«Cada presidente enriquece un poco más las fiestas»

-¿Echa de menos el cargo?

-En absoluto, porque a lo largo de la vida hay diferentes momentos. Ahora me toca engrosar la lista de ilustres expresidentes.

-Las comparaciones son inevitables, ¿le incomoda lo que se pueda decir dentro de unos meses?

-No, porque cada directiva tiene su modelo de San Juan. Personalmente tengo mucha ilusión por ver otro enfoque de las fiestas, porque nosotros ya llevábamos mucho tiempo con un formato muy claro. Apostamos por las multiverbenas y reforzar las actividades infantiles, siempre respetando al máximo las tradiciones, y la nueva junta traerá sus ideas. Aunque las fiestas están encorsetadas porque hay actos ineludibles, siempre tienes un margen de maniobra para que cada presidente deje su sello, y eso es lo que enriquece San Juan.

-Si pudiese, ¿cambiaría algo de su gestión?

-Uno de los objetivos, cuando nos presentamos la primera vez, era crear una comisión de cuadrillas, que es algo que no hemos realizado. También es cierto que la comunicación ha sido tan directa con todas que no ha hecho falta.

-¿Cómo definiría su mandato en pocas palabras?

-Paz en el mundo sanjuanero. Hemos sido una directiva muy técnica pero también hemos acabado con ciertas rencillas que existían entre cuadrillas. Cuando llegamos, muchas veían a la Cofradía casi como un enemigo: ese ente ajeno que te cobra por los carnés, que daba órdenes,... En todos estos años, creo que hemos cambiado esa percepción y apaciguado muchos conflictos.

-¿Cuál es su recuerdo más bonito?

-Hay muchos, pero en líneas generales me enorgullece ver que chavales de 20 años van a la Cofradía, sin ni siquiera ser de cuadrillas, a hacerse socios porque saben que es importante ser cofrade. Haber acercado la Cofradía a la gente creo que es uno de nuestros grandes aciertos.

-¿Y el peor momento?

-Sin duda los dos años de pandemia. Cuando escuché a Pedro Sánchez decretar el estado de alarma, lo primero que hice fue descolgar el teléfono y llamar a mi equipo para decirles, que en una situación como la que se avecinaba, no nos podíamos marchar. Hubiera sido una irresponsabilidad dejar la Cofradía en un momento así. La pena por no poder celebrar las fiestas se mitigó un poco con las fiestas virtuales.

-¿Le ha sorprendido que no hubiese candidaturas para sustituirle?

-Tenía claro que en la primera convocatoria no se iba a presentar nadie, porque llevábamos muchos años y se daba por hecho que íbamos a sacar un conejo de la chistera o alguien de nuestro entorno se iba a presentar. Hacía falta que se viera que no íbamos de farol, pero admito que hasta que Davalillo levantó la mano, estaba un poco preocupado.

-¿Qué consejo le daría a su sucesor?

-Que tenga prudencia a la hora de introducir cambios. Es bueno tener ideas novedosas, porque el mundo sanjuanero es permeable al error y si te equivocas puedes dar marcha atrás, pero hay que ser prudente en algunas cuestiones para que las cuadrillas encajen bien esas novedades. Al final son las fiestas de todos los mirandeses y todos remamos en la misma dirección.

-En las últimas semanas se habla mucho de recuperar el espíritu sanjuanero.

-El espíritu sanjuanero es algo que nos ha preocupado a todas las directivas porque representa la esencia de nuestras fiestas. En nuestro caso lo canalizamos a través de la expansión de San Juan, multiplicando las actividades de calle y dando la difusión exterior a las fiestas. Pero todo con el respeto más absoluto a las tradiciones, que también las potenciamos, por ejemplo revitalizando la figura del bombista o con la obra teatral del centenario.

-¿Qué acto está deseando vivir otra vez como sanjuanero?

-El bombazo desde debajo del balcón del Ayuntamiento con mi cuadrilla, sin estar pendiente de todos los detalles. Y eso que Álvaro de Gracia era presidente los meses anteriores, en los que si había mucho trabajo, pero por suerte tenía un gran equipo y a partir del viernes ya no me tenía que preocupar de muchas cosas.