«Las personas viven más, pero también ganan en patologías y limitaciones»

El médico asume que, aunque todas las ramas sanitarias se ven afectadas en mayor o menor medida por esta evolución, son los profesionales de la enfermería los llamados a soportar más parte de la carga. «Son los especialistas en los cuidados. Nuestras demandas ahora mismo apuntan a conseguir una paridad médico y enfermero, lo cual no se cumple», lamenta.

Así, los enfermeros se encargan «de las curas, de que se toman bien las medicinas, de llevar a cabo los controles y seguimientos de la dieta, la actividad física y demás. Dedican mucho más tiempo por paciente que otros profesionales médicos».

En otro orden de cuestiones, las consultas especializadas también deberán ir modificando su forma de trabajar progresivamente puesto que «los pacientes mayores suelen ser pacientes pluripatológicos, por lo que hay que afrontarlos desde un punto de vista más general. Vamos viendo que necesitan más tiempo».

A nivel hospitalario, los ingresos de personas mayores de 65 años también acostumbran a ser más duraderos por sus propias características. «Nos hace cambiar un poco el proceder médico. De hecho, para la asignación de pacientes, se tiene en cuenta esta distribución de la edad que tienen los cupos», avanza Solórzano.

Y es que, según esgrime el coordinador del Miranda Oeste, los responsables de los espacios sanitarios de la ciudad tratan de modular los cupos de los sanitarios atendiendo a la edad de los pacientes. «Estamos intentándolo hacer con más o menos carga asistencial dependiendo del cupo de personas mayores de 65. En este sentido, el cupo más bajo de pacientes sería 1.100 personas asignadas a cada médico de mi centro, mientras que el máximo es de 1.500 pacientes. Todo esto depende de los grupos de edad asignados, si tienes 500 pacientes mayores de 65 años, que es el máximo, tendrás menos carga del resto de pacientes; mientras que con 300 pacientes mayores, el mínimo, pues pasaría al revés», reitera.

Solórzano aboga por intentar mantener a las personas mayores en sus casas el máximo de tiempo posible, «por lo que necesitamos el máximo de recursos para ello. Estamos hablando de alimentación, cuidados y otras asistencias». Por último, con vistas al futuro cercano, advierte que «ahora mismo estamos sufriendo mucho por la falta de profesionales. El planteamiento teórico apunta a tener los recursos profesionales para dar respuesta a este envejecimiento progresivo de la sociedad. Ahora no los tenemos pero, en un futuro, espero que sí».