15% entre enero de 2017 y septiembre de 2018. La tendencia en España es también muy similar, puesto que el pirateo disminuyó un 14,4% en el mismo periodo. Véase que en nuestro país la caída del pirateo musical ha sido mayor que en Europa, aunque todavía tenemos un grado mayor de consumo ilegal de películas que el de nuestros vecinos. En todo caso el problema parecía tener hasta hace bien poco una difícil solución, dado que las infinitas posibilidades de la tecnología, la extraterritorialidad del delito informático, la complacencia social con las descargas ilegales y la costumbre del 'todo gratis' hacían presagiar un futuro incierto. Entonces, ¿cómo se explica este giro copernicano?
Pues quizás la razón más importante no sea otra que la del éxito logrado por el 'streaming' y las plataformas o los operadores que ofrecen música y cine con muy buena calidad y a precios competitivos o incluso gratuitamente, a cambio de publicidad. Que hasta los piratas también prefieran ahora el pago por la calidad y la variedad que ofrecen Spotify y Netflix lo demuestra el dato de que el 95% de esos mismos piratas suele pagar ocasionalmente por contenidos legales. Además de esto, todo indica que también hay en la actualidad una mayor conciencia en la materia, es decir, un mejor entendimiento sobre la creación y la propiedad intelectual o sobre la gravedad de los delitos que vulneran los derechos de autor y sus consecuencias en la economía o en el empleo. Y no se olvide, tampoco, la presión ejercida en los últimos años contra el pirateo por los cambios legales y la acción judicial y policial. Con todo esto, ¿podemos decir entonces que el problema se ha terminado? Ni mucho menos, porque si el pirateo es tan inextinguible como la innovación, la costumbre del 'todo gratis' es tan imborrable como la memoria de un recuerdo placentero.
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